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lunes, 13 de julio de 2015

Donde el diferente es igual…


Donde el diferente es igual…


En un asilo de ancianos un abuelo pasó su día como otros tantos días a la espera de un abrazo y una caricia de los suyos…
Abuelos que con su cultura criolla o gringa no imaginaban llegar tan rezagados al final de la meta, sin fuerzas  y en donde la figura del abuelo ya no es tan importante como en aquellos tiempos cuando ellos mismos eran jóvenes  y sentían  aprecio, amor y obediencia por esa figura que les dejó su herencia de tradiciones y costumbres  y que hoy ya viejos deben resignar aquel legado entre hijos y nietos y demás familiares.
En una casa de abuelos y abuelas ubicada en Villa del Rosario, unas treinta personas  aproximadamente pasan su tiempo a la par uno del otro, mirando como las horas pasan lentas y sus hijos, nietos o amigos a veces tardan mucho en llegar y lo mas triste su visita pasa volando.
 Que será de sus vidas?, se preguntan y quieren justificarlos como otras tantas veces lo han hecho durante sus largas vidas cuando se han echado la culpa de alguna macana que no hicieron por tal de que sus seres queridos no sean sermoneados.
Allí, en esa casa calentita está Gustavo, uno de los responsables y nos cuenta como es la vida de los abuelitos que llegaron de distintos lugares: desde Buenos Aires, Chajarí, Santa Ana y las Colonias vecinas como también de Villa del Rosario.
Mientras  algunos  miran al infinito, mirando lejos como quien dice y otros miran solo el piso pensando por que sus hijos se vaciaron de sentimientos, entonces vemos a  Gustavo Markich que sale de la cocina con delantal puesto, estaba preparando algo rico seguramente y nos cuenta sobre la vida de los abuelos, abuelas y demás quienes están bajo su cuidado y de otros profesionales;  “algunos merendaron por que ya son las 6 de la tarde y los familiares que estaban varios se marcharon”, vemos a otros tal vez con algo de culpa que se quedan hasta el final del horario de visitas sobre la hora de la cena.
Otros abuelos y abuelas y jóvenes discapacitados, están tomando sus medicamentos y prontos para acostarse, mientras ciertos abuelos ya adelantaron el sueño y están durmiendo, quizás evadiendo sus realidades en sus habitaciones compartidas o pensando una fecha donde la visita no puede estar ausente.
La misión de la casa y de los responsables  es que los abuelos pasen bien, estén contenidos y protegidos, esa es nuestra gestión y nuestro trabajo nos sigue relatando Gustavo  mientras nos da un panorama sobre las personas que allí se encuentran viviendo.
“ La persona de mayor edad en la casa tiene 94 años y es la abuela Angelita  y la de menor edad tiene 35 años ,una joven  con un mal que atormenta a una familia de la zona ,es una enfermedad hereditaria  que afecta el  sistema nervioso central que provoca movimientos involuntarios se la denomina mal de Corea” también llamado mal de Huntington y produce cambios de conducta, alteraciones psiquiátricas y alteraciones mentales incontrolables por lo que en la antigüedad  y por falta de conocimiento de la enfermedad, estas personas fueron juzgadas y algunas ejecutadas por considerarlas Embrujadas!!!.  Por suerte hoy está la casa de los abuelos para brindarle refugio, amor, cuidados y respeto sobre todo.
 También están viviendo en el asilo un papá y su hijo, ambos ciegos y hay otras personas que están enfermas, pero en la casa hay equipo y se los cuida.
“Las actividades que más les gusta a los abuelos es pasear, pero lamentablemente el vehículo que compramos esta en reparación por un inconveniente mecánico, también hay días de sicóloga social y días de gimnasia, días de juegos, días de terapias de grupo;  la televisión, la radio, juegos de mesa y las cartas para el chin chon no faltan nunca  y allí se da la disputa entre varones y mujeres”.
Sobre el acompañamiento de algunos familiares nada se puede decir de ellos, por que siempre hay algún aporte en alimentos o en materiales que ayudan,  “es gente muy buena, copada y con un corazón hermoso” dijo Gustavo cuando se le pregunto sobre las necesidades de la casa y la colaboración de los familiares, “pero también hay gente que se acerca sin tener abuelos o familiares asilados y a ellos un agradecimiento enorme ya que algunos proveen de medicamentos, alimentos, y otras colaboraciones materiales muy importantes” como donaciones en dinero para ayudar con lo que faltaba para comprar la camioneta usada y donaciones en bienes inmuebles en la ciudad de Chajari en una zona recientemente loteada y urbanizada  donde piensan edificar un nuevo hogar,  “a esa persona   que supo ver desde su corazón nuestras necesidades le agradecemos infinitamente y a todas las personas solidarias a las que Dios toca para que lleguen a este lugar porque las puertas están siempre abiertas, muchas gracias” nos decía en su rogatoria en encargado
Las familias de hoy en algunos casos, porque sería injusto generalizar, han perdido su núcleo familiar, y se ve como no se comparte entre abuelos, padres e hijos, y el resto de la familia.
Nuestros adultos mayores son la base de nuestra cultura, y como ellos mismos nos dijeron: "ha cambiado demasiado nada es igual que antes" donde todos nos teníamos respeto.
Es así como llegamos a esta conclusión: que los ancianos en los asilos han establecido una contracultura a la actual, tal vez sin notarlo y es por esta razón que sobrellevan la vida con alegría y esperanza, por que se vive y siente en estos lugares una cultura distinta a la nuestra, con más armonía, paz, compañerismo, ayuda mutua, desinterés, y muchas otras cosas  DONDE NOS HACEN VER QUE EL DIFERENTE ES IGUAL, valores que no las poseemos los ciudadanos de ahora.
Finalmente  nos dijeron “hay un horario de visitas donde se los puede acompañar: “todos los días de 8 a 20 pueden venir a pasar un momento agradable con ellos, a tomar mates o realizar alguna actividad de las que tenemos dentro del hogar, intercambiando un tiempo lindo para todos ya que así no se sentirán solos y olvidados”.
La comunidad siempre está invitada a visitar a los abuelos para escuchar música, poder tener charlas donde cuentan sus anécdotas de vida, donde ese gesto los fortalece, forma parte de su calidad de vida y su  bienestar”

Colaboración Edgardo Dallacamina


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