LECCIÓN MENSUAL DEL ESTUDIANTE
Julio de 1982
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Uno de nuestros objetivos es poner la naturaleza inferior bajo control, y hacerla servir al Yo Superior o Espíritu Interno. Siguiendo los sabios dictados del Yo Superior, nos convertiremos en auxiliares conscientes y constructivos en el Plan Cósmico de la Creación.
No siempre es fácil reconocer los varios trucos que nos juegan nuestras naturalezas inferiores (también llamadas personalidad o carácter). Además la mayoría de nosotros no sabe como reformar la naturaleza inferior. Las cosas más grandes son las más simples, y el proceso de desarrollo espiritual debe ser conservado en el reino de la simplicidad, si queremos tener buen éxito en ello.
Tenemos por ideal el luminoso ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, y cuando tratamos de imitar Sus hechos y ejemplificar Su Evangelio de Amor, pronto comprendemos cuan limitados somos y cuan indignos de Su Compasión podemos ser. Con el fin de inspirarnos a elevarnos por encima de nuestras limitaciones, los Hermanos Mayores de la Rosa Cruz idearon un lema simple que nos recuerda nuestra meta inmediata: “Una mente cuerda, un corazón
tierno y un cuerpo sano.” Debemos vivir estas cosas con el fin de predicar perfectamente el Evangelio de la Nueva Era y curar al enfermo. Implicada en este tema está la idea que debemos desarrollar “el recto pensar, el recto sentir y el recto actuar.” Los pensamientos, los sentimientos y las acciones pueblan nuestros días por miles, y su repetición moldea nuestros caracteres.
Pero, puesto que, bajo la ley de Causa y Efecto, las cosas trabajan de ambas maneras, los caracteres así moldeados afectaran a su vez los pensamientos, sentimientos y acciones que generamos a cada momento, para bien o para mal. Si supiésemos como fortalecer el Bien y extirpar el Mal, daríamos grandes zancadas a lo largo del Sendero en un tiempo mas corto.
Desgraciadamente, muy pocos de nosotros tienen el privilegio de saber como controlar nuestros registros internos sistemáticamente, para ver que fue bueno y que fue malo, y como enderezarlo. Tal conocimiento es de inestimable valor para aquellos que están comprometidos en el proceso de auto-mejoramiento, y podemos grandemente ayudar a otros estimulándolos a hacer diariamente el simple pero efectivo ejercicio de la Retrospección. “El
Maestro dijo, cuando dio el ejercicio, de retrospección, que si fuese posible convencer a la persona mas depravada del Mundo a llevar a cabo este ejercicio fielmente durante seis meses, seria reformada permanentemente.”
(Cartas a los Estudiantes, p.99, edición inglesa.)
Esta afirmación puede parecer muy presuntuosa a los ojos de aquellos que nunca han hecho el ejercicio por ninguna cantidad de tiempo, pero cualquiera que haya trabajado con el sabe cuan beneficioso es realmente. Veamos como lo define Max Heindel: “Después de retirarse por la noche, el cuerpo se relaja. Esto es muy importante, porque cuando cualquier parte del cuerpo
esta tensa, la sangre no circula libremente; parte de ella es aprisionada temporalmente bajo presión. Como todo desarrollo espiritual depende de la sangre, no puede ser hecho el máximo esfuerzo por alcanzar el crecimiento anímico cuando cualquier parte del cuerpo esta en tensión.
“cuando ha sido lograda la perfecta relajación, el aspirante a la vida superior comienza a revisar las escenas del día, pero no comienza con los sucesos de la mañana y termina con los de la tarde. Los contempla en orden inverso: primero las escenas de la tarde, luego los acontecimientos del mediodía, y por ultimo los sucesos de la mañana. Se esfuerza por representarse cada escena tan fielmente como le es posible. Tratara de reproducir ante su ojo mental todo lo que tuvo lugar en cada escena, de modo
que pueda juzgar sus acciones, averiguar si sus palabras transmitieron el significado que quiso darles, o si dejo una falsa impresión: determinar si exagero o si dijo menos de lo que es al relatar experiencias a los otros, y revisar su actitud moral con relación a cada escena. En las comidas, ¿comió para vivir, o vivió para comer y satisfacer el paladar? Júzguese a si mismo y
cúlpese cuando deba culparse, y alabase cuando lo merece.”
