sábado, 29 de septiembre de 2012

La estatua de sal - Leopoldo Lugones


La estatua de sal - Leopoldo Lugones


He aquí cómo refirió el peregrino la verdadera historia del monje Sosistrato:

-Quien no ha pasado alguna vez por el monasterio de San Sabas, diga que no conoce la desolación. Imaginaos un antiquísimo edificio situado sobre el Jordán, cuyas aguas saturadas de arena amarillenta, se deslizan ya casi agotadas hacia el Mar Muerto, por entre bosquecillos de terebintos y manzanos de Sodoma. En toda aquella comarca no hay más que una palmera cuya copa sobrepasa los muros del monasterio. Una soledad infinita, sólo turbada de tarde en tarde por el paso de algunos nómadas que trasladan sus rebaños; un silencio colosal que parece bajar de las montañas cuya eminencia amuralla el horizonte. Cuando sopla el viento del desierto, llueve arena impalpable; cuando el viento es del lago, todas las plantas quedan cubiertas de sal. El ocaso y la aurora se confunden en una misma tristeza. Sólo aquellos que deben expiar grandes crímenes, arrostran semejantes soledades. En el convento se puede oír misa y comulgar. Los monjes que no son ya más que cinco, y todos por lo menos sexagenarios, ofrecen al peregrino una modesta colación de dátiles fritos, uvas, aguas del río y algunas veces vino de palmera. Jamás salen del monasterio, aunque las tribus vecinas los respetan porque son buenos médicos. Cuando muere alguno, le sepultan en las cuevas que hay debajo a la orilla del río, entre las rocas. En esas cuevas anidan ahora parejas de palomas azules, amigas del convento; antes, hace ya muchos años, habitaron en ellas los primeros anacoretas, uno de los cuales fue el monje Sosistrato cuya historia he prometido contaros. Ayúdeme nuestra Señora del Carmelo y vosotros escuchad con atención. Lo que vais a oír me lo refirió palabra por palabra el hermano Porfirio, que ahora está sepultado en una de las cuevas de San Sabas, donde acabó su santa vida a los ochenta años en la virtud y la penitencia. Dios le haya acogido en su gracia. Amén.

Sosistrato era un monje armenio, que había resuelto pasar su vida en la soledad con varios jóvenes compañeros suyos de vida mundana, recién convertidos a la religión del crucificado. Pertenecía, pues, a la fuerte raza de los estilitas. Después de largo vagar por el desierto, encontraron un día las cavernas de que os he hablado y se instalaron en ellas. El agua del Jordán, los frutos de una pequeña hortaliza que cultivaban en común, bastaban para llenar sus necesidades. Pasaban los días orando y meditando. De aquellas grutas surgían columnas de plegarias, que contenían con su esfuerzo la vacilante bóveda de los cielos próxima a desplomarse sobre los pecados del mundo. El sacrificio de aquellos desterrados, que ofrecían diariamente la maceración de sus carnes y la pena de sus ayunos a la justa ira de Dios, para aplacarla, evitó muchas pestes, guerras y terremotos. Esto no lo saben los impíos que ríen con ligereza de las penitencias de los cenobitas. Y sin embargo, los sacrificios y oraciones de los justos son las claves del techo del universo.

Al cabo de treinta años de austeridad y silencio, Sosistrato y sus compañeros habían alcanzado la santidad. El demonio, vencido, aullaba de impotencia bajo el pie de los santos monjes. Estos fueron acabando sus vidas uno tras otro, hasta que al fin Sosistrato se quedó solo. Estaba muy viejo, muy pequeñito. Se había vuelto casi transparente. Oraba arrodillado quince horas diarias, y tenía revelaciones. Dos palomas amigas traíanle cada tarde algunos granos de granada y se los daban a comer con el pico. Nada más que de eso vivía; en cambio olía bien como un jazminero por la tarde. Cada año, el viernes doloroso, encontraba al despertar, en la cabecera de su lecho de ramas, una copa de oro llena de vino y un pan con cuyas especies comulgaba absorbiéndose en éxtasis inefables. Jamás se le ocurrió pensar de dónde vendría aquello, pues bien sabía que el señor Jesús puede hacerlo. Y aguardando con unción perfecta el día de su ascensión a la bienaventuranza, continuaba soportando sus años. Desde hacía más de cincuenta, ningún caminante había pasado por allí.

