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sábado, 20 de septiembre de 2014

LOS ROSACRUCES Y SUS ENSEÑANZAS



LOS ROSACRUCES Y SUS ENSEÑANZAS

A continuación  publico el "Prólogo" del libro Los Rosacruces y sus enseñanzas de Dr. S. Swuinburne Clymer, de la Fraternitas Rosae Crucis, publicado en su momento por la "Fraternidad Rosa Cruz de la América del Sur", editado por editorial Kier en 1947, realizándose varias rediciones posteriormente.

El Dr. Clymer (1878-1966) fue un importante Rosacruz Norteamericano, y ejerció como Supremo Gran Maestro de la Orden desde 1922 hasta su deceso. Es autor de otras obras muy importantes en este ámbito, como son: "El Misterio del sexo y la regeneración de la raza"; "Cristificación"; "La Filosofía del Fuego"; "El misticismo  de la Masonería"; "Las enseñanzas herméticas", entre las más conocidas.

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MAESTROS ENTRE LOS HOMBRES

Mal comprendidos, víctimas de toda clase de prejuicios, difamados sin motivo, mirados con desdén por pretendidos eruditos y hombres de ciencia; sus escritos y enseñanzas torpemente tergiversados en enciclopedias y revistas; ridícula y fraudulentamente imitados por sendos iniciados, ellos, los verdaderos Rosacruces, siguen imperturbables su camino, sin murmurar jamás, sin apartarse un ápice de la línea que claramente se han trazado en sus labores, y, a pesar de amigos sinceros, pero equivocados, y a despecho de enemigos implacables, continúan siendo los Maestros de las Edades, Filósofos entre los hombres y Guardas Avanzados de toda Nueva Edad y de toda civilización superada.

CHRISTIAN ROSENKREUZ

En el año 1614, en una época en que era todavía un crimen el que los hombres pensasen por sí mismos y en que la expresión de sus ideas podían penarse con la muerte, Juan Valentín Andrea, bajo el seudónimo de Christian Rosenkreuz, esto es, la Rosa Cruz Evangélica, o la Cruz Rosada de los Nuevos Evangelistas, publicó la famosa, semi-satírica, pero profundamente mística Fama Fraternitatis — des loblichen Ordens des Rosenkreuzes —, y a partir de esa fecha la unión de Iniciados, conocida hasta entonces como la de los Hermetistas, Gnósticos, Platonistas, Pitagóricos, Magos, Alquimistas, Paracelsianos y otros, empezó a ser conocida como Asociación de los Rosicrucianos, o miembros de la Rosa Cruz de Oro.

LOS ANTIGUOS HERMANOS  

No es nuestra intención hacer en este prólogo un estudio completo de lo que son los antiguos Hermanos, ni de sus prácticas y enseñanzas. Todo lo que a ese respecto pudiera decirse fuera de los Templos, lo encontrara el lector en ésta y en otras publicaciones que se relacionan con la Augusta Fraternidad. Anticiparemos, Sin embargo, algunas palabras. 

Esta oculta, aunque práctica Asociación, estaba formada por aquellos antiguos Magos que florecieron en Caldea siglos antes de Geber. Algunos de sus individuos dejaron el suelo natal y fueron a fundar en tierra extranjera la Confederación Hebraica. Eran Sabaenos, pueblo original de Saba, que precedió por largos siglos a los sabios de Caldea, y fueron los verdaderos creadores de la civilización Semítica, cuya desvanecida sombra habíamos de encontrar, al correr de las edades, en la primitiva China, que cuenta también sus años por milenios.

De esta Gran Hermandad Surgieron Brahma, Buda, Laotzé, Zoroastro, los Gnósticos, los Hermanos Esenios y con éstos, Jesús que, como Esenio, predicó la doctrina sagrada de la “Montaña de Luz”, que le había sido transmitida por los Hermanos de la Luz. 

