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sábado, 29 de octubre de 2011
Bernardo Stamateas: “La ciencia es un regalo de Dios”
Bernardo Stamateas: “La ciencia es un regalo de Dios”
Por Alejandro Agostinelli | Ciencia bruja – jue, 27 oct 2011
Stamateas, Bernardo
Bernardo Stamateas ya era psicólogo por la Universidad John Kennedy y pastor de la Iglesia Bautista del Sudoeste, en Buenos Aires. Apadrinado por el doctor Juan Carlos Kusnetzoff, Stamateas, que también era profesor en el Seminario Internacional Teológico, también se había especializado en sexología clínica. Y comenzaba a incursionar en TV. Solía ir a talk-shows acompañado por protagonistas de experiencias extraordinarias relacionados con la brujería, el africanismo o las religiones de la Nueva Era. Ex tarotistas y manosantas pasaban por los Grupos de Autoayuda que funcionaban en el Ministerio Presencia de Dios, donde eran "liberados" de influencias satánicas.
Un buen día abandonó el discurso religioso, le habló directamente a la gente y escribió los libros autoayuda más taquilleros de la Argentina y de varios países de Iberoamérica: "Autoboicot", "Pasiones tóxicas", "Quiero un cambio", "Intoxicados por la fe" y otros 45 títulos (algunos de los cuales van por la 10ª o 15ª edición). Varias editoriales le sacan de las manos hasta los cuadernos de apuntes del seminario. Todas quieren sus manuscritos en exclusiva y el pastor, fiel a su autonomía, firma contratos parciales. Leyendas de la tele como Mirtha Legrand o Susana Giménez recomiendan sus libros, y viejas divas, como Graciela Alfano, se declaran lectoras fanáticas. Se supo del boom en una vidriera que multiplicó el boom: era el autor de cabecera de varios concursantes de Gran Hermano VIP.
En su despacho tiene una biblioteca enorme. En su escritorio se ven las portadas de "59 segundos", el libro del psicólogo inglés Richard Wiseman, "Psicópatas" de Hugo Marietán y "Flipnosis" deKevin Dutton. Durante la charla recoge de un estante varios ejemplares de"El ojo escéptico", revista del centro que desmitificaba a la pseudociencia.
Stamateas cultiva el perfil bajo hasta en su propia iglesia, donde camina entre la gente sin llamar la atención. Dice ser feliz cuando se siente capaz de hablar a un público variado. "La semana que volví de un congreso en la Universidad de Harvard fui a dar una charla en Laferrere", afirma. Puede participar en el Congreso Mundial de Pisquiatría o dirigirse a las señoras que ven la tele de la tarde sin perder una de sus divisas, la sencillez.
Bernardo no sabe cuántos libros lleva vendidos. "Nunca me interesó el dato", dice. Aún se reparte entre sus apariciones televisivas, sus columnas en el diario Tiempo Argentino, su tarea pastoral y sus planes: siempre tiene un nuevo título a punto de salir. Sus libros se venden por decenas de miles hasta en España, pero a los 46 años no soltó los libros ajenos: en estos días prepara su tesis doctoral en la Universidad de El Salvador.
¿Cuánto ha debido cambiar aquel pastor que llevaba a la televisión a brujos arrepentidos para llegar a ser el actual gurú espiritualista? Stamateas dice que vivió un quiebre teológico. "Me replantée volver a leer los evangelios. Y descubrí que la fe no era para prepararnos el Más Allá solamente, sino para el Más Acá. Que la fe tenía que ver con recuperar la agenda divina de felicidad. Fue un quiebre grande porque fue dejar de poner el foco en la agenda de la oscuridad, por graficarlo, para pasar a la agenda de Dios".
-¿Qué había en la "agenda de la oscuridad"?
Era como poner el foco en que el Mal nos vence, que el Diablo hace lo que quiere con nosotros, que Dios te manda las enfermedades, que si se murió alguien es una flor que Dios se llevó al cielo, de vivir con un Dios que te asustaba. O la culpa: "sos malo", "si esto te pasó es por algo", o "estás pagando un pecado".
-¿Llegaste a tener ese discurso?