“pero que se entienda que ninguna simple revisión a la ligera de las
escenas del día será de beneficio. No es suficiente que cuando lleguemos a una escena en la cual hemos hecho daño penosamente a alguien, digamos simplemente: “Bueno, siento mucho lo que hice.” A menos de que podamos sentir en nuestros corazones el fuego divinamente encendido del remordimiento arder hasta la medula misma de los huesos por los malos actos
cometidos durante el día, no estamos logrando nada.” (IAM. 22 Y 23; CR.183).
Tengamos presentes que el ejercicio de Retrospección no es una meta en si mismo, sino un medio de alcanzar nuestra meta. Este ejercicio tiene el más grande potencial, si es adecuadamente comprendido y practicado. Existen trampas que deberíamos tratar de evitar. Puesto que la retrospección tiene por objeto fortalecer el bien y erradicar lo indeseable, debemos tener cuidado de no poner demasiado énfasis en el lado indeseable de nuestros caracteres, ni tratar demasiadamente de ello, porque esto pronto nos
congelaría en un estado de desesperación y nos volvería incurables. Esto, por supuesto, frustraría nuestro propósito y bloquearía nuestro progreso. Aun cuando deseemos erradicar lo indeseable, tratemos primero de fortalecer el bien y amplificar su benéfica influencia. Puesto que el mal esta en pugna con el universo, genera fuerzas autodestructivas que aniquilarán a la larga su lado negativo. Recordemos también que el mal es el bien en formación. Debemos
luchar por buscar el bien en todas las cosas, porque con el tiempo esta actitud nos ayudara a vencer el mal, o más bien, a transmutar el mal en bien.
También tengamos cuidado de no irnos al otro extremo y rehusar
reconocer la presencia de los aspectos indeseables de nuestra naturaleza, so pretexto de buscar el bien. Esto seria completamente equivocado. Negar o reprimir lo indeseable le daría mas poder para afectarnos en formas más sutiles a través del subconsciente, y ¡la cura seria peor que la enfermedad!
Para avanzar armoniosamente debemos reconocer ambos lados y dar al Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios.
Cuán a menudo recibimos cartas de los Probacionistas, en las que afirman que ellos no se sienten “suficientemente perfectos” para el sendero espiritual, o se creen “indignos” de ser Probacionistas a causa de sus muchas limitaciones. Esta actitud es equivocada y debilita nuestra capacidad de ayudar a otros. Así como es importante sentir un profundo remordimiento cuando hemos hecho daño a alguien, así también es importante que todo lo
posible sea hecho para compensar ese daño.
También deberíamos esforzarnos por ser más vigilantes y resolvernos a no repetir el error. Pero es enteramente equivocado llenar nuestra conciencia de morbosos pensamientos y sentimientos de culpa, miedo, preocupación y lamentos indebidos que producirán indecisión, ansiedad y desaliento. Estos, a su vez, oscurecerán la cabeza y el corazón y sofocaran al Espíritu en su búsqueda de la experiencia tan necesaria para el crecimiento anímico. Es
mejor cometer un error que del todo no actuar, porque la Ley de Causa y Efecto a su tiempo nos enseñará el recto camino. Debemos hacer las cosas con espíritu de confianza y asumir voluntariamente la responsabilidad por todo lo que hacemos. Tal actitud positiva nos ayudará verdaderamente a crecer espiritualmente. Todos tenemos defectos de carácter sobre los cuales trabajar, y es mejor hacer frente a la verdad, tomar el toro por los cuernos, y sinceramente trabajar en ello, que sentarnos y complacernos en la
autocompasión u con otras actitudes negativas después que hemos fracasado.
Si actuamos, la esencia de nuestras acciones estarán allí para ser extraída e incorporada en nuestros Cuerpos Anímicos, mientras que sentarse producirá poco o ningún crecimiento anímico. Por lo tanto luchemos por considerar nuestros defectos de carácter como piedras para pasar hacia el mejoramiento y ser agradecidos con Dios por todas las oportunidades que nos son dadas mientras estamos aquí en el cuerpo, aprendiendo en esta gran Escuela de la
Vida el arte de ser creadores divinos.
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