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viernes, 15 de noviembre de 2013

Entrega V

  Entrega  V






  No te dejes llevar por los rumores y chismes que te cuenten, seguramente que los han aumentado y cambiado pues, al fin y al cabo, a ti no te incumben. Mantén la mente limpia de negatividad y alerta ante estos casos y sé comprensivo y tolerante ante los errores de los demás, además y, si puedes, haz ver a quien te lo cuenta que no está haciendo bien.

            Esfuérzate por perder todo cuanto haya en ti que cause dolor a los demás. Cuida tu lenguaje para que no hiera, para que no ofenda a otros con menosprecio, para que no critique ni se burle de nadie, y para que no disfrute hablando de las debilidades de los demás. Desarrolla la sensibilidad y lo tendrás más fácil de superar.
            Procura tener siempre presente que eres hijo de Dios, porque así, aunque te ocurra algún problema no te perturbará porque sabes que Dios no puede fracasar y, si algo fracasa, no es real sino parte del Plan de Dios y algo necesario. Quizás sea culpa tuya, pero si lo has hecho con la mejor intención, puedes pensar que todo está bien.

            Cuando veas a alguien dominada por un mal hábito, no le repudies ni huyas de él porque es un Alma joven que no ha aprendido aún a vencer sus deseos. Tu deber es ayudarle y no despreciarle, debes estar en contra del pecado pero no del pecador, si no actúas así, serás peor que él y perderás el sentimiento de fraternidad.

            Es aconsejable que en momentos de armonía y felicidad espiritual, te sientes, te relajes y apuntes todo lo que recuerdes de tu pasado que te haya causado temor, vergüenza, enfados, etc. Según escribas y vivas los hechos con ánimo de olvidarlo como una etapa pasada que ya no volverá, sentirás alivio mental y emocional. Cuando acabes, rompe el papel, pero recuerda una cosa, no escribas los nombres de las personas implicadas.

            “El servicio desinteresado y amoroso a los demás es el camino más corto, más seguro y más gozoso hacia Dios”, dice la Biblia. Haz algo por los demás en ese sentido en cualquier ocasión que tengas y serás feliz en tu Espíritu.

            No hables tanto y razona más para no molestar con tus palabras, para no ofender, y para no tener que arrepentirte.

Procura actuar siempre en nombre del Espíritu, no culpes a otros de tus errores y sé sincero contigo mismo. Si tienes que decir la verdad u opinar honradamente, no te calles ni tengas miedo a otro por el hecho de que tenga poder o sea más inteligente que tú; si tienes que defender a un amigo ante la mentira de otro, hazlo sin vacilaciones y tendrás la conciencia tranquila; escucha a tu conciencia y actúa en consecuencia.


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de:


Guía practica del aprendiz de ángel
o
(Cómo ganar el cielo estando en la Tierra)

                                      Francisco Nieto Vidal


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