Los Iniciados han sido siempre los soñadores de las edades — los soles, las luces resplandecientes de los Siglos —, eclipsados, a veces, pero gloriosamente recobrados, prontos para continuar siendo guías y conductores de los pueblos. Ellos fueron los primeros en desentrañar la significación del fuego, y los primeros en saber que en el Universo hay algo más consistente que la vida física y las pasiones humanas y algo mucho más profundo y trascendental que el intelecto. 

La luz resplandeciente que hoy ilumina al mundo, surgió de una chispa de las antorchas que ellos encendieron en la Fuente de que proviene toda Luz, de esa mística montaña que sólo ellos tuvieron el coraje y la pujanza de alcanzar, valiéndose de una escala cuyos peldaños están separados por siglos. 

Hermes Trimegistus, el poderoso Rey Egipcio, y el otro Hermes ―Asclepius IX —, fueron ambos Adeptos, Sacerdotes e Iniciados, como lo fue antes que ellos Malki-Zadeck, aquel poderoso monarca pre-Adámico, de quien se ha dicho que nació de un pensamiento y vivió y trabajó por siglos incontables. Adepto e Iniciado fue también el Mercurio Griego. De estas grandes Almas proviene, pues, el maravilloso conocimiento, la admirable sabiduría interna en que tan hábil fue Moisés, y en cuya fuente bebió también muy hondo el Hebreo José.

LOS ROSACRUCES EN AMÉRICA

El primer Gran Concilio de la Augusta Fraternidad, tuvo lugar en la ciudad de Filadelfia, en 1774[1], pero la historia real, de la Orden como organización concreta, no empieza sino el año 1854, fecha en que, de regreso de su estada en tierras de Oriente y a raíz de su Iniciación final en París, el doctor Pascal Beverly Randolph estableció en suelo Americano el Supremo Gran Templo de la Orden.

Las proposiciones de los dogmas ocultos y los fundamentos de su poderosa e inmortal filosofía, no pueden encontrarse más clara y sucintamente expuestos que lo que lo están por el propio doctor Randolph en su magistral obra “El Alma del Mundo”:


T R Y

“¡Atrévete! ¡Esfuérzate! ¡Prueba! ¡Todo es posible para quien se atreve! Despiértese tu Alma y yérgase airosa, plena de fuerza y de confianza, al toque vitalizante de tu propia VOLUNDAD. ¡Ánimo! ¡Todo está en ti!

“La Humanidad está constituida por siete grandes categorías, la más elevada de las cuales la forman los Genios de la Tierra, Hijos de la Radiante Estrella y herederos del Templo ― los Hermanos de la Luz.

“Los irresolutos y los débiles, no cruzarán nunca el vestíbulo. . . Pero las puertas del Templo se abrirán un día de par en par para quienes verdaderamente se atreven, y prueben y se esfuercen. . .

“El hombre fracasa por falta de confianza, por irresolución mental, por inestabilidad de propósitos. . . Pero triunfa y triunfará siempre, si despierta su VOLUNTADU y se mantiene alerta.”

Con Semejante fe y tal firmeza de propósitos; con una filosofía de tal vitalidad y un incentivo tan poderoso y eterno, ¿podremos maravillarnos de que sus fieles sostenedores hayan podido alcanzar el más alto pináculo del poder, cual es la Iluminación y la Consciencia del Alma?

Por otra parte, ¿podríamos sorprendernos si a muchos les falta fe, fortaleza, hombría de bien, o mayor coraje para perseverar en el Sendero? Caen a mitad del camino debido a su absoluta falta de condiciones, y, proclamándose a sí mismos Rosa-Cruces, carentes de toda decencia y honradez, prueban, con su propio fracaso, que los verdaderos Hermanos existen.

EL MIEDO, GRAN DESTRUCTOR

¿Por qué son tan pocos los que, habiendo hollado una vez el Sendero, tienen el coraje, la persistencia, la buena fe y la paciencia necesarias para continuar en él hasta alcanzar la condición de un verdadero Rosa―Cruz?

Por falta de valor. 

“¿Qué es el hombre si no un dios que tiene miedo?”— ha escrito el gran Maeterlink. 

