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jueves, 17 de noviembre de 2011

La metáfora Del Dios encarnado I - Parte


La metáfora Del Dios encarnado

I - Parte


Fue la memoria de los acontecimientos de resistencia, política y religiosa, desde el regreso de Babilonia hasta el año 63, que ha llevado al pueblo Hebreo a resistir a las influencias del paganismo latino, después de en ese mismo año, haberse hecho cargo, Pompeo, de la Ciudad Santa.

En vano el vencedor ha donado a Jerusalén y Palestina carreteras, acueductos, termas y teatros: el alma judaica los rechazó. La creencia judaica luchaba hasta contra lo que se consideraba como simples apariencias de idolatría. No permitía siquiera el acuño de monedas en las cuales figuraba la efigie humana, ni tampoco aceptó la imagen de un águila en la parte superior de la puerta del atrio del templo.


Cuando Roma, ha hecho sentar a Herodes, un edomita Judaizado, en el trono de David, la sospecha se convirtió en hostilidad. No eran sólo las creencias y el orgullo de la patria que estaban en causa; hubo resentimientos personales. No había familia en la cual el derramamiento de sangre no hubiera ocurrido.

Cuanto más desesperada era la lucha contra Roma en el plano político y la clase media se dejaba influenciar por el paganismo latino, disponiéndose a un acuerdo con los romanos; más las clases pobres se convertían en radicales.

La Radicalización de las clases inferiores ha dado origen al surgimiento de una clase de izquierda, la de los sicarios, la cual fue responsable por ataques y conspiraciones, con el fin de presionar a los ciudadanos adinerados. Por fin, en el año 66 d.C., estalló una gran revuelta popular contra Roma, en la cual participaron ambas las clases media e inferior, donde ocurrió la victoria para Roma.

Fue esta serie de incidentes y viejos sentimientos que han alimentado la esperanza en la redención de Israel. Cada vez más, los hebreos esperaban la venida de un ser prodigioso, el Deseado del cual no se sabía gran cosa, el ungüento del Señor: en arameo Mesías; y griego, Cristos1. Es en Esta franja social de pobres, ignorantes y revolucionarios del judaísmo, en la dupla forma palestina y helenística, que va a nacer el Cristianismo. Celso también nos brinda detalles sobre la composición social de esta comunidad cristiana, una hermandad unida por el entusiasmo, por la esperanza y por el odio - y oprimidos, tanto social como economicamente2.

En el libro de Lucas se demuestra claramente el estado de espirito de estos primeros cristianos en las “Bienaventuranzas3, en la historia de un hombre pobre -Lázaro, “que deseaba alimentarse con las migajas que caían de la mesa del rico4?. En otros puntos de su evangelio Lucas refiere: “Cuán difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios5.

La tensión social es igualmente visible en la carta de Tiago, donde trasparece el odio visceral a los ricos a medios del siclo II: “ Eia pues, vosotros, ricos, lloráis y gemí, por vuestras miserias, que sobre vosotros mismos caerán” etc.

La diferencia entre los primeros cristianos y los demás campesinos estaba en la forma por la cual se disponían alcanzar sus objetivos.

Los Sicarios se orientaban hacia la realidad política, pero las tendencias revolucionarias de los cristianos perdieron gradualmente el carácter político y se convirtieron en simples fantasías religiosas, que alimentaban ideas mesiánicas6.

En la medida en que no se solidariza con el judaísmo, el cristianismo primitivo se identifica con “la doctrina de la adopción”, basada en los Actos, 2 – 36: “Permitid, pues, a toda la casa de Israel, saber que, a éste Jesús que vosotros han crucificado, Dios ha hecho Señor y Cristo”. La doctrina de la adopción contrasta con la doctrina de la “filiación natural” decurrente del nacimiento. Por lo tanto, la convicción predominante en la época actual es que Jesús no era el Hijo de Dios desde el principio, y solo lo ha llegado a ser más tarde, según los escritos del salmista: “Tú eres mi hijo, yo hoy te he engendrado” 7, que es el momento de la exaltación de Jesús según el libro de los Actos de los Apóstoles.8

De acuerdo con la cultura semítica, el rey es un hijo de Dios - ya sea por filiación o por adopción - desde el momento en que asciende al trono. Está pues de acuerdo, en este sentido, con la forma oriental, afirmar que Jesús era hijo de Dios.