No, no, no, ése nunca fue mi discurso. Tenía un discurso que sólo era para el ámbito teológico.
-¿Te sentías encorsetado, tal vez?
Sí, sí. Ahí tuve el quiebre. Me dije: "¿Estaré haciendo bien las cosas?" Entonces me puse a leer de vuelta los evangelios. Me dije, "voy a tratar de leerlos como si los leyese por primera vez". Entonces descubrí un Jesús que estaba con la gente, un Jesús alegre. Un Jesús que hace su primer milagro en una fiesta de casamiento. Que representaba la alegría. Que cuando hizo el agua en vino, el vino era de la mejor calidad, era añejo, o sea que es un milagro de tiempo: algo que llevaba mucho tiempo, lo hizo en poco tiempo. Un mensaje donde el foco es el amor, el perdón, los sueños, la capacidad de conectarse con el otro. Cosas muy obvias. Pero el que está metido en un paradigma teológico no las ve.
-¿Dónde sentías que estabas metido?
Dentro de un mensaje donde no era importante para Dios que seamos felices. No era importante para Dios que alcancemos nuestros sueños. No que es que fuera malo, no era importante. Lo importante era prepararnos para el Cielo, nuestro verdadero hogar. "Y bueno, hay que esperar a que, cuando nos muramos, Cristo venga y ya está". Acá estábamos de paso. El gran descubrimiento fue que la fe no era para aislarme "de" sino para prepararme "a". Fue un insight espiritual muy grande. La fe me tenía que servir para ser mejor papá, mejor periodista... y que a Dios le importaban los sueños y los proyectos. Y que el plan de Dios, al regalarnos esta pelota de barro llamada Tierra, es que la gobernemos, la administremos y seamos felices. En el mejor sentido de la palabra feliz.
-¿Cómo te diste cuenta de que creías en Dios?
Todos los domingos iba a la iglesia griega. Me tenía que tomar dos transportes, era un plomo. Para mi papá era obligatorio, yo tenía que ir sí o sí. Pero en la Iglesia había un viejito, muy sabio, que me regalaba una máquina de afeitar rota, una radio rota... Todos los domingos me regalaba algo, y yo iba feliz. Mi viejo le contaba que yo no quería ir. ¡Qué iba a querer, si yo quería ser futbolista!Pero (gracias al viejito) yo era feliz y no veía la hora de ir, y me quedaba jugando.
Bernardo Stamateas se ríe, no acepta que el periodista llame "soborno" al incentivo que recibía para pasar sus domingos rodeado de ancianos que asistían a misas en griego. Más tarde, a los 17 años, abrazó la fe en una iglesia evangélica. "Piola pero un poco cerrada". Nada de bailes, malas palabras o cigarrillos. Quiso ser teólogo, pero como era menor estudió Psicología en la Universidad Kennedy. Más tarde, a los 21 años, entró en el seminario.
-¿En qué momento despierta tu vocación pastoral?
En el seminario. A mi gustaba dar charlas, me gustaba hablar y ayudar a la gente. Me dije: "Uno por uno no termino más, tiene que ser algo con más gente. Bueno, la tarea pastoral." Tuve algunos pastores, tipos extraordinarios, que me inspiraron. Me contaban lo que significaba estar presente en los momentos de la vida de la gente, ¡y en los conflictos! O sea, hice una articulación entre la psicología y lo pastoral muy fuerte. Siempre me gustó leer, estudiar, aprender. Es mi pasión. Soy adicto a los libros. Yo estaba como seminarista, y la iglesia me dijo: "me gustaría que fueras nuestro pastor". Esta Iglesia Bautista, que ya tiene como 80 años, tiene un fuerte énfasis en la educación teológica y en la acción social también. Empecé a trabajar como psicólogo , colaboraba acá (en la Iglesia) y empecé a viajar. Escribir mi primer libro me llevó cuatro años. Y los libros fueron un éxito, todo dentro de la psicología pastoral.
-...un éxito, pero siempre dentro de la congregación.
