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viernes, 22 de octubre de 2010

LA ESPIRAL DE LA VIDA



LA ESPIRAL DE LA VIDA
Por Eugene E. Thomas
Revista Rosa-Cruz de Oro

Cuántas veces pensamos que la vida se mueve con gran monotonía!
Parécenos que los días, las semanas y los meses se siguen
unos a otros en un círculo monótono, siempre con las mismas responsabilidades.

¡Cuántas veces dejamos correr el pensamiento y nos vamos
en un viaje imaginario por mares desconocidos! Vemos las blancas
velas de nuestra fuerte nave hinchadas por la brisa según ésta se
desliza suavemente hacia el maravilloso país de nuestra fantasía. Hasta
llegamos a sentir la suave brisa del trópico acariciar nuestras mejillas.

El hechizo seductor de otras tierras nos llama con voz tan insistente
que anhelamos romper los grilletes que nos atan y obedecer el impulso,
importándonos poco el precio a pagar. ¡Los lejanos pastos nos
parecen tan verdes! El romance y la aventura nos sonríen desde el
horizonte. Nos imaginamos protagonistas de actos heroicos y nobles
acciones como parte de una serie de acontecimientos llenos de encanto.

Nos envolvemos en la red plateada del encantamiento y, de
pronto despertamos a la realidad de la vida, nuevamente en el lugar
anterior, en el mundo de siempre. Entonces sentimos como si la belleza
de nuestra vida hubiese desaparecido; que no hay ninguna relación
entre nuestros ensueños y la realidad, sino que parecen ser dos cosas
completamente distintas.

Esto ocurre porque hemos estado mirando las cosas desde
un punto de vista extremo solamente. Al ir en pos de la felicidad, hemos
pasado por desapercibida la aventura más sublime y verdadera -
la del despertar del alma-.

En la vida, las cosas no se repiten, ningún acontecimiento
ocurre de la misma manera dos veces. La evolución nos lleva continuamente
hacia adelante, en ascendente espiral. La nota clave del
Universo es el progreso eterno y éste, en su paso majestuoso nos
envuelve en sus fuertes corrientes.

La vida nos parecerá aburrida y monótona únicamente hasta
el momento en que descubramos los tesoros que yacen en el Ser.

En el mundo de la Imaginación Creadora abundan insondables misterios
que al rebuscarlos y dar con ellos, nos producen los mayores
goces y delicias. Al llegar a comprender su orígen divino, el Alma, por
tanto tiempo atada y prisionera de la ignorancia y la duda, nos habla
de glorias que podemos alcanzar y de alturas espirituales a las que
podemos volar, con la promesa de encontrar esa perfecta paz, que
por tan largo tiempo hemos buscado.

Todos los momentos de la vida contienen grandes tesoros;
más de los que estamos preparados para recibir.

En nuestra trayectoria por la espiral de la vida, nunca volveremos
atrás a las mismas situaciones que una vez conocimos. Muchas
veces nos parecerá que estamos pasando por una situación similar,
pero si nos detenemos a investigar, veremos que lo que ha pasado
es que hemos llegado a un punto inmediatamente arriba de la
situación anterior. Ha ocurrido que hemos caminado hacia adelante y
hacia arriba, en espiral ascendente, quedando cada vez a un nivel un
poco más alto, según damos la vuelta a la espiral.

Esta Ley de la vida debería ocasionarnos gran goce, pues
más allá de las sombras que deja la desencarnación de nuestros seres
queridos, brilla la felíz promesa de reunirnos con ellos en un radiante
“mañana”. No nos han abandonado aunque se encuentren ausentes
físicamente; la tan temida vejez se despoja de su vestido de
luto y se cubre con un blanco y brillante manto. Nos damos cuenta
entonces que cada paso que damos hacia los “sesenta años” sencillamente
representa progreso. Mientras más pronto entreguemos nuestro
cuerpo físico a la tierra, más jóvenes seremos. Los amigos se conocen
y luego parten y nos parece que ha habido una separación; Si
tenemos en común las mismas ambiciones, volveremos a encontrar
nos en vidas futuras. Cada vez que la espiral de una vuelta, aquellos a
quienes hemos querido, vendrán a nuestras vidas nuevamente.

