ACEPTAR Y FORTIFICAR EL PODER DEL ESPÍRITU
Por Don Helios Canessa
El sendero de la Realización espiritual es el camino que el alma recorre para su perfección en la vida.
No es un sendero fácil, conduce sí a la superación; no es sencillo, por supuesto, escalar la empinada cuesta; al menos si el propósito es firma para hallarse alguna vez ante el Maestro. Vencer las pruebas en el esfuerzo constante y la fe consciente, serán, no hay dudas, agilizadores amigos. En efecto, queridos hermanos, en ese quehacer la vida que se menciona es felicidad interior en los aciertos, o aflicción en los errores. Las pruebas son constantes, y juegan fielmente en la ineludible ascensión.
La vida “externa”, en efecto es, la que realizamos diariamente en los sucesivos actos, está en propensión a la “interna”… una depende de la otra en magnífica complementación, son inseparables, la acción es gestora de aquella felicidad o aflicción; es causa o efecto.
No habrá, no podrá haber desde luego, plenitud de perfección interna si no se la elabora “externamente” y es puesta en práctica en la cotidiana labor en el lapso de la vida de un tiempo distinto en cada ser que posa los pies en la tierra de pruebas constantes; y claro, vencerlas; por lógica, el buen éxito ofrecerá probabilidades ciertas en el ascenso a la cúspide ansiada, se aprenderá en ese andar los secretos del valioso poder, la fortaleza que ilumina y la perfección del carácter.
He aquí, hermanos, en esta breve síntesis podríase llamar la clave de esos poderes internos, que aplicados a lo externo se relaciona a la vida que no necesita para demostrársela altivez, ademanes ni exteriorizaciones como lo haría el artista, basta hablar, o mirar para que el interlocutor reconozca y perciba al mismo tiempo que hay algo superior en él y más; a veces un pensamiento bien enfocado tendrá el efecto beneficioso, fruto de la buena vibración; el aspecto contrario, basta un gesto fuera de lugar para mostrar la
hilacha.
La espiritualización del carácter no es otra cosa, pues, que el reflejo natural proveniente de lo íntimo del Ser que ha sabido conducirse. Es el fruto lógico de la superación de todo lo difícil en algo normal y lógico. Cuando se afirma de un hombre o mujer, hermano en el transitar de la vida, y se lo considera bueno, es cuando se lo nota auténtico, íntegro y espontáneo en el mirar, y en el rostro refleja su espíritu sin reservas, tampoco sujeto a estados emocionales afligentes, puede reconocérseles, en fin, en la justeza en el quehacer, en la perseverancia constantemente aplicada y ni que decir, en la obra que habría emprendido a más de la fidelidad en sus actos; éste es externamente lo que internamente es.
Aquél, listo y dispuesto a servir de corazón, está preparado como efecto a la noble causa natural en su espíritu gestada. La virtud de ayudar y servir es el néctar delicioso de la vida, es la dulzura de la miel realizada por el amor y la voluntad; como la abeja, cuya misión es trabajar para servir al colmenar, su hogar, su mundo, porque sabe que detrás de todo aquello está Dios a quien sirve, simbolizado
por una reina a la mima, defiende y por quien muere.
Hermanos, abríase de estar seguros que aquél que ofrece el corazón noble y además la mente pura, recibirá mil por uno; nada más positivo en la vida que dar y recibir como lógica consecuencia por Ley de lo abstracto en la evolución del alma al Infinito, o estancamiento si así no fuese, por la misma Ley. Otras pequeñas cosas, por ejemplo: es hacer el bien, son tres palabras sencillas aparentemente que encierra toda una condición sublime en aquello perseguido de conquistar el Poder Interno., principio Divino que sostiene el universo entero comenzando en uno mismo.