Es el Miedo el que paraliza las fuerzas naturales del hombre. El Miedo retarda su progreso y hace vacilantes sus pasos. Por Miedo renuncia a su fe y por Miedo se aparta, a pesar suyo, del sendero escogido, aun cuando sabe que ese sendero es el único que puede conducirle a la liberación y  disfrute de cuanto de noble y bello tiene la vida. 

Nada ilustra mejor el poder del Miedo, que la conocida historia de aquel viajero que en el camino de Bagdad se encuentra con la Peste Negra:
—¿A dónde te diriges, Peste?— pregunta el viajero.
—A Bagdad, para matar cinco mil — responde la Peste.
Semanas más tarde, el viajero vuelve a encontrarse con la Peste, ya de vuelta de Bagdad.
—Dijiste que matarías sólo cinco mil — le increpa —, pero me aseguran que has muerto cincuenta mil.
―Yo maté sólo cinco mil — replicó la Peste —, los cuarenta y cinco mil restantes los mató el Miedo. . .'
Es el Miedo el que entraba las naturales facultades del hombre. Es el Miedo el que lo induce a continuar siendo un vil esclavo cuando podría convertirse en un ser libre; y es el Miedo el que induce a algunos Neófitos a retroceder sobre sus pasos, a fracasar y a morir.

CONCIENCIA DEL ALMA E INICIACIÓN

Quién desee encontrar a los Maestros, debe buscarlos donde se le ha ordenado: en el santuario de su propio ser, mientras huella el sendero de su vida diaria. La Conciencia del Alma, el supremo Logro Oculto, resultante del paso a través de la verdadera Iniciación, conduce a un nuevo mundo de verdad y realidad, a una comprensión, una Sabiduría y una vida enteramente nuevas, en un mundo viejo. Pero la nueva vida no se manifiesta sin dolor y sin que tengamos que desprendernos de lo viejo y caduco. Todo alumbramiento trae consigo las angustias del parto y el alumbramiento de nuevas ideas en la mente no se sustrae a la regla. 

El liberarnos de antiguos y arraigados errores o falsas enseñanzas, nos produce un dolor tan intenso como si tuviéramos que arrancarnos las entrañas con nuestra propia mano. Y, sin embargo, la Nueva Luz y la Nueva Vida que llegan, no vienen a empobrecer sino a enriquecer nuestra existencia y daño alguno puede sobrevenirnos de lo que es por naturaleza eternamente puro. Sólo lo que está edificado sobre la falsedad, el error y el miedo, puede, en efecto, recelar de la transformadora antorcha de la eterna Luz, de esa Luz que ha de buscarse y encontrarse dentro de nosotros mismos. 

El desenvolvimiento del Alma — el método que conduce a la Iniciación — es como un puente tendido sobre la inmensidad del espacio, un puente entre este mundo y el infinito más allá: la llave que rompe las cadenas de la esclavitud y conduce a la   libertad. Hay dolor, porque todo nacimiento es dolor; hay agonía, porque todo crecer de las tinieblas a la Luz implica morir en lo caduco para nacer en lo nuevo. 



INFLUENCIA DEL AMBIENTE

Las Circunstancias son las cadenas que atan al hombre a la tierra y a todo lo terreno. Pero llega un día en que el hombre ― si quiere realmente vivir y no meramente subsistir — tiene que romper las trabas del ambiente, arrojar de sí las influencias retardatorias de situaciones o asociaciones, y crearse un medio más elevado y conveniente. Debe empezar por depositar toda su confianza en la Ley y despojarse de todo lo caduco y malsano, trazarse una nueva ruta y emprender una vida nueva. Todo esto requiere valor, naturalmente, esfuerzo perseverante y fe inquebrantable, pero conduce seguramente al éxito.
   


EL SENDER0

Está en manos de la Augusta Fraternidad instruir y guiar a todos los que buscan liberarse de las condiciones adversas, tornándolas favorables, o ayudando, al Aspirante a vencer ambientes negativos y condiciones que lo atan y esclavizan.