Esta ley de evolución es aplicable tanto a las naciones como a
los individuos. Cada persona es incluida en el movimiento envolvente del
ciclo de vida de su nación, así como en el de toda la humanidad, además
de en el de su propio círculo de evolución; lo que nos explica por qué
podemos tomar parte en la labor del progreso de la creación. Hasta el
punto que desarrollemos y desplegemos nuestros grandes poderes espirituales
y permitamos que la Luz Divina interna, nos irradie y se refleje en
nuestros pensamientos y acciones, así, hasta ese punto cooperaremos
en la evolución de cada criatura o cosa que existe. El todo debe ser afectado
por la acción de cada unidad individual. Según las palabras de
Jesús:”Si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mí mismo”.

¡Que bien amado por el creador debe ser el hombre cuando lo
ha dotado de tan estupendos y divinos poderes! Y, no menosprecien nuestras
responsabilidades, puesto que éstas también son muy grandes.

Este movimiento de vida hacia adelante, ha sido descrito
como “una ancha cinta compuesta de los siete colores del arco iris,
cada color con su correspondiente vibración y su propia expresión de
vida, sin embargo, envuelto todo alrededor del candente corazón de
una gran espiral”. Podemos ver que esta ancha faja se compone de
muchas unidades dentro de unidades, ocupando cada una su lugar
particular, en la fuga del tiempo a través del arco de la Eternidad.

A cada vuelta que da la Rueda de la Vida, los Seres Superiores
escogen a sus mensajeros de entre aquellos mortales que han
dado ya ciertos pasos para desarrollar sus poderes divinos y que, como
consecuencia, han evolucionado cualidades necesarias para resistir
las fuertes experiencias que habrán de tener en la última vuelta de su
espiral. No nos desalentemos, por lo tanto, si nos parece que no podemos
soportar las experiencias que nos llegan. Puede ser que nos haya
considerado merecedores de esta gran comprensión, la cual si es pasada
con éxito, puede llegar a significar que en adelante habremos de
vivir una vida mucho más amplia e intensa y de mayores oportunidades
para servir mejor a la humanidad. El goce verdadero y duradero
está en servir y no en el recibir.

Se nos ha preguntado muchas veces, ¿cómo sabré cuando
creer en las lecciones y en los mensajes que recibo? ¿Sólo hay
una contestación a esto, y es “que no es necesario que lo sepamos”?

Ciertamente no es así; la vida misma es nuestro mejor maestro y no
podemos substraernos al efecto de las grandes leyes; las que nos
traen las experiencias que necesitamos y no nos dan nada que no nos
hayamos ganado. Estas experiencias a veces nos parecen crueles y
nos acobardqmos ante su violenta embestida y en medio de nuestra
agonía, también imploramos, “Oh, Padre mío, si es podible, pase de
mi este vaso”. En momentos de gran prueba, alejémonos de nuestro
Yo externo con todas sus debilidades mortales y volvamos la vista
hacia el Ser interno, que es fuente de Serenidad y Fortaleza. Como
por un milagro sentiremos entonces que nos invade una gran sensación
de fortaleza, que de una manera u otra nos ayuda a pasar la
tormenta y nos lleva a puerto de Paz.

Recordemos también que estas leyes no han sido creadas
para castigarnos. Dios es Amor y solamente el Amor es expresado a
través de Sus leyes. Lo que parece ser un castigo, es solamente un
correctivo.

Nos evitaríamos muchos sufrimientos innecesarios en el futuro,
si estuviésemos dispuestos a aprender las lecciones, según se
nos presentan.

Somos divinos con la gran corriente de Fuerza de Vida divina
que constituye la Espiral de toda la Evolución. Demos gracias por la
gran corriente de comprensión e iluminación que la humanidad está
recibiendo.

Contribuyamos con nuestra parte de gloria a este beneficioso
flujo, esforzándonos por establecer en nuestras vidas el orden y
la armonía. Una vez realizado éste, indudablemente nuestra vida real
y nuestros sueños se podrán correlacionar, porque estaremos viviendo
entonces la bella realidad de nuestros divinos ensueños.

* * *

468 - JOYAS ESPIRITUALES - 06/01 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY

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