Así vemos, que para los primitivos cristianos, Jesús era un hombre que había sido elevado por Dios a “Mesías”, convertido en hijo de Él.

Recuérdese que en el Mundo Romano del periodo del Nuevo Testamento, el titulo “hijo de Dios”, era usado casi con el mismo sentido de “ser divino”, y mismo de “Dios”. Los héroes de Homero eran “Divinos”. Con Augusto la palabra “divino” se convirtió en un termino del culto imperial romano, precediéndola al nombre; “El divino César”.

El uso de metáforas, o palabras con sentido figurado, es común en la lengua devocional, extática y litúrgica del tiempo. El sentido del lenguaje metafórico, que es un discurso no literal o figurativo, es totalmente diferente del sentido literal del diccionario.

Esta cristología basada en la convicción de un hombre elevado a Dios, es el motor de un impulso revolucionario que permite aquella comunidad cristiana superar las limitaciones impuestas por los sacerdotes, los eruditos, los aristócratas y los gobernantes. Su poder amenazador, “paternal” alimentaba el mundo emocional de los primeros cristianos de forma arrogante y opresiva, pero la identificación con el Salvador les ayudaría a soportar la tortura y la humillación.


La Monarquizacion de la Iglesia


Cuando la propaganda cristiana se logra expandir dentro del círculo de paganos, esta misma, conquista seguidores en casi todo el Imperio Romano. Aunque en el comienzo la mayor parte de los adeptos que Pablo logra convertir, se encuentran en las clases más desfavorecidas, en el transcurso del tiempo, más exactamente en mediados del siglo II, otros elementos sociales – los educadores y los ricos, pasan también a infiltrarse en la comunidad cristiana. El propio Pablo, quien era el hijo de un ciudadano romano adinerado, podría haber sido el primer cristiano proveniente de una clase superior.

Más tarde, el cristianismo, finalmente se infiltra dentro de la aristocracia gobernante. A finales del siglo II, el Cristianismo ya no es una religión de pobres y esclavos. Una vez establecido como la religión de los importantes círculos de clase, Constantino hace del cristianismo una religión de Estado. Sus adeptos son ahora esencialmente romanos, griegos y sirios. Aun más importante que esta modificación de nacionalidad de los fieles, es la transformación social impuesta por las condiciones económicas ligadas al proceso de feudalizacion.

Con una orden estrictamente establecida y la recesión de la economía en curso, se impone la necesidad de una estabilidad social impuesta por las estructuras de poder.

El emperador Constantino, que nunca verdaderamente se convirtió al cristianismo, lo usa para fines políticos. Con el objetivo de poner fin a los conflictos religiosos, que amenazaban la estabilidad dentro de sus dominios, Constantino convoca en 325 un concilio titulado “Obispo de fuera” con el objetivo de restituir la concordia en la iglesia y en el Imperio9

El cristianismo pasa entonces por una especie de metamorfosis. Aunque en el inicio, hostil a la autoridad y al Estado, al convertirse en la religión del Imperio Romano, este se monarquiza. El Cristianismo pasó a tener una importancia social agregada: logró alcanzar lo que el culto del imperador y el mitraísmo. no han podido lograr: la integración de las masas en el sistema absolutista del Imperio Romano.

Las generaciones pos-apostólicas van, por lo tanto, asistiendo gradualmente a la organización de las diferentes iglesias en forma jerárquica, y luego en forma monárquica, aunque no claramente en relación a los sacerdotes, por lo menos en relación a los fieles y al pueblo. La monarquizacion de las iglesias locales se impondrá simultáneamente al reconocimiento, por parte de estas, del primado del obispo de Roma. La iglesia pierde su vocación laical y democrática para convertirse en jerárquica, monárquica y sacra. En los siglos IV y V acaba por desarrollarse la teoría de que el poder de jurisdicción de los obispos provenía del Papa – basado en los sofismas teológicos y razones jurídicas falsas y engañosas.