La Fraternidad dirá al Neófito lo qué tiene que hacer y cuándo y cómo hacerlo. No es fácil, sin duda, decidirse a abandonar lo viejo y aceptar disciplinas a menudo desconocidas. Es también un proceso lento: un paso hoy y otro mañana, éste siempre un poco más avanzado que aquél, hasta que por un desenvolvimiento gradual, tal vez imperceptible, y un régimen normal y natural, el Acólito, consigue liberarse de los pensamientos, deseos e inclinaciones degradantes que lo ataban; al fracaso, y entra a reemplazarlos por la fe, la confianza, la obediencia a la Ley, percepción del futuro y una clara visión de lo que será.

EL DESPERTAR
 
El despertar viene siempre a los que buscan en el recto camino. A ellos es dada la Luz que es Vida.
Nunca en la historia del mundo se ofrecieron a la humanidad mayores oportunidades que en la hora presente. Los hombres y las mujeres están como en sueño, entrabados por su propia debilidad y por la ajena, enceguecidos por ambientes y condiciones adversas, pero esclavizados, sobre todo, por las opiniones de los demás. 

Las oportunidades del triunfo son para quienes han despertado o están despertando a la conciencia de sus propias posibilidades; para quienes estén dispuestos a encarar los hechos sin vacilaciones ni excusas, a desprenderse de todo preconcepto, dogma y credo estrecho, y, tras de aceptar y aplicar sin reservas el conocimiento y la guía que les ofrece la Augusta Fraternidad, marchar a la conquista de su verdadero destino y de más elevados, mejores e infinitamente más deseables planos de actividad y de vida.

EMBAJADORES DE DIOS

Los Entusiastas son los Embajadores de Dios, y los Mensajeros exclusivos de las grandes verdades o de las nuevas interpretaciones de la verdad que el mundo necesita. El mundo, en retorno, se da a menudo el placer de crucificarlos. . . 

Pero ellos aceptan alegremente su destino y su mayor regocijo, su mejor compensación, está en la alegría de sentirse capaces de entregar su mensaje, ver como este beneficia a los hombres, y saberse fieles Embajadores de Dios en una causa justa. A despecho de la incomprensión del mundo respecto a sus salvadores, éstos siguen apareciendo, proclamando su misión, entregando su mensaje, entregando verdades nuevas o adaptando las antiguas a las necesidades del momento. Luego marchan directamente al calvario o a la hoguera — o a la Inmortalidad.

En todas las edades ha habido hombres forjados sobre modelos diferentes a los de sus contemporáneos y predestinados, por lo mismo, a cumplir misiones diferentes y más elevados destinos.

“Ser grande es ser incomprendido”, y, ¡ay! a menudo vilipendiado y crucificado. Entre cuantos vivieron, jamás ninguno trabajó nunca con mayor ardor ni hizo más por la humanidad, que los Iniciados de la Augusta Fraternidad, en que descuellan los Hermetistas, los Pitagóricos, los Paracelsianos ― reformadores del mundo antiguo — y los Rosacruces, entre quienes se destacan  Washington, Jefferson, Payne, Lafayette, Franklin, Randolph, Lincoln y Hitchcock, los hombres que dieron al mundo la nueva libertad y que son un símbolo de la buena Era que está aún por venir.

EL PODER ESPIRITUAL DEL ALMA

Hay en el Alma humana una fuerza o poder que, en apropiadas circunstancias, capacita al hombre para atraer hacia sí influencias extraordinarias y modificar las condiciones que le rodean. Si este poder del Alma alcanza un determinado grado de desarrollo, puede vencer todos los elementos que la entraban y alcanzar la liberación. Lo que está arriba por encima de lo meramente físico y aparente, atrae hacia sí lo que eleva y es espiritualmente dominante, mientras lo que está abajo — lo inferior y terreno -- sujeta y esclaviza. Consecuentemente, el hombre puede, haciendo uso de las infinitas posibilidades de su Alma, capacitarse para recibir dones celestiales y para influir poderosamente sobre otros menos espiritualmente desarrollados.
Leyes como éstas son las que han aprendido a poner en actividad los Rosacruces, y es su manejo el que enseñan a sus Neófitos dignos. Pero nunca pondrán esas fuerzas en movimiento, como no sea en servicio de la humanidad. Y es por esto que han sido reconocidos, con toda justicia, como los Maestros de las Edades.