Queridos amigos: el tema que se está tratando es de prioridad humana conocerlo bien. Responderá a la evolución del Espíritu, de excepcional trascendencia, casi un deber para nosotros que hemos elegido este sendero luminoso de crear Poder Interno. Es, pues, importante muñirse de otras virtudes por supuesto, la paciencia por ejemplo, que ha de ser con decisión íntima, la perseverancia es otro ejemplo que contribuirá para obtener el dominio de sí mismo y claro, sin dejar de lado otras virtudes como la indulgencia, la probidad, la constructiva imaginación de gran valor, la dignidad y el honor, que conducen a la belleza interior de sentir objetivamente. Son, pues, factores preponderantes, que no sólo son condiciones morales, sino esencialmente, espirituales.
Cabe sin embargo subrayarse queridos hermanos, que, evidentemente, a mayores dificultades que no habrían de soslayárselas, afrontarlas con decisión se desarrollaría así, por cierto, las cualidades anímicas internas que se pretende conquistar; las causas bien resueltas encaminan decididamente a la formación del carácter que sabemos es destino.
Las cualidades ganadas mediante la constante superación espiritual, lleva en futuras reencarnaciones a la santificación final. Ejercitándose pues al alma decidida, positivamente a la acción, vencerá lo imposible, más al sumársele la potente Fuerza de Voluntad de gran valor, multiplicaríase el poder adquiriendo de esa forma posiciones firmes y permanentes en la eternidad, que como siembra ofrecerá frutos maravillosos, nada se pierde como indicara el Nazareno Amado, el agua como destino busca su
nivel.
Una verdad más, es que el mundo externo; es decir, el cotidiano vivir, proporciona experiencias valorables que harán se desarrolle la intuición, importante valor que aumentaría, lógicamente y con precisión, el Poder Interno, tema que está desarrollando.
Considero oportuno, hermanos en la evolución, no dedican un solo pensamiento a la vida futura en el orden eterno, no lo conocen, y en cierto modo se explica desde el momento que su único interés radica en poseer bienes de la tierra aprovechando el tiempo, al decir de ellos, a veces a lo largo del sendero nada les falta en ese sentido humano y a veces mucho le sobraría, la vida material a veces se presenta así, pero bien seguro es que, no serán felices propiamente, se conocen miles y miles de casos semejantes; claro, al no buscar y hallar los bienes del cielo, es decir, los de provecho en la eternidad, no puede ser de otra forma; solo material, no forma el codo.
¿Los bienes del cielo? Sí, los bienes del cielo, que al conocer la evolución del Espíritu, los estudiantes Rosacruces piensan y sienten en sí mismos el deseo íntimo de conquistar su mundo, aquél de las bienaventuranzas; esto es, los bienes eternos, ya que el poder creador es paz y alegría, dependiendo claro está del vivir diario y el esfuerzo realizado, para lo cual no basta decir “hay que hacerlo”, sino
sencillamente “hacerlo”.
Hasta aquí, algo aumentada la síntesis y ahora sí, vamos adelante concretando: en efecto, nada hay tan bello como la Paz del Espíritu. Ella es la creadora del Poder Interno, se la consigue queridos hermanos mirando con simplicidad las cosas y sucesos de este mundo donde se posan los pies, algo así como el niño que se distrae inocentemente en su juego preferido, aislándose de toda otra preocupación u otro entretenimiento.
La paz del corazón no es fácil de conquistar, ha de ser sin lugar a dudas aferrándose a las realidades latentes y sobre todo mirar con color de esperanza y proyectarse a un promisorio futuro, cual es la Vida en su sustancia Infinita, Dios mismo.
La esperanza es el motor invisible que, sin ruidos, hace que se siga de lo buscado y se lo hallará; la esperanza, hermanos, es como las aves que ayudan a volar.
Aquella Paz, aunque pareciera mentira hermanos, como no todo es dulce néctar de flores, ni música arrobadora que enternece, en el proceso de la conquista del Poder Interno, no es extraño hallarla en el tumulto, en la vorágine de la vida y aún en el dolor, dado que en todo hay vibración de Dios.
Hoy tenemos la guerra, imposible parece que se pueda llegar a este estado tan lamentablemente; será que no se le da el verdadero valor a la Paz tan beneficiosa, como el agua que del cielo desciende para ofrecer aquella sustancia necesaria a la tierra resaca a veces, que ha de complementar la química con el humus y abonos adecuados la transformación de lo que luego dará crecimiento a las plantas o abrevar a los animales.
