ADVENIMIENTO A LA
PLENITUD DEL PODER - I
Del libro: EN ARMONÍA CON EL INFINITO por RODOLFO WALDO TRINE
Dios es el Espíritu de poder infinito. En el grado en que nos abramos
a Él, llegará su poder a manifestarse en nosotros. En unión con
Dios, todas las cosas son posibles. El secreto del poder está en la
relación del alma con el Hacedor de todas las cosas; y en el grado en
que mantengamos esta relación, seremos capaces de allanar todos
los obstáculos imaginables.
¿Por qué entonces malgastamos tiempo en ir de acá para allá en
busca de poder? ¿Por qué perder el tiempo en tal o cual tarea? ¿Por
qué no vamos derechamente a la cumbre de la montaña en vez de
extraviarnos por las faldas y el valle? El hombre dueño de sí mismo no
es un hombre corporal, sino espiritual, que por medio de sus fuerzas
mentales sujeta a los brutos cuya corpulencia y vigor disputarían por
indomables.
Todo cuanto puede hacerse en el orden físico puede también
hacerse en el orden espiritual. Y en el grado en que el hombre se
reconozca espíritu y viva acorde con este reconocimiento, será capaz
de sobrepujar en poder al hombre que sólo se reconozca material.
Todas las Escrituras Sagradas del mundo rebosan de ejemplos de lo
que llamamos milagros, que no se limitan a determinado tiempo y lugar,
pues no hay una época de milagros en distinción de las demás
épocas. Todo cuanto ha sucedido en la historia del mundo puede
suceder otra vez por obra de las mismas leyes y fuerzas. No obraron
milagros los simples mortales, sino quienes llegaron a taumaturgos en
virtud del reconocimiento de su unidad con Dios.
Porque, ¿Qué es un milagro? ¿Es algo sobrenatural? Sobrenatural
en el sentido de que transciende lo natural, o mejor dicho lo natural
en el ordinario estado del hombre. A quien se une con la infinita
Sabiduría y el supremo Poder, le son reveladas las supremas leyes
desconocidas de las mentes vulgares. Estas leyes se manifiestan por
medio de él; y son las gentes las que llaman milagros a estas manifestaciones
y consideran como ser sobrenatural a quien realiza aquellas
obras, al parecer sobrenaturales. Pero las gentes que de ello se admiran,
podrían obrar también estos sobrenaturales efectos, si abrieran
su ser al reconocimiento de las mismas leyes, y en consecuencia
a la realización de las mismas condiciones y del mismo poder. Y recordemos
que conforme progresamos en la evolución de lo infinito a
lo supremo y de lo material a lo espiritual, los hechos sobrenaturales
de ayer llegan a ser los comunes y ordinarios de hoy; y lo que hoy
como sobrenatural admiramos, llegará de igual suerte a ser lo natural
de mañana en la sucesión de los tiempos. El taumaturgo realiza obras
en apariencia sobrenaturales, y por conocimiento del supremo Poder
sobresale de entre la mayoría; pero cualquiera facultad o poder actualizados
de un hombre está latente en todos. Las mismas leyes rigen
todas las vidas. Podemos ser hombres esforzados o impotentes. Desde
el momento en que uno se convenza de que puede realzarse, se realzará
sin otras limitaciones que las que él mismo se trace.
Muchos hablan del medio ambiente; más necesario es decir que
el medio ambiente no determina jamás las condiciones del hombre,
sino que el hombre podrá y siempre puede sobreponerse al medio
ambiente. Cuando nos convenzamos de ello, veremos que muchas
veces no es necesario que nos substraigamos a determinado ambiente,
porque en él podemos también realizar una obra, mudando en favorables
sus adversas condiciones.
Lo mismo puede decirse tocando a la herencia y a las sugestiones,
que algunos preguntan si son invencibles. Sólo quien todavía no
se conozca a sí mismo puede preguntarlo. Si las creemos invencibles,
no estableceremos probabilidades de que no lo sean; pero desde el
momento en que reconozcamos nuestro verdadero ser con sus formi-
dables fuerzas mentales y espirituales, comenzarán a perder influencia
los rasgos hereditarios y se irán borrando en proporción a nuestro
reconocimiento.
“Nada hay que no podamos vencer. No digas que has heredado
tus malas inclinaciones, ni que algunas cualidades congénitas te hacen
desdichado e inmerecidamente te castigan. Contra tus progenitores
prevalece la divina voluntad, que también es tu herencia si de ella
te vales como fuerte, a que no puedes trepar; todo triunfo es tuyo en la
sucesión de los tiempos y cualquiera que sea tu culpa no desfallezcas
ni te acobardes, sino apóyate en el seguro cayado de Dios. No hay
clamor en la tierra a que el alma no responda. Reconócete como
parte de la eterna Fuente, pues nada puede resistir a tus fuerzas espirituales,
óptima y divina herencia del alma”.