Así monarquizado, constituido en el reflejo de la imagen de la monarquía absoluta del Imperio Romano, el cristianismo desarrolla un dogma, basado en una tesis lógicamente contradictoria, pero adecuada al grupo dominante y sus representativos intelectuales. El elemento decisivo es, la transformación de la idea del hombre que se había convertido en Dios, elemento de una ideología revolucionaria, para la idea del Dios que se convirtió en hombre, transformándola en una ideología conservadora.

Esta asociación entre el Imperio y el cristianismo, introducida por Constantino en 313, y luego por Teodosio, permanece en el Oriente hasta 1453 y, prácticamente, en las mentalidades de la Europa occidental, hasta la actualidad10.



La herejía fundamental

Ésta herejía es la rebelión de la lógica contra el absurdo. Nace en Alejandría. Ario, el responsable sostiene que Jesús no es Dios. No se le reconoce en el evangelio de Juan: “? El Padre es más grande que yo”? Jesús es el sabio entre los sabios lo cual, por el esfuerzo de su voluntad heroica merece convertirse en lo que cualquier hombre puede llegar a ser: un hijo de Dios. Un pagano, poco o mucho filosofo, puede seguir a Ario sin renunciar a la razón; puede llegar a entender que un hombre, por su virtud, se puede convertir en un dios.

Pero las ideas de Ario son alarmantes. La unidad es puesta en duda. Constantino escribe a Ario y le advierte: “Sobre algunas situaciones, es tan inútil interrogar como responder”. Sin resultado.

Los partidarios de Ario se amotinan. Constantino los condena a pagar sus impuestos en doble. Pero el doble pago de impuestos no es suficiente para convencerlos de que Jesús es Dios. A continuación, algunos sacerdotes sugirieren que una reunión, en la cual todos los obispos estarían presentes, sería el mejor camino para restaurar la calma. El emperador envía invitaciones a todo el imperio. Aunque él asume los gastos de viaje de trescientos dieciocho delegados invitados, sólo cinco estaban en representación de Occidente.

La sesión de apertura tendrá lugar el 20 de mayo de 325. Durante el siguiente mes la mayoría de los obispos descubren un minúsculo error ortográfico lo cual puede justificar su doctrina: la palabra homoiousios “de naturaleza similar” es remplazada por homoousios, “de la misma naturaleza”. Por un lado, Jesús es idéntico al Padre y, por otro, se parece a Él”. Entre los dos sólo hay una letra que es distinta. Para consolidar este punto de vista, se redacta un nuevo credo, que sustituye lo de los apóstolos y que, con pocas diferencias, se mantiene hasta la actualidad. 11,12

Es la primera vez que la Iglesia adopta formalmente, la cultura griega, el concepto no –bíblico de ousia y declara a Jesús como el Dios Hijo encarnado, siendo homoousios toi patri, de la misma sustancia que el Padre13.

El metafórico hijo de Dios se convierte en el Dios Hijo metafísico. Y Ario fue condenado.

Con este cambio, el cristianismo logró un hecho notable. Logra eliminar los peligros del mesianismo judaico, sostener su contenido social reivindicativo y, al mismo tiempo mantener la esperanza de la liberación del mundo material con sus miserias, sus frustraciones y las tentaciones de la carne, como consecuencia de las promesas de un Dios encarnado.

Para explicar la reinterpretación de la doctrina de la adopción, los doctores de la iglesia ofrecen, las explicaciones más sutiles en el dogma de la consubstanciación. Después de eso, habiendo movilizado a la suprema intelectualidad para justificar el misterio, los mismos doctores ordenan silencio a los que no tenían más que la fe ingenua.

De eso proviene el crecimiento de los cismas en el Oriente: sus intelectuales no querían admitir la complejidad irracional del cristianismo. De ahí provienen, también, los éxitos de la iglesia entre los Barbaros: para esos inciviles, cuanto más complejo, más elevado, y divino. El Cristianismo pasa a funcionar como ideología de legitimación y mantenimiento del poder civil. Cuando el Occidente tuvo sus intelectuales, desde el siglo XII, la fuerza secular del cristianismo empezó a debilitarse.