Así es la Paz queridos hermanos, sin ella no hay sosiego; paz interior, por ejemplo, es el resultado de la gratitud de aquél que envuelto en los sinsabores de la vida por su mal genio, su mal carácter, dio vuelta benéficamente y la valió aquella Paz que albergada en su corazón despertará luego para decir: Gracias Señor por haber devuelto a mi alma el sosiego, porque me sentía derrotado, tan distinto era la concepción de lo bello que hoy no sólo soy muy feliz, sino que el corazón siente en profundidad el bienestar interno que me torna feliz, fue la Paz que reina en mi corazón. Me siendo liberado, liviano de pesares.
Queridos hermanos: humildemente digo y repito, aunque con certeza de pruebas, que no es cuestión de pensar y decir, sino realizar, actuar con firmeza y decisión. Para ello débase tener Fe consciente, aquella nacida del corazón y aceptada por la mente que abríase unido en el divino propósito de realizar. Los miles de problemas que se presentan en la vida, queridos hermanos, tienen su origen en la falta de poder interno, y este Poder no lo hallaría al no realizar con valor y cierta audacia afrontando las pruebas.
Hermanos Rosacruces muy queridos: no dudamos que llevamos de alguna manera la Santa Señal del Maestro por la buena voluntad; sí, buena voluntad de servir y amar en lo posible en silencio, y el digno Ser, agradece con creces.
No dudamos tampoco que guías invisibles colaboran eficientemente, ofreciendo el impulso generador en cada uno, y por lógica, al conjunto maravilloso que constituye la FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY; están a la vista los efectos: Amor y Paz.
No olvidemos tampoco que se está elaborando el anhelado futuro, a pesar del estado peligroso de la humanidad y tantos atajos peligrosos, que con el correr del tiempo cambiará más sustancialmente si se persevera en realizar esa paz íntima.
No faltaría, sin embargo, y es lógico a la vez aunque de lamentar, que tal vez alguien agobiado sea por dudas o los efectos de las precipitadas pruebas de gran valor, decaigan, en ese caso abríase de recordar que donde está el deber y se cumple, está el progreso espiritual.
Sentir íntimamente la unión fraternal de los unos con los otros como principio ineludible y cierto en el Infinito tiempo y tratar de vivir con el amor y ofrecer buena voluntad, esto es servir, a lo cual le dedicamos un párrafo especial, resume la seguridad de ir adelante. El amor dijimos, tentado por una lectura dice así: “preguntaron al Sabio: - ¿Y qué es el Amor?, y, ¿dónde lo encontraré?, y ¿cuándo conoceremos si hay amor en el corazón del hombre?- y contesta, - Yo os digo que el amor es ese divino sentimiento que fluye de Dios nuestro Padre, hacia todas las almas, llenándolas de piedad y de ternura para todos los seres emanados de su Amor Omnipotente.”
Ha de recordarse además que la resignación en los reveses es buena pero incompleta, se le podría llamar abandono inconsciente. Será un alma hermana que alteró el andar como siembra de semillas negativas por lo cual habrase de pensar y sentir razonadamente, con sentido común, para que esto no ocurra primero, y luego enmendar las buenas simientes.
Debemos estimular ese destino y aseguro que no ha de dársele mayor importancia a cuán acorralados aparentemente se esté en ese andar cotidiano, ni cuan desalentadora sea la perspectiva; ha de saberse que son precisamente escalones que brindarían oportunidades y deducir por lógica que nada hay que impida elevarse a las alturas en pos de hallarse con el Maestro al mantener el ideal que nombramos más atrás y se lo sigue con fidelidad.
Claro, si se quisiera una vida fácil y detener el progreso, puede ser desde luego, no hay impedimento. La mentada y amiga libertad hace que se realice el propósito negativo pero una verdad es, que abríase de pensar y sentir como seres inmortales, no como flor de un día y que el espíritu evolucionante habrá de llegar en el tiempo ineludiblemente a su sagrado destino que no es otro que al amantísimo Padre Dios. Hermanos, nada en esta vida es realmente fácil, pero sí posible.
