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martes, 10 de enero de 2012

¿POR QUE REENCARNAMOS?


Hola Buen día: 

 recorriendo algunos sitios en que comparan distintas posiciones de la filosofía oculta, encontré el siguiente, ya que menciona nuestro libro de cabecera "Concepto Rosacruz del Cosmos" me pareció correcto publicarlo y compartirlo con Uds.

Saludos afectuosos, Edgardo

 

¿POR QUE REENCARNAMOS?

Dice Ramacharaka en su obra "La Vida después de la Muerte", cap XIX, renacimiento que:

"El deseo es la fuerza motora del karma y por medio del karma del Renacimiento. A muchos les parece que el renacimiento en la Tierra es algo a lo que está forzada el alma aún contra su deseo. Precisamente sucede todo lo contrario, esto es, que el alma renace en la Tierra por medio de la vida consciente. Nadie renace en la Tierra contra su voluntad, sino porque quiso y deseó renacer.

"No precisamente han de ser estos deseos de índole siniestra, ni han de tener carácter concupiscente.... pueden ser anhelos nobles, levantadas aspiraciones, aunque entrañan el principio emocional del deseo". "...Tanto los deseos nobles como los viles son las semillas de la acción y el impulso hacia la acción es la característica que distingue al deseo". "...Siempre siempre el objeto del deseo es tener, hacer o ser algo". 11... Muchas almas generosas renacen impulsadas por el deseo insistente de ser útiles a la humanidad, de realizar alguna magna obra en beneficio del mundo o cumplir algún deber inspirado por el amor. Pero nobles o viles, si estos deseos están relacionados con las cosas e intereses de la Tierra, son propulsoras del renacimiento".

El gran pensador Italiano Pietro Ubaldi, en su obra "Expresiones de la Ley de Evolución" (cap. XIII), expresa:

"Hay equilibrios de fuerzas que determinan el tiempo, la raza, los padres, la familia... en que el individuo debe nacer. Todo obedece a la naturaleza del biotipo espiritual". "Hay sendas invisibles, de naturaleza dinámica y psíquica que guían el camino de las almas hacia determinados puntos, con preferencia a otros. Lo que les impele a seguir esa senda es, como en la vida, el instinto, el deseo".

De "Trascendencia del Karma", una de tantas obras que se han dedicado a la extensa enseñanza dejada por el gran vidente norteamericano Edgar Cayce, que realizó más de 14.000 interpretaciones y diagnósticos en estado de trance, seleccionada y comentada por su discípula Mary Ann Woodward, extraemos el siguiente comentario:

"Resulta difícil determinar cuál es la razón para que un alma encarne en un determinado momento. Las interpretaciones (interpretaciones era el nombre que recibían los diagnósticos que en estado de trance realizaba Edgar Cayce), dieron casos en los que transcurrió un prolongado lapso y otros en los que hubo un regreso muy rápido a la vida terrestre. No hay duda que el deseo de la misma entidad es un factor preponderante."
Por su parte, Max Heindel en "Concepto Rosacruz del Cosmos", (Cap III, El hombre y el método de evolución), señala: ¿Por qué debemos renacer? ¿Por qué debemos volver a esta existencia terrestre, limitada y miserable?, ¿Por qué no podemos adquirir experiencia en esos reinos superiores sin necesidad de venir a la Tierra?"

"Tales quejas -sigue diciendo- están basadas en malentendidos de varias clases. En primer término debemos comprender y grabar profundamente en nuestra memoria que el propósito de la Vida no es la felicidad, sino la experiencia. La tristeza y el dolor son nuestros maestros más benévolos, mientras que las alegrías de la vida no son sino cosas fugaces. Esto parece una doctrina muy dura..., sin embargo, allí es, y si lo examinamos, comprenderemos que no hay tal dureza..."

"La experiencia es el "conocimiento de las causas que producen los actos". Este es el objetivo de la Vida, junto con el desarrollo de la voluntad, que es la fuerza con que aplicamos el resultado de la experiencia."

"La experiencia debe adquirirse, pero podemos elegir entre adquirida por el escabroso y duro camino de la experiencia personal o por la observación de actos ajenos razonados y reflexionando sobre ellos, guiados por la luz de cualquier experiencia que hayamos tenido."

"La elección es nuestra, pero en tanto no aprendamos todo lo que hay que aprender en este mundo, debemos volver a él. No podemos permanecer en los mundos superiores y aprender allí hasta que hayamos dominado las lecciones de la vida terrestre. Esto seria tan sensible como enviar a un niño al kinder un día y a la universidad al siguiente. El niño debe volver al kinder un día tras otro y pasar años enteros antes de que el estudio haya desarrollado en él la capacidad suficiente para que pueda comprender las enseñanzas que se dan en la universidad."

