Páginas

martes, 19 de octubre de 2010

EDUCACIÓN ESOTÉRICA DE LOS 14 A LOS 21 AÑOS - De la Revista Luz Universal




EDUCACIÓN ESOTÉRICA
DE LOS 14 A LOS 21 AÑOS

De la Revista Luz Universal



Antes de los 14 años el Cuerpo de Deseos del niño se encuentra
en incubación, pero a partir de esta época nace totalmente y es el
momento en el que los sentimientos y pasiones empiezan a ejercer su
poder sobre el ser humano.

Cuando los deseos y las emociones están sin freno, entra el
niño en el período más peligroso de su vida, la edad de la ardiente adolescencia,
pues entonces el Cuerpo de Deseos predomina y la mente, que
aún está en incubación, no ha nacido para actuar como freno de las emociones.
De ahí que en esta crítica edad, el niño adolece de todo, debido a
que sus emociones lo manejan y fácilmente.

En este período de prueba, el joven que haya aprendido a reverenciar
a sus padres y profesores, tendrá mucha fortaleza contra el atolondramiento
y violencia de los sentimientos. Si ha sido acostumbrado a tomar todas
las cosas que sus mayores le dicen con la mayor confianza y esto le han
dado una educación discreta y prudente, habrá desarrollado, para este momento,
un sentido inherente de amor a la verdad, el cual actuará de guía;
pero en la medida en que haya sido restringido de hacer su voluntad así
estará propenso a ser arrastrado por la fuerte corriente emocional.

Durante los primeros años el niño se considera formando parte
de una familia y está subordinado a los deseos de sus padres, pero a
partir de los 14 años nace el sentimiento de independencia. La razón de
esa liberación es que antes de los 14 años la glándula timo contiene una
sustancia suministrada por los Padres, de la cual el niño extrae, durante
su infancia y niñez, los elementos necesarios para fabricar su propia sangre.
Esta glándula, que se encuentra en el pecho del recién nacido, va
disminuyendo gradualmente de tamaño, y a los 14 años de vida, la médula
roja en los huesos del niño toma la función de construir su propia sangre.
Por esta razón antes de la adolescencia, la sangre familiar es la que
fluye en el niño, considerándose como parte de la familia y no como un
Ego. Pero en el momento en que comienza a manufacturar su propia
sangre el Ego se impone a sí mismo. Entonces ya no es el niño o niña de
papá, sino que tiene identidad propia, es un Yo y entonces llega a la crítica
edad en la que los padres cosecharán lo que hayan sembrado. La mente
no ha nacido aún; nada mantiene en jaque a la naturaleza de deseos y su
estabilidad emocional dependerá mucho de cómo el niño haya sido educado
durante los primeros años de vida. Tendrá gran capacidad de manejar
sus emociones, si ha sido levantado en un ambiente moral alto y si
ha seguido fielmente el consejo y la autoridad sabia de sus superiores.

En este momento de la vida, cuando el sentimiento del Yo es
más fuerte que en ningún otro momento, la autoridad que debe imponerse
en el segundo septenario de vida debe ceder el paso a la advertencia
y al sabio consejo. Es el momento en el cual debe enseñársele a que
investigue las cosas por sí mismo, para que de este modo forme conclusiones
individuales. Cuanto más estudie y observe cuidadosamente, más
certeras serán sus críticas, y sus opiniones serán al mismo tiempo más
fluídicas para examinar nuevos hechos y adquirir nuevos conocimientos.

En esta época también madura el Éter de Vida de su Cuerpo
Vital, aquel que facilita la procreación y por esto nace igualmente el impulso
de buscar pareja para realizar la perpetuación de su especie. Por lo
tanto, cuando un niño llega a los 14 años de edad se le debe educar en
cuatro pautas principales acerca de las responsabilidades que debe afrontar
de ahora en adelante. La primera de ellas será sobre la función y el
cuidado de los órganos sexuales, la segunda sobre la pureza moral, la
tercera sobre el control y el dominio de los deseos prematuros o
sobreestimulados y la cuarta sobre los beneficios del control moral. Los
padres deben explicar fisiológicamente que no hay implicarse en relaciones
sexuales hasta tener 21 años de edad. Ello es debido a que los vehículos
inferiores como son el Cuerpo Físico, el Vital, y el Emocional y el
Mental, no están plenamente integrados y alimentados hasta los 21 años.