Dentro del mundo cristiano. Católico, en parte, y evangélico. Así empecé a viajar por Latinoamérica, Estados Unidos. Después tuve ese quiebre, ese insight espiritual, donde dije: "La fe tiene que ser algo más que esto". Ahí descubrí la agenda de Dios, entre comillas.
-Ese descubrimento te acerca a las "masas", porque finalmente tu éxito desborda el templo, pero al mismo tiempo te separa de la iglesia evangélica ortodoxa ¿no?
Yo sigo siendo un pastor bautista, estamos dentro de la organización. Pero la organización no se mete, no te dice: "Tenés que hacer esto, no lo hagas". Hay mucha libertad. O sea, mis creencias básicas no cambiaron: "La Biblia es la palabra de Dios", "Jesús es nuestro Salvador", todo eso, ¿no?, "María es la mamá de Jesús", todo eso. Lo que cambió es el mensaje práctico. Es decir, yo hice un cambio de paradigma: la fe es para la Tierra, y para el Cielo. Cuando estamos allá, estamos allá y se acabó la historia, y que mi fe no era para un templo, mi templo era la ciudad. Pasé de lo religioso a lo espiritual. De lo dogmático institucional a lo espiritual.
-¿Y eso como es percibido por tus colegas pastores?
Hubo gente que lo apreció mucho y otra que no, que lo vio como una herejía. "Dejó la Biblia, ya." "¿Qué pasa que no predicás, que no estás en la tele con la Biblia?". En una nota dije: "No ando con la Biblia bajo el brazo, la tengo en mi corazón". ¡Tener un libro no es un ritual! Entendí que el mensaje de recuperar nuestros sueños está dentro del plan de Dios. La iglesia no es aislarse del mundo y la fe debe servir para el diario vivir, no tiene que ser un anestésico ni una muleta, sino que tiene que dar independencia. Empecé a hablar de creer en uno mismo. El problema es que creemos en Dios, pero ¿yo creo que puedo? Eso, dentro de ciertos ámbitos teológicos, trajo replanteos. Y me alegro. Después empecé a investigar la fe que intoxica "Todo es pecado", con el fin de limpiar algunos conceptos teológicos. Ese giro hizo que el eje saliera del paradigma religioso. Dejé de ir a los congresos, a las iglesias, para estar en todos los ámbitos habidos y por haber. De Harvard a Laferrere: políticos, profesionales de empresas multinacionales y hasta clubes para hablarle a las mujeres violadas. Eso, los últimos 20 años, son los más lindos.
-¿Cuál fue el elogio o la experiencia más gratificante?
Muchas. Una mujer que perdió a un hijo de 6 años, tuvo 10 intentos de suicidio y quiso vivir. Otra,una mujer me escuchó decir en TV que nadie quiere matarse sino matar una situación que le trae dolor y esa frase la hizo reflexionar y quiso conocer más a Dios. Luego otras menores: "Nunca leí un libro, y el tuyo es el primero"; "Nunca terminé un libro, esta es la primera vez". O: "Mi marido, nunca tocó un libro de autoayuda y lo está leyendo". Otras, que son una exageración: "Tu libro me cambió la vida". Sabemos que nadie le cambia la vida a nadie.
-¿Y cuál fue la cosa más horrible que te dijeron?
"Por qué no predica, por qué no dijo que Jesús murió y resucitó por todos nosotros". "Por qué está en tal lugar con tales personas". "Un hijo de Dios no tendría que estar en la televisión". Al principio me molestaban, ahora no. Que me digan: "¿Qué hacés en una mesa ecuménica?" Eso, intercambiando ideas. Descubrí algo obvio. ¿Viste que los magos, cuando quieren esconder algo, lo dejan a la vista de todos? A veces lo obvio se vuelve invisible. Entonces descubrí algo obvio, que me era invisible. Cuando alguien es seguro, respeta cualquier creencia. Alguien inseguro, no. Tiene que lastimar porque se siente amenazado. Entonces descubrí que hay muchos creyentes inseguros. Que atacan y dicen: "Te pudrís en el infierno", y no pueden respetar los derechos, las creencias y la ideas de los demás. Porque, en el fondo, su fe es débil.
-Un pastor te recriminó que no recordaras que Jesús murió por todos nosotros. ¿Murió por todos nosotros?