La Ontología Rosacruz

La ontología rosacruz mantiene la formula revolucionaria de la antigua doctrina al defender el concepto de que el hombre puede evolucionar, mediante la actualización de sus poderes latentes, tornándose como Dios14. Considerando al ser humano en su totalidad y, por lo tanto, rechazando la teoría teológica del creacionismo15, propone al hombre como un ser complejo que participa en varios planes de realidad que se “sobreponen”, pero que se relacionan íntimamente, sujetando al hombre a sus leyes combinadas que gobiernan aquellos mismos planes o mundos. Es su condición de Ser espiritual y libre que hace al hombre espiritual, responder al reto que el plano inferior del real - el mundo físico - ejerce sobre él y lo hace capaz de evolucionar.

La evolución es el proceso de transformación que gobierna todos los niveles de la realidad, desde el inorgánico a lo psíquico, hasta el desarrollo de la actividad racional, la cultura y el hombre como sujeto que proyecta, capaz de realizar la epigénesis. Dentro de la evolución existe el progreso. El progreso del ser humano es parte del plan de evolución, pero la evolución no puede existir sin el progreso del ser humano ni el progreso más allá y más que la evolución. El progreso, que conduce a la epigénesis, de modo similar a lo que sucede con la materia, por ejemplo, tiene sus propias leyes, su independencia óntica, pero se asienta sobre el plan de evolucion16.

La epigénesis es un trozo de la evolución debido a la acción crítica y creadora de la razón, y a la capacidad emancipadora y libertadora del ser espiritual.

El punto de vista Rosacruz es coherente con la afirmación más fundamental de la Biblia en lo que se relaciona con la naturaleza del hombre, según la cual el hombre ha sido hecho a la imagen de Dios - “Y dice Dios: Hagamos al hombre a nuestra semejanza... “(Gen 1, 16). En la medida en que investiga, como ser natural, el hombre participa en la grande transformación evolutiva del mundo, en la evolución cósmica. Además, la doctrina rosacruz enseña cómo el hombre puede expandir su conciencia, realizando así conscientemente, la intensión de la evolución; que es orientar el surgimiento del futuro tipo humano- espiritual, o sapientissimus.

F.C.


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Notas

1. J. G. Davies, As Origens do Cristianismo, Ed. Arcádia, Lisboa, 1977, Cap. I.

2. Hans G. Kippenberg, Religião e Formação de Classes na Antiga Judeia, Ed. Paulinas; S. Paulo, 1988; ps. 119-125 e 150-166; Cf. Orígenes, Contra Celso, BAC, Madrid, 1967.

3. Lc 6, 20 e ss; cf. Mt 5,1-12

4. Lc.16, 21.

5. Lc 18, 24; cf. Mt 19, 16-30; Mc 10, 17-31.

6. Richard E. Rubenstein, When Jesus Became God, Hart Court, Inc., New York, 2000, pp 68-88.

7. Sl 2, 7.

8. Act 13, 33.

9. Jaroslav Pelikan, Jesus Through the Centuries; New Haven, Yale University Press, 1985.

10. Jean-Claud Eslin, Deus e o Poder, Âncora Editora, Lisboa, 2000. pp 67-67.

11. Homo (mesmo); homoi (semelhante); ousia (ser).

12. Richard E. Rubenstein, ob. cit., pp.72-79; 186-187, 198-199.

13. La palabra homoousios ya hace parte del vocabulario de Porfírio (232-305 d.C.), que la utiliza para referir la afinidad entre las almas humana y animal. Cf. Richard E. Rubenstein, ob. cit., p. 81.

14. Max Heindel, Conceito Rosacruz do Cosmo, 3ª ed., Lisboa, 1998; p. 339 e ss.

15. Id., ob.cit, p. 120.

16. Id., ob.cit, p 266.

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http://www.rosacruz.pt/auditorio/index.php?option=com_content&view=article&id=226&Itemid=75


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