"El hombre también está en la escuela, la escuela de la experiencia... y debe volver muchas veces antes de que pueda esperar dominar todo el conocimiento del mundo de los sentidos. Por eso la Naturaleza decreta que el hombre debe volver a la Tierra, después de intervalos de reposo, para proseguir su trabajo donde lo dejó, de igual manera que un niño sigue su estudio en la escuela cada día, después del intervalo de una noche de sueño."

"No es argumento contra esta teoría el decir que el hombre no recuerda sus vidas anteriores. Todas las facultades que poseemos demuestran que las hemos adquirido en alguna parte. Y, además, ¿si no hubiera vuelta a la Tierra, ¿qué utilidad tendría la vida?, ¿por qué luchar por nada?, ¿por qué una vida de felicidad en un cielo eterno debería ser la recompensa de una buena vida?, ¿qué beneficio podría producir una buena vida en un cielo donde todo el mundo es ya feliz?. Seguramente en un lugar donde todo el mundo es feliz y está contento, no hay necesidad alguna de simpatice, de sacrificios ni buenos consejos. Nadie los precisarla."

"En la Tierra hay muchos que los necesitan y esas cualidades humanitarias y altruistas son de la mayor utilidad para la humanidad que lucha. Por lo tanto, la Gran Ley que trabaja para el bien, hace que el hombre vuelva al mundo para beneficio de si mismo y de los demás, con sus tesoros adquiridos, en vez de permitir que se estropeasen o desperdiciasen en el cielo, donde nadie los necesita."

Y para terminar esta selección de autores, veamos lo que sobre la misma cuestión nos dice el espíritu André Luiz, en la obra "Misioneros de la Luz", psicografiada por el gran médium brasileño Francisco Cándido Xavier (cap. XII):

"Tenemos necesidad de la lucha que corrige, renueva, restaura y perfecciona. La reencarnación es el medio y la educación divina el fin... Por esto mismo, a la par de millones de semejantes nuestros que evolucionan, existen millones que se reeducan en determinados sectores del sentimiento, porque si poseen ya ciertos valores de la vida, les faltan otros no menos importantes".

No hay una reencarnación que sea exactamente igual a otra. Cada reencarnación está condicionada por una serie de circunstancias o variables diferentes para cada ser espiritual. Así nos señala André Luiz en la obra antes mencionada (Cap. XIII):

"Los procesos de reencarnación, tanto como los de la muerte física, difieren hasta el infinito, no existiendo, según creemos, dos absolutamente iguales."
"Preguntarse, razonablemente, si existe una técnica invariable en el servicio reencarnatorio, seria lo mismo que preguntarse si la muerte en la Tierra es única en sus procesos para todas las criaturas.

Evolutivamente hablando, conocimiento es poder y el poder unido al amor proporciona libertad, o lo que es lo mismo, capacidad de elección. Esto aplicado al fenómeno del renacimiento implica, en palabras de André Luiz que:

"… Al elevarse el alma en cultura y en conocimientos y, consecuentemente, en responsabilidad, el proceso reencarnacionista individual es más complejo, alejándose, como es lógico de la expresión general. Aunque entidades se hallen aún en débito, si han desarrollado valores de buena voluntad, perseverancia y sinceridad, esto les confiere el derecho a influir de cierta manera sobre los factores de su nacimiento, escapando, en cierto modo, del patrón general.

Alrededor de esta misma cuestión, Pietro Ubaldi, en su obra citada anteriormente, expresa:

"Para la gran mayoría ignorante, todo esto (el proceso reencarnatorio) sucede por instinto, por obediencia mecánica a las leyes de la atracción y repulsión. Para los seres más evolucionados la elección es libre, consciente, ejecutada en función de realizaciones complejas, en función de la organización del universo y del progreso de la humanidad como actividad voluntaria para la ejecución de determinadas obras y de destinos especiales. Pero esto para nosotros constituye la excepción."

"La capacidad de elección está en proporción al desarrollo de la conciencia, cualidad que el biotipo humano común está lejos de haber adquirido.

es parte de: 

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Textualmente el párrafo expresado anteriormente del Concepto Rosacruz del Cosmos dice lo siguiente:



Pero puede preguntarse: ¿Por qué debemos renacer? ¿Por qué debemos volver a esta existencia terrestre limitada y miserable? ¿Por qué no podemos adquirir experiencia en esos reinos superiores, sin necesidad de venir a la Tierra?
¡¡Estamos cansados de esta vida terrestre fastidiosa y agotadora!!

Tales quejas están basadas en malentendidos de varias clases. En primer término debemos comprender y grabar profundamente en los anales de nuestra memoria que el propósito de la vida no es la felicidad sino la experiencia. La tristeza y el dolor son nuestros maestros más benévolos, mientras que las alegrías de la vida no son sino cosas fugaces.

Esto parece ser una doctrina muy dura y el corazón grita apasionadamente y protesta ante la posibilidad de que ese pensamiento sea cierto. Sin embargo, así es, y si lo examinamos comprenderemos que no hay tal dureza en esa doctrina después de todo.




Consideremos las bendiciones del dolor. Si pudiéramos colocar nuestra mano sobre una estufa caliente y no sintiéramos dolor, la mano podría quedarse allí probablemente hasta que el brazo se quemara, sin que nosotros nos diéramos cuenta de ello a tiempo para salvarlo. El dolor que resulta del contacto de la mano con la estufa caliente es lo que nos hace retirar aquella rápidamente, antes de que produzca ningún daño serio. En vez de perder la mano escapamos con una ligera quemadura que bien pronto se cura. Esta es una ilustración de lo del Mundo Físico. Y encontraremos que el mismo principio obra en los mundos del Pensamiento y Moral. Si ultrajamos la moralidad, el remordimiento que nuestra conciencia nos produce, provoca un dolor, dolor que nos impedirá repetir el acto, y si no aprendemos a la primera lección, la Naturaleza nos proporcionará experiencias cada vez más duras hasta que por último penetrará en nuestra conciencia el hecho de que "el sendero del transgresor es muy duro". Y eso continuará hasta que nos veamos forzados a tomar una nueva dirección y dar un paso más hacia una vida mejor. 




La experiencia es "el conocimiento de las causas que producen los actos". Este es el objeto de la vida, junto con el desarrollo de la "Voluntad", que es la fuerza con la que aplicamos el resultado de la experiencia. La experiencia debe adquirirse, pero podemos elegir entre adquirirla por el escabroso y duro camino de la experiencia personal o por la observación de los actos ajenos razonados y reflexionando sobre ellos, guiados por la luz de cualquier experiencia que hayamos tenido. Este es el método por el cual el estudiante de ocultismo debe aprender, en vez de necesitar el látigo de la adversidad y del dolor. Cuanto más deseosos estemos de aprender en esa forma, menos sentiremos las punzantes espinas del "sendero del dolor" y tanto más pronto obtendremos el "sendero de la paz". 




La elección es nuestra, pero en tanto no aprendamos todo lo que hay que aprender en este mundo, debemos volver a él. No podemos permanecer en los mundos superiores y aprender allí hasta que hayamos dominado las lecciones de la vida terrestre. Esto sería tan sensible como enviar a un niño al kindergarten un día y a la universidad al siguiente. El niño debe volver al kindergarten un día y otro y pasar años enteros, antes de que el estudio haya desarrollado en él la capacidad suficiente, para que pueda comprender las enseñanzas que se dan en la universidad. 




El hombre también está en la escuela: la escuela de la experiencia. Y debe volver a ella muchas veces antes de que pueda esperar el dominar todo el conocimiento del mundo de los sentidos. No existe una vida terrestre sola, por rica que haya sido en experiencia, que pueda suministrar todo ese conocimiento, y por eso la Naturaleza decreta que el hombre debe volver a la Tierra, después de intervalos de reposo, para proseguir su trabajo donde lo dejó, de igual manera que un niño sigue su estudio en la escuela cada día, después del intervalo de una noche de sueño. No es argumento contra esta teoría el decir que el hombre no recuerda sus vidas anteriores. No recordamos los ejercicios y trabajos que hicimos al aprender a escribir y, sin embargo, poseemos el arte de escribir, que prueba que lo hemos aprendido. Todas as facultades que poseemos demuestran que las hemos adquirido alguna vez y en alguna parte. Algunos recuerdan su pasado, sin embargo, como se relata en un ejemplo notable al final del capítulo siguiente y, que al fin y al cabo, es uno de tantos. 




Y además, si no hubiera vuelta a la Tierra, ¿ qué utilidad tendría la vida? ¿Por qué luchar por nada? ¿Por qué una vida de felicidad en un cielo eterno debería ser la recompensa de una buena vida? ¿ Qué beneficio podría producir una buena vida en un cielo donde todo el mundo es ya feliz? Seguramente en un lugar donde todo el mundo es feliz y está contento no hay necesidad alguna de simpatía, de sacrificios ni de buenos consejos. Nadie los precisaría; pero en la Tierra hay muchos que los necesitan y esas cualidades humanitarias y altruistas son de la mayor utilidad para la humanidad que lucha. Por lo tanto, la Gran Ley que trabaja para el bien, hace que el hombre vuelva al mundo para beneficio de sí mismo y de los demás, con sus tesoros adquiridos, en vez de permitir que se estropeasen o desperdiciasen en el cielo, donde nadie los necesita.

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