Las niñas comienzan esta integración desde los 15 o 16 años, a fin de
prepararlas para los deberes de la maternidad, en tanto que los hombres
lo hacen un tiempo más tarde. Entre los 14 y los 21, la energía sexual se
usa para conectar, relacionar, integrar y fusionar los cuerpos de modo tal
que actúen como una unidad. La relación sexual prematura impide tal
integración, y la unificación de los cuerpos se demora o no se alcanza
nunca. Como resultado de esto, la persona no tiene coordinación en su
naturaleza, lo cuál está cohesionada. Hay en ésta brecha de comunicación,
como en una máquina que no funciona adecuadamente en sus
movimientos rítmicos y cíclicos. Cuando esto ocurre, el cuerpo, las emociones
y la mente son propensos a las fuerzas negativas del medio ambiente
como son los gérmenes, las radiaciones electromagnéticas, las
emociones y los pensamientos negativos. Por otra parte, un mecanismo
no integrado no puede transferir energía adecuadamente. No puede transferir
la Luz, cuya dirección proviene del Espíritu, hacia el cerebro. Y carga
a la sangre y a las glándulas y debido a una falta de coordinación avanzada
y perfecta entre los cuerpos y el Espíritu, el hombre no puede recibir
guía, y su vida corre sin una finalidad, sin una meta, y se convierte en un
problema para sí mismo y para los demás. Las naciones degeneran cuando
los jóvenes desperdician prematuramente su energía sexual.

La creencia general supone que la masturbación es un método
de liberación de la tensión sexual. Pero en realidad la masturbación se
parece a hacer rotar un motor sin aceite o poner en cortocircuito un sistema
eléctrico. Está practica vacía a la persona de su energía física, vital,
emocional y mental. Debido a esto, la persona pierde su magnetismo e
interés por los demás, impidiendo esto las correctas relaciones entre
amigos, esposos, y con la comunidad, bloquea el contacto de esa persona
con su Espíritu, con su naturaleza divina. La masturbación debilita los
cinco sentidos y vuelve a la persona propensa a la irritación y a la
negatividad. También crea una tensión en el cuerpo Etérico e interrumpe
la circulación armoniosa de la energía entre los chakras del Cuerpo Etérico
y las glándulas del Cuerpo Físico. Especialmente, agota la energía de los
pulmones, de la garganta, de la columna vertebral y el hígado.

Enseña al joven a poner su amor en la Ley del Señor, así
será como un árbol plantado a la orilla de un río que da su
fruto a su tiempo y se marchitan sus hojas.

A los jóvenes debe instruírseles sobre cómo ir a dormir. Por
ejemplo, dormir con las manos y los brazos fuera de las cobijas, que
vistan pijamas o ropa interior sueltas, que antes de dormir no vean cosa
obscenas en revistas televisión o cualquier otro medio publicitario, y que
interrumpan todo género de imaginación sexual. Igualmente debe
acostumbrárseles a levantarse temprano, pues permanecer en la cama
hasta altas horas del día genera imaginación sexual. Es necesario enseñarles
que existe en el comercio cualquier cantidad de literatura que incita
a la gratificación y al deseo sexual, con el único propósito de obtener un
beneficio económico, pero sin tener en cuenta el perjuicio moral que se
pueda ocasionar. El incremento de la pornografía infantil actualmente está
aumentando la degeneración sexual. ¿Qué debe esperarse de los niños,
a los cuales se les enseña cómo experimentar el sexo en sus diferentes
formas, especialmente cuando su energía e interés se concentran en sus
órganos sexuales? Es necesario también analizar las películas y los programas
televisivos con los jóvenes y mostrarles las sutiles sugerencias
ocultas en los gestos, las poses y las sonrisas. Así al revelar les las motivaciones
existentes detrás de todas esas cosas, aprenderán a discriminar
y tendrán valor para resistir estas malas influencias. Es indispensable
detener un poco el origen de la contaminación moral tratando de construir
un buen carácter en los hijos, para que una vez alejados de la influencia
paterna, no caigan en la trampa de integrarse a una vida baja delictiva.

Durante el período de la adolescencia, los padres deben practicar la
mayor tolerancia, pues no hay momento en la vida de un ser humano en
que se halle en necesidad de tanta simpatía como durante el lapso de
tiempo que va de los 14 a los 21 años, cuando la naturaleza emocional es
predominante y sin freno. Recordemos que solamente aquellos educados
adecuadamente, teniendo en cuenta el desarrollo interno evolutivo,
sortearán las pruebas a fin de ser los conductores de futuras actividades
de liberación.

* * *

468 - JOYAS ESPIRITUALES - 06/01 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY


No hay comentarios:

Publicar un comentario