Los obstáculos han de ser vencidos con el esfuerzo, tesoneramente, no se ven crecer ramas de un árbol de la noche a la mañana, pero es innegable que el tiempo es el que realiza la obra de la naturaleza y aquél que cobijará el pasajero con la sombra ofrecería en el andar de sus años.
En el interior del hombre hay una Ley, y esa Ley hay que hallársela. Es la Ley de Fuerza y Poder, resultado de la voluntad de hacer. En ello juega el carácter firme, aquél que no trepida, tampoco espera nada del azar; sobresale sobre aquello que habiendo convencido hace actuar para no perderlo jamás.
Seguir es triunfar en las miles de ocasiones que ofrece los atajos del sendero, se repite. Triunfar sobre las cuadraturas, como dirían los hermanos astrólogos, es extraordinario; el sentido común lo indica.
No es fácil, queridos hermanos, todo esto, pero sí debemos tener definitivamente presente que no es imposible. Los grandes triunfadores fueron frutos de esas nobles ambiciones, que hoy campean en sus coronas como cascabeles bulliciosos en las almas porque han comprendido, aceptado y se esfuerzan en realizar.
Adelante, pues, podríamos agregar –creemos oportuno recomendar humildemente empero, que estas líneas han de servir no solamente de estímulo, porque no es el propósito de llegar al cuerpo vital con repeticiones como lo estamos haciendo, sino llegar categóricamente al dominio del cuerpo de deseos, el “potro indomable” al que a veces nos parece tenerlo atrapado, pero tan escurridizo que sutilmente se nos escapa traicionándonos, revolcándonos en la tierra, que deberíamos vencer con muy poco, o mucho esfuerzo y buena voluntad si deseamos realmente el triunfo del Poder Interno.
Queridos hermanos: ser fuertes y poderosos espiritualmente es triunfar sobre “nosotros mismos”, sobre nuestras inclinaciones de izquierda, y especialmente sobre los tropiezos y caídas y que el afán debe ser superarlo; si, siempre superarlo. El motivo de la vida es ser feliz y a ello se llegaría ejercitándose en aprovechadas experiencias, es por lo cual Heindel afirma que la vida es experiencia; si son favorables, alegra el alma.
Nadie ha de ser su propio obstáculo en el progreso. No se debe pensar que otros anhelan compadecerse de los reveses –no- al menos no debería ser así, ni exigir, y menos esperar esa posición de lástima. En cada uno, gracias a Dios está ese poder, sí, el potente dínamo creador de Fortaleza y Poder, que no es otra cosa que formar el carácter. Carácter es voluntad de acción, es destino final.
Todo está latente en cada ser como dijéramos, nada fuera. La búsqueda y realización es pues “interior”. Afuera están las pruebas, en el hombre están los problemas y soluciones. Por eso, el Padre Nuestro recomienda: no caer en tentaciones.
Y ahora, finalizando, diremos que cuando más grave sea el momento, habría de apelarse a la ecuanimidad del Yo Superior y vendrá la calma, y la Luz surgirá radiante con potencia divina, será en conjunción digna, justa y real que el Amor tan pregonado realice como milagro interior la dicha de vivir en la tierra, sabiendo que el cielo será su continuación y luego retornar trayendo esa semilla de amor, el que es manantial de puras y armoniosas corrientes, que comenzó siendo hilillo de agua, apenas perceptible, y que el valor, la perseverancia, el denodado esfuerzo, convierte por fin en un torrente desbordado de aguas de piedad, misericordia, de dulzura infinita sobre todos los seres, por fin buenos o malos, justos o pecadores, grandes o pequeños, porque son todos hijos del Padre Celestial, de cuyo seno salieran como una chispa y a dónde tornarán, el tiempo lo hace todo, transformados en llama viva. Adelante, pues, hermanos míos en la convicción que esa dicha sea posible.
Sí, la dicha de vivir eternamente es lo que deseo para vosotros queridos hermanos y que LAS ROSAS FLOREZCAN EN VUESTRA CRUZ.
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http://www.frarosacruzpy.org/escritos/confe/aceptar.htm
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