LA REVELACIÓN DE LOS SECRETOS

La imposibilidad de revelar los Arcanos secretos a quienes carecen del desarrollo espiritual suficiente para recibirlos y comprenderlos, ha sido la causa de muchos de los conceptos erróneos y de los prejuicios sobre la concepción Rosacruz, que circulan entre quienes no tienen ningún conocimiento de la materia. Son apreciaciones antojadizas de individuos que no saben lo que son los verdaderos Rosacruces, pero que no tienen escrúpulos en hacerse avisar y proclamar como tales. Si la crítica tuviera presente: que los que hablan no saben y que los que saben no hablan, no se producirían estas odiosas mistificaciones. Ningún verdadero Rosacruz se presentará jamás como tal, salvo en el cumplimiento de un deber más alto, o para proteger a un Hermano en desgracia. 

Esas historias fabulosas y grotescas, que son por sí mismas la mejor demostración de la ignorancia y la malicia de sus forjadores, crecen en intensidad y absurdidad a medida que los charlatanes van propalándolas. 

Las falsedades, desgraciadamente, no pueden siempre ser totalmente desvanecidas sin afectar las raíces de la verdad, y las imputaciones calumniosas suelen fortalecerse si encuentran resistencia, Es debido a esto que no siempre es prudente contradecir los acertos del ignorante, del empecinado o del impostor malicioso. Por lo demás, ¿qué valor puede tener para el hombre sensato el testimonio de un ciego cuando se refiere a cosas que cree haber visto? ¿Qué puede decir el falsario de la verdad, el ateo de Dios, el necio de la Sabiduría y el impío de la Fe? La envidia, el odio, los celos, la superstición y el fanatismo son como vidrios de color que hacen que quien mira a través de ellos no vea las cosas en su verdadero aspecto, sino según las presenta el color reflejado. No hay ciego que lo sea más que el que no quiere ver, y de éstos el peor es aquél cuya visión está perturbada por la malicia de los celos.

NUESTROS PRINCIPIOS

La Hermandad de la Cruz-Rosada —o como quiera el mundo llamarnos — sostiene que hay en los espacios Etéreos Centros de Amor, Poder, Energía y Bondad de toda clase y grado de conocimiento, accesibles al hombre, pero que sólo pueden conocer quiénes han alcanzado la Consciencia del Alma. 
Sostenemos que no solamente es posible ponerse en contacto con esos Centros y obtener el conocimiento que de ellos fluye, sino que esta Gran Obra sería perfectamente factible para una inmensa cantidad de individuos que hoy malogran lastimosamente su tiempo, que mueren en mitad de su carrera o que despiertan demasiado tarde y sólo para darse cuenta de su insensatez.

Hablando en general, la humanidad se encuentra dividida en dos grandes grupos: uno que no quiere saber nada de su cuerpo físico, que mortifica la carne y hace de la vida un campo de muerte y agonía desde la cunas al sepulcro; y el otro que se entrega desenfrenadamente al disfrute de toda sensualidad, pero que combate sin misericordia el mismo desenfreno en los que no pertenecen a sus filas. 

Los sistemas religiosos en boga consagran sus mayores energías a la salvación de las Almas y a asegurarse la entrada al cielo, pero pierden de vista las necesidades terrenas de que el cuerpo no puede prescindir. Crucifican sin piedad la carne, pero sacrifican el Alma, olvidando el principio fundamental de la naturaleza humana de deleitarse en hacer justamente lo que les está más rigurosamente prohibido.