Pero una mañana, mientras el monje rezaba con sus palomas, éstas asustadas de pronto, echaron a volar abandonándole. Un peregrino acababa de llegar a la entrada de la caverna. Sosistrato, después de saludarle con santas palabras, le invitó a reposar indicándole un cántaro de agua fresca. El desconocido bebió con ansia como si estuviese anonadado de fatiga; y después de consumir un puñado de frutas secas que extrajo de su alforja, oró en compañía del monje.

Transcurrieron siete días. El caminante refirió su peregrinación desde Cesarea a las orillas del Mar Muerto, terminando la narración con una historia que preocupó a Sosistrato.

-He visto los cadáveres de las ciudades malditas -dijo una noche a su huésped-. He mirado humear el mar como una hornalla, y he contemplado lleno de espanto a la mujer de sal, la castigada esposa de Lot. La mujer está viva, hermano mío, y yo la he escuchado gemir y la he visto sudar al sol del mediodía.

-Cosa parecida cuenta Juvencus en su tratado De Sodoma -dijo en voz baja Sosistrato.

-Sí, conozco el pasaje -añadió el peregrino-. Algo más definitivo hay en él todavía; y de ello resulta que la esposa de Lot ha seguido siendo fisiológicamente mujer. Yo he pensado que sería obra de caridad libertarla de su condena...

-Es la justicia de Dios -exclamó el solitario.

-¿No vino Cristo a redimir también con su sacrificio los pecados del antiguo mundo? -replicó suavemente el viajero que parecía docto en letras sagradas-. ¿Acaso el bautismo no lava igualmente el pecado contra la Ley que el pecado contra el Evangelio?...

Después de estas palabras, ambos se entregaron al sueño. Fue aquélla la última noche que pasaron juntos. Al siguiente día el desconocido partió, llevando consigo la bendición de Sosistrato, y no necesito deciros que, a pesar de sus buenas apariencias, aquel fingido peregrino era Satán en persona.

El proyecto del maligno fue sutil. Una preocupación tenaz asaltó desde aquella noche el espíritu del santo. ¡Bautizar la estatua de sal, liberar de su suplicio aquel espíritu encadenado! La caridad lo exigía, la razón argumentaba. En esta lucha transcurrieron meses, hasta que por fin el monje tuvo una visión. Un ángel se le apareció en sueños y le ordenó ejecutar el acto.

Sosistrato oró y ayunó tres días, y en la mañana del cuarto, apoyándose en su bordón de acacia, tomó, costeando el Jordán, la senda del Mar Muerto. La jornada no era larga, pero sus piernas cansadas apenas podían sostenerle. Así marchó durante dos días. Las fieles palomas continuaban alimentándole como de ordinario, y él rezaba mucho, profundamente, pues aquella resolución afligíale en extremo. Por fin, cuando sus pies iban a faltarle, las montañas se abrieron y el lago apareció.

Los esqueletos de las ciudades destruidas iban poco a poco desvaneciéndose. Algunas piedras quemadas, era todo lo que restaba ya: trozos de arcos, hileras de adobes carcomidos por la sal y cimentados en betún... El monje reparó apenas en semejantes restos, que procuró evitar a fin de que sus pies no se manchasen a su contacto. De repente, todo su viejo cuerpo tembló. Acababa de advertir hacia el sur, fuera ya de los escombros, en un recodo de las montañas desde el cual apenas se los percibía, la silueta de la estatua.

Bajo su manto petrificado que el tiempo había roído, era larga y fina como un fantasma. El sol brillaba con límpida incandescencia, calcinando las rocas, haciendo espejear la capa salobre que cubría las hojas de los terebintos. Aquellos arbustos, bajo la reverberación meridiana, parecían de plata. En el cielo no había una sola nube. Las aguas amargas dormían en su característica inmovilidad. Cuando el viento soplaba, podía escucharse en ellas, decían los peregrinos, cómo se lamentaban los espectros de las ciudades.

Sosistrato se aproximó a la estatua. El viajero había dicho verdad. Una humedad tibia cubría su rostro. Aquellos ojos blancos, aquellos labios blancos, estaban completamente inmóviles bajo la invasión de la piedra, en el sueño de sus siglos. Ni un indicio de vida salía de aquella roca. ¡El sol la quemaba con tenacidad implacable, siempre igual desde hacía miles de años, y sin embargo, esa efigie estaba viva puesto que sudaba! Semejante sueño resumía el misterio de los espantos bíblicos. La cólera de Jehová había pasado sobre aquel ser, espantosa amalgama de carne y de peñasco. ¿No era temeridad el intento de