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sábado, 18 de junio de 2011

C A O S



C A O S

Para muchas personas “caos” denota un estado de confusión o desorden, en el cual la casualidad es suprema y la ley uniforme no se aplica. La definición del diccionario que más se acerca a la definición de un punto de vista espiritual del caos es: “El estado confuso y desorganizado de la materia primordial antes de la creación de las distintas y ordenadas formas”.

Aun esta definición, sin embargo, es muy deficiente para expresar la naturaleza del “Caos” de las enseñanzas ocultas. El Caos tiene un significado santo que es comprendido cuando se entiende que, el Caos es la Esencia espiritual de todo lo que existe. Se nos dice en el Concepto Rosacruz del Cosmos que: “Debemos pensar del Caos como del Espíritu de Dios, que compenetra toda las partes del Infinito”. También se nos dice que el “Caos es el semillero del Cosmos.”

Los conceptos de “espacio vacío” o de “vacíos en el espacio”, tan prevalecientes en esta época materialista son erróneos. No existe tal cosa como “espacio vacío” o como caos en el sentido de desorden y confusión universales. El Espacio o Caos es Espíritu en su forma atenuada, en contraste con materia, que es espacio o Espíritu cristalizado. Lo que vemos como forma es la manifestación cristalizada e inerte, negativa del Espíritu. La Vida o polo positivo del Espíritu, pone en acción la forma negativa. El Caos o Espíritu es el estado homogéneo que contiene el orígen tanto de la Vida como de la Forma.

Además, contrariamente a alguna creencia común, el Caos y el Cosmos no son antítesis uno del otro. El Caos por mucho tiempo ha sido considerado como una condición pasada de confusión, que fue reemplazada por el orden cósmico que ahora reina. En realidad, el Caos contiene dentro de sí mismo los gérmenes de mucho – aunque no completamente de todo – lo que existe durante una manifestación física. El Caos, como ya se ha dicho, es el semillero del Cosmos, y la unión del Caos con el Cosmos, produce genio, , la causa de la Epigénesis. La Epigénesis es la expresión del espíritu progresivo del hombre, del animal y de la planta y trae a la existencia lo que es verdaderamente nuevo.

La idea prevaleciendo de que el Caos es el sinónimo de la “nada”, también es errónea. El Caos es como sinónimo de la Sustancia Raíz Cósmica, de la que fue formada la Creación. La Raíz de toda Existencia es el Absoluto, un Ser ilimitado cuya naturaleza está más allá de la comprensión humana. Dentro de El están comprendidos no solo nuestro Sistema Solar y su Arquitecto, el Logos Solar, generalmente conocido como Dios, sino también todo lo demás que existe en el espacio sin límites. Dentro del Absoluto está la Sustancia Raíz Cósmica primordial, que esta por dondequiera y de la cual todo lo que existe es formado y modelado.

Al principio del presente Día de manifestación, esta Sustancia Raíz Cósmica fue acopiada y puesta en movimiento para formar el Sol Central y subsecuentemente los Planetas y las varias formas de las oleadas de vida individuales ahora observadas en el Sistema Solar. Dios, trabajando con la Sustancia Raíz Cósmica, inició el proceso de formación y continúa guiando a Su Creación por un sendero definido.

Génesis l :1 dice: “En el principio crió Dios los cielos y la tierra”. Ocultamente interpretada, esta sentencia nos dice que en el principio, ordenadamente, el movimiento rítmico en la Sustancia Raíz Cósmica (Caos) formó el Universo.

La manifestación activa, particularmente en el mundo físico, depende de la separatividad, de la limitación de la vida por la forma. Durante una Noche Cósmica, sin embargo, es decir, el intermedio entre Períodos y Revoluciones, cesa la distinción marcada entre la vida y la forma. Todas las cosas manifestadas se resuelven entonces en una masa homogénea y el Cosmos una vez más se convierte en Caos. Esto se aplica no solo a las cuatro oleadas de vida presentes en la actualidad sobre la Tierra, sino también a los Mundos y Globos que son la base de la forma para la vida evolucionante. Únicamente permanecen como entidades separadas los átomos simientes y los núcleos o centros de los Globos mundiales. Todo lo demás es una sustancia homogénea.

Este periódico retorno de la materia a la sustancia primordial es lo que hace posible la evolución del Espíritu. Si el proceso cristalizante de la manifestación activa continuase indefinidamente, el progreso del Espíritu sería interrumpido sin esperanzas. Cada vez que la materia se cristaliza a tal grado que se hace demasiado dura como para que el Espíritu trabaje con ella, el Espíritu sale para renovar su energía. Una vez liberadas de la fuerza cristalizante de los Espíritus evolucionantes, las fuerzas químicas de la materia hacen regresar el Cosmos al Caos, para devolver la materia a su estado primordial. Únicamente si esto se hace, puede ser hecho un nuevo arranque de parte de los Espíritus Virginales regenerados, en otro nuevo Período o Día de Manifestación. Entonces la experiencia obtenida en los previos Períodos y Revoluciones permite a los Espíritus reconstruir con velocidad comparativa hasta el punto últimamente alcanzado y también facilitar el progreso ulterior, haciendo tantas alteraciones como dicte su experiencia acumulada.

Así como nuestra vida durante el Caos está basada en nuestra vida en la manifestación activa, así también está nuestra vida en la manifestación activa basada sobre la del Caos. El intervalo entre Períodos y Revoluciones es mucho más importante para el crecimiento del alma que la existencia concreta, aunque la existencia forma la base del período intermedio y no se puede prescindir de él.

La importancia del intervalo en el Caos está en el hecho de que, durante este período, las entidades evolucionantes de todas las clases, están tan íntimamente unidas que en realidad son solo una. Puesto que este es el caso, aquellos que son de desarrollo inferior durante la manifestación, están en estrecho contacto con las más altamente evolucionadas y por lo tanto experimentan una vibración mucho más elevada que la suya propia y se benefician con ello. Esto las capacita para revisar y asimilar sus experiencias pasadas de una manera imposible para ellas cuando son estorbadas por la forma. Durante estos períodos de descanso caóticos, cuando hay completa libertad de la forma, los resultados benéficos de las experiencias pasadas son asimiladas mucho más efectivamente.

La orden de entrar y salir del Caos, también es conducente al progreso evolucionario. Al principio de un nuevo Día o Período de Manifestación, la oleada de vida más altamente evolucionada inicia primero la jornada en la manifestación, seguida, por orden de desarrollo, por las siguientes oleadas de vida. Al final del Período o Día evolucionario, entonces, las oleadas de vida retornan al caos, comenzando con la menos desarrollada. Asimismo la más altamente desarrollada, regresa al Caos en último lugar.

El Caos, entonces, en el sentido oculto, no es sinónimo de desorden y confusión. Es tan “ordenado” como el Cosmos para llenar sus particulares funciones. El Caos no es un estado que ha existido en el pasado y ahora haya desaparecido enteramente. Es todo lo que está a nuestro alrededor en el momento presente y continuará rodeándonos por toda la eternidad. Sin el Caos no habría ni vida, ni forma, ni evolución. En realidad parece seguro decir que sin el Caos en realidad no existiría nada.-
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Por solicitud del amigo Sr. Raúl Sasia, realizamos esta publicación, gracias

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