LOS ROSACRUCES SON HOMBRES PRÅCTICOS

Los Rosacruces son hombres prácticos en el mejor sentido de la expresión. Creen en el progreso de la Raza Humana, en el Orden y en el Auto-desenvolvimiento del Ser en todas sus esferas de acción. Creen firmemente que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos, o —variando un poco esta vieja máxima —, creen que Dios ayuda al hombre, sólo cuando éste se ha esforzado de veras por ayudarse y no lo consigue.
En consonancia con este principio, los Rosacruces adoptaron hace siglos como lema supremo de sus actividades, esta sola palabra: TRY — ¡ESFUÉRZATE! — y están firmemente convencidos, de que este simple vocablo de tres letras, puede convertirse en un magnífico puente sobre el cual el hombre pasará triunfante de lo malo a lo mejor, de lo mejor a lo óptimo, de la ignorancia al conocimiento, del conocimiento a la sabiduría, de la necesidad a la opulencia, de la debilidad al poder y ―lo que es más valioso aún — de la esclavitud a la Maestría.

Como consecuencia del continuo mantenerse en el camino real del conocimiento y la Iluminación Espiritual, el Acólito Rosacruz aprende pronto a desdeñar la debilidad y el vicio en sí mismo y en los otros, no en razón de incesantes amonestaciones sugeridas al oído, sino porque se ha hecho activamente consciente de que la vitalidad y la virtud son las más útiles y seguras compañeras y porque ha aprendido que si el hombre fracasa después de haber hecho esfuerzos sinceros por salir adelante, Dios vendrá seguramente en su auxilio, al paso que la maldad, la bajeza y la hipocresía le arrastrarán irremisiblemente a la ruina.

EL PODER MÁGIC0 DE LA VOLUNTAD

Lo que los hombres han hecho una vez, en cualquier momento de la historia y en cualquiera circunstancia, puede hacerlo también cualquier hombre hoy. Los Rosacruces, como todos los Iniciados del pasado, proclaman la omnipotencia de la Voluntad y declaran — después de haberlo demostrado prácticamente ― que la Voluntad del hombre, si es puesta debidamente en acción y se encuentra reforzada por un intenso deseo y una poderosa energía, se convierte en una fuerza suprema e invencible. Este poder de la Voluntad es fuertemente negativo cuando se le ejerce con fines meramente personales o egoístas, pero si es llamado a la acción a impulsos de una causa noble y de un fin elevado, no hay nada que pueda resistir a su poder. La Bondad es reconocida también como un gran poder, porque es eterno. Es por esto que los Rosacruces cultivan la Voluntad y hacen de ella la más poderosa herramienta del bien. 

El Gran Templo enseña a sus Neófitos la manera de construir esta regia facultad del Alma humana. Les enseña a fortalecerla, purificarla e intensificarla y es así cómo uno de los primeros fenómenos que se observan en el hombre, que ha cruzado los Portales del Templo, es que su vanidad desaparece en la misma proporción en que se expanden su compasión, y su bondad.

ROSÆ CRUCIS ES ESPIRITUAL

Rosæ Crucis es Espiritual, no material. Es una Fraternidad más que una Orden. Sus miembros son elegidos de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur, de entre las más humildes lo mismo que de las más altas posiciones, y se la encontrará siempre, donde quiera que haya Almas libres, plenas de simpatía y ansiosas de superarse.

Rosæ Crucis abarca todas las edades, todas las Razas y todos y su acción se extiende desde lo visible hasta los invisibles planes del ser. El silencio, el secreto  y la humildad en sus labores, son sus características invariables. 

Si bien la Cruz Rosada no tiene credo ni dogma alguno que imponer a sus Acólitos al admitirlos en su seno, sustenta, sin embargo, ciertos principios que todo Rosacruz acoge. La Reencarnación como Ley de exacta justicia es generalmente aceptada como una verdad, así como el que la salvación no es otra cosa que la liberación del Alma de sucesivas encarnaciones en formas terrestres, encarnaciones en las cuales alternan el dolor y el placer y en que el resplandor del genio aparece oscurecido por la incomprensión de las edades y la llama de la pasión debilitada   por del desaliento de la enfermedad, las debilidades y, por último, el temor a la muerte.