Murió por todos nosotros, efectivamente
-¿Y por qué no lo recordás?
Porque hay muchas maneras de expresar el amor. Vos a tus hijos les expresás el amor diciéndoselo. Pero a veces le llevás un regalo, le das un abrazo. Y no se lo decís, pero le diste un abrazo. A veces jugaste, o te quedaste viendo la tele con él y le diste tiempo de calidad. Y le dijiste lo mismo. Yo descubrí que hay muchas maneras de transmitir el plan de Dios.
-Pero los que no creen pueden decir, qué calamidad una religión que creció a partir de una persona que se sacrificó por todos nosotros, ¡y nosotros ni siquiera se lo pedimos!
… no hicimos nada. Efectivamente, lo hizo por amor.
-¿A veces tomás distancia de los conceptos religiosos para analizarlos críticamente?
Trato, trato. He tratado, y trato. Yo creo que el motor de la fe es la duda. Y que Jesús trajo más preguntas que respuestas. Y que la actitud crítica es muy importante. Hasta un punto, porque la fe la trasciende. A mí me gusta ser bien sencillo. Jesús dijo, cuando Lázaro estaba muerto: "Corran la piedra". La piedra la corrió la gente, pero la vida la dio Jesús. La piedra no la va a mover Dios, la tengo que mover yo. Tengo que tener claras las cosas que debo hacer. La fe debe estar unida a lo humano. Dios nos ha dado un gran potencial. Para no caer en el pensamiento mágico. "¡Que Dios me dé trabajo!", no. ¿Cuántos curriculums mandaste? Algo básico. Creer en Dios y creer en nosotros.
-Algunas de tus afirmaciones no tienen que ver con la teología sino con la ciencia. Otros conceptos provienen de la fe. ¿Cómo resolvés esas paradojas?
Leyendo, estudiando, cuestionándome. Vos podés ser médico y ateo, católico y agnóstico. Todos tenemos una cosmovisión, que nos acompaña en nuestra formación. En los primeros años de la facultad me replantée muchas cosas. "¿Será Dios la proyección de un padre omnipotente cósmico que me cuida?" Creo que Freud fue un gran contribuyente a la teología. "¿Será la religión una neurosis obsesiva?" Su error fue el psicologismo. "Todas las religiones son neurosis obsesivas". Que hay religiones tóxicas, actitudes, por supuesto. Pero la generalización es una distorsión cognitiva.
-¿La espiritualidad es más liviana que la religiosidad?
Es más profunda, la libertad es más profunda.
-¿Entonces por qué hablás de una espiritualidad práctica?
La espiritualidad te hace sentir responsable, uno recuperó el control remoto de su propia vida. Me parece que eso es muy profundo. No es fácil asumirlo. ¿Qué es más fácil? Que digan: "Se murió, Dios se lo llevó". Tuve un accidente. "Por algo me pasó". La otra es: "A ver, pará, ¿qué decisiones tomé para estar donde estoy?" No doy un discurso culpabilizador sino de responsabilidad. Es más complicado. Parece más light. ¿Por qué? Porque la espiritualidad te hace recuperar los límites internos. El "vamos" y el "basta" están dentro tuyo. Vos elegís no comer algo que te hace daño. Ahora, si vos no tenés los límites claros vas a buscar que te los pongan desde afuera. Y probablemente vas a abrazar una religión que te diga qué está bien y qué está mal. Y eso te infantiliza.
Hay que saber que la ciencia es un regalo de Dios. Y que ir al médico ir es un acto espiritual.Que estudiar es un acto espiritual. Que Dios nos regaló todo y que todo apunta al bienestar espiritual. Yo no descubrí nada.
-Pero vos lo escribiste en cantidad de libros...
(Ríe) Sí, yo volví a lo obvio. Freud dijo que a veces no hay que volver consciente lo inconsciente sino ver lo consciente. Volver a ver lo obvio.
Este texto resume una charla de 44 minutos, que se puede escuchar completa aquí:
Bernardo Stamateas entrevistado por Alejandro Agostinelli 20-11-11 by aagostinelli
Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blogFactor 302.4
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