También hay quienes no aciertan a emplear sus facultades, porque
están en dependencia continua de otros hombres. ¿Deseas ser
una fuerza en el mundo? Sé quién debes ser. No te coloques ni
permitas que te coloquen entre la turbamulta del inconsciente vulgo.
Sé fiel a las internas altezas de tu alma, y toma la resolución de no
seguir las costumbres, convencionalismos y arbitrarias reglas sociales
faltas de fundamento. Aquello que sobre principios se funda, será observado
por las mentes sanas, y los corazones puros observarán todo
caso y circunstancias cuanto se apoye en principios de justicia.
No rindas tu individualidad a las costumbres y modas que han
ocupado la vida de quienes no tuvieron fuerza bastante para lograr
independencia o por decir mejor, de quienes sirvieron de ingredientes
para confeccionar la “ pasta de hipocresía”, como llama a la sociedad
moderna uno de nuestros más conspicuos escritores.
Si abdicas de tu personalidad, acrecentarás las condiciones perniciosas
y serás un esclavo indigno del respeto y consideración de
aquellos mismos a quienes te propongas agradar.
Pero si conservas tu personalidad, serás dueño y no esclavo; y si
tienes discreción y prudencia, tu poder obrará como imán que a tu
alrededor atraiga las más elevadas, favorables, saludables y óptimas
condiciones del mundo.
Por otra parte, si muestras individualidad independiente, hallarás
más consideración y respeto que si caes en la vulgaridad de engrosar el
acervo de convenciones a que las gentes contribuyen. En todas las
clases sociales tendrás entonces influencia. “El hombre extraordinario
atrae igualmente a todas las gentes sea cual sea su condición social; y
como vulgarmente se dice, hasta las piedras se convierten en él”.
El reconocimiento de la propia individualidad es el único mérito y
la única satisfacción entre todas las cosas. Tal vez alguien diga “que a
veces lo prudente es acomodarse a las circunstancias”, pero lo prudente
es ser quien debes ser, ahora y siempre.
Ante todo, sé fiel a tu propia individualidad, y a nadie podrás engañar.
Cuando llamemos a Dios y nuestra vida esté regida por la ley, no
nos dejaremos vencer por el temor a la opinión pública ni a la censura
ajena, porque estaremos seguros del auxilio de Dios. Si en algún
modo tratamos de vivir imitando a otros, no podríamos imitarlos jamás,
y a lo sumo experimentaríamos la decepción de no ser como
ellos. El régimen de nuestra conducta deriva enteramente de las relaciones
entre Dios y nosotros mismos, y por el mal camino andamos al
apartarnos de nuestro propio sendero.
Cuando hallemos el reino interior y nos concentremos en él, seremos
nuestra propia ley, con capacidad de llevar a otros al conocimiento
de leyes superiores a las que los gobiernan y muchas veces
esclavizan.
Cuando hallemos este centro, embellecerá nuestra vida la hermosa
sencillez unida al encanto y poder de una individualidad verdaderamente
grande.
Ya no será necesario entonces esfuerzo alguno para conseguir
el efecto, pues el esfuerzo es ciertamente indicio de flaqueza y falta de
poder, síntomas de que algo falta en quien lo hace. Esto recuerda al
jinete que convencido de que en sí mismo no hay nada bastante a
llamar la atención, le corta brutalmente la cola al caballo, para con tan
extravagante recurso excitar la curiosidad de las gentes. Pero quien
se esfuerza en lograr efecto, queda siempre más engañado de lo que
él se figura engañar a los demás. El hombre de verdadera sabiduría e
intuición descubre siempre los motivos determinantes de aquellos quienes
se relaciona. “Es grande quien es lo que por naturaleza es y nunca
imita a los demás”.
El hombre verdaderamente atento a sus fuerzas interiores, aunque
en apariencia no haga cosas grandes, las hace realidad, porque
obra movido por superiores agentes; obra en las supremas esferas, y
tan fielmente se relaciona se relaciona con el Poder infinito, que por él
actúa y le releva de responsabilidad. Un hombre tal menosprecia la
opinión del vulgo, porque es cooperador del infinito poder que por su
mediación se manifiesta.
El secreto del poder supremo es simplemente la unión de los
agentes exteriores de manifestación con el Poder que obra en nuestro
interior. ¿Eres pintor? Pues en el grado en que abras tu ser a la acción
de las fuerzas interiores, llegarás a la celebridad o no pasarás de la
medianía. No puedes dar forma estable a inspiraciones más elevadas
que las de tu propio espíritu te lleguen; y a ellas debes abrir tu alma;
debes abrirte a la suprema Fuente de toda inspiración.
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464 - JOYAS ESPIRITUALES - 02/01 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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