ES NECESARIO EL HOMBRE COMPLETO
 
El  culto de la Cruz Rosada comprende al hombre completo. El desenvolvimiento se lleva a cabo por medio de elevadas vibraciones de la Voluntad en el Alma emocional o natural. Estas fuerzas vibratorias exaltan y expanden las energías del Alma, y en esto consiste justamente la obra de salvación, que no debe creerse implica el rescate o liberación de las consecuencias de los pensamientos, actos o tendencias nocivas. Lo que está registrado en los anales del Alma no puede ser borrado. Pero la realización de nuevas obras de bondad permitirá abrir un nuevo registro y arrojar todo lo caduco e indeseable al limbo de las cosas olvidadas.

LA POPULARIDAD ES A MENUDO PELIGROSA

Poseer conocimientos extraordinarios y ser o actuar de manera diferente a los demás, suele ser peligroso si ese conocimiento o esa manera de actuar se tornan impopulares, y esto ocurrirá por lo menos mientras la gran masa humana esté gobernada por la ignorancia, la superstición y los prejuicios. Los Rosacruces hace ya mucho tiempo aprendieron que la popularidad es cosa peligrosa, como que es sobre esta roca que se han apoyado todos los sistemas religiosos del pasado.   

  Los Magos de Egipto, Arabia, Persia y Asiria, formaron las clases gobernantes de la antigüedad. Constituyen el Sacerdocio que gobernaba a las testas coronadas y tenía a su cargo la educación de los elegibles al trono. Esos Magos Sacerdotes reconocieron que la igualdad entre los hombres se basaba no en el nacimiento sino en su merecida elevación, y que el hombre no desarrollado ni regenerado tiene que ser gobernado. Para quien es incapaz de gobernarse a sí mismo, la educación puramente intelectual es una desgracia. Como un medio de asegurar la justicia y la equidad, los antiguos establecieron sistemas religiosos en que la masa era enseñada como los niños, por medio de cantos y de fábulas, mientras los Sacerdotes reservaban para sí y sus Iniciados el uso secreto de sus Misterios. Es de estos Sabios, de que hoy tenemos noticias. El conocimiento oculto estaba entretejido no sólo con los sistemas religiosos, sino también con las artes, las costumbres, la literatura y la ciencia de la época. 

La Biblia está llena de Saber Rosacruz, si bien no con esa designación, ya que la Fraternidad se cuida muy poco de los nombres. ¿Por qué? Porque es, como ya se ha dicho, una Organización espiritual que trabaja exclusivamente por la Cultura del Alma. Sus métodos no son los métodos del mundo, sino propios. El destino de las naciones y de las religiones ha sido el mismo. Los principios Rosacruces perduran y continúan activos para la elevación de la Raza, invisibles, pero no irrealizados.

NO TODOS PUEDEN SER ROSACRUCES

No toda persona puede ser Iniciada en lo que guste. Esta capacidad nace en el hombre como un don. Tampoco es posible que cualquiera se convierta en Rosacruz con solo desearlo. La mera educación no puede dar sentido a un idiota, como el niño que nació ciego no puede convertirse en un maestro en pintura, sólo porque conozca la terminología de la luz y la sombra y de la combinación de los colores. Para convertirse en un Adepto, un Rosacruz, un Maestro, un Iniciado, debe haber un sentimiento innato de éxtasis, a la sola idea del Misterio presentido, una verdadera ansia por lo desconocido y una conciencia y una fe perseverante en la posibilidad de alcanzar la inmortalidad. Quienes posean esta conciencia interna y este deseo ardiente pueden ser Iniciados, con provecho para sí mismos y para la humanidad, porque en los Templos Rosacruces los que comen quedan satisfechos y los que beben no vuelven a tener sed. 

Ni los indiferentes, ni los agnósticos, ni los egotistas, pueden convertirse en Rosacruces. Se requiere sentimiento y muy intenso. Sin este requisito y un acendrado amor por el bien de la humanidad, la Iniciación no puede ser alcanzada, ni puede producirse el Bautismo del Fuego, que pone en actividad las energías adormecidas y despierta el germen del Alma a un más elevado y mejor estado del ser, en que la Voluntad reina sobre todo lo material, para que la obra trasmutadora pueda ser completa.


[1] Véase La Hermandad de la Cruz­Rosada, el primer Gran Concilio de la Fraternidad en América. Philosophical Publishing Co. Quakerton, Pa.



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