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jueves, 29 de agosto de 2013

EFECTOS PSICO -FISIOLOGICOS DE LA ORACION


EFECTOS PSICO -FISIOLOGICOS
DE LA ORACION

Por el Dr Alexis Carrel
           
La oración actúa sobre el espíritu y sobre el cuerpo de una manera tal que parece depender de su calidad, de su intensidad y de su frecuencia.
            Es muy fácil el conocer cual es la frecuencia de la oración y en cierta medida, su intensidad.
            Cuando la calidad se mantiene desconocida, entonces no podemos medir la fe y la capacidad de amor de un semejante. Mientras que así como vive todo aquel que ora puede aclararnos su capacidad de invocar a Dios. Igualmente cuando la oración es de un débil valor inconsciente, principalmente en el recitado de fórmulas, ejerce un efecto sobre el comportamiento del individuo; por otra parte también  fortifica al mismo tiempo el sentido de lo sagrado y la moral.
            Los medios en donde se ora se caracterizan por cierta persistencia, del sentido del deber y de la responsabilidad, por menos envidia y maldad y por más bondad para con los demás.
            Con cierta evidencia se ha demostrado que en igualdad de un desarrollo intelectual, el carácter y el valor moral son más elevados entre los individuos que oran, así como es mucho menor entre los que no oran.
            Cuando la oración es habitual y verdaderamente ferviente, su influencia es más manifiesta y podemos compararla a dos de las glándulas de secreción interna, como por ejemplo, la tiroides y las suprarrenales. Consiste en una especie de transformación mental u orgánica, la que se opera en forma progresiva. Podríamos decir que en lo más profundo de la conciencia se enciende una llama.
            El hombre se ve tal cual es al descubrir su egoísmo, su vacuidad, sus juicios errados y su orgullo. Y entonces vuelve al cumplimiento de su deber moral, procurando adquirir la humildad intelectual. Así se abre delante de él, el reino de la Gracia. Poco a poco se va produciendo un apaciguamiento interior, en armonía con las actividades nerviosas y morales, así como una mayor resignación delante de la pobreza, la calumnia y la miseria, también como la capacidad de soportar sus debilidades, la pérdida de la confianza en si mismo,  las dolencias y la muerte.
            Por tal motivo, el médico que ve a su paciente orar, debe regocijarse con eso, ya que la calma proveniente de la oración  es una poderosa ayuda para la terapia.
             Además, no debemos comparar a la oración con la morfina, ya que la oración nos origina una gran calma, una integración de las actividades mentales, así como una especie de florecimiento de la personalidad. A veces nos produce situaciones de heroísmo y señala a sus fieles con un sello particular. La pureza en el mirar, la tranquilidad del porte, la alegría serena en la expresión, la virilidad del comportamiento y si fuera necesario, la simple aceptación de la muerte de un semejante,  de un mártir, traducen la presencia del tesoro que se oculta en lo más íntimo de los órganos del ser humano y del espíritu.
            Bajo esta influencia, tanto  los ignorantes como los retrasados mentales, los débiles y los menos dotados, ellos utilizan mejor sus fuerzas intelectuales y morales.
            La oración, según parece, eleva a los hombres muy por encima de su estatura mental que les pertenecen en armonía con su herencia y su educación. Este contacto con Dios les impregna con una gran paz y ellos la irradian llevándolas hacia todas partes donde se dirigen.
            Infelizmente, no hay hoy en día, sino un número ínfimo de individuos que saben orar de una manera eficiente.   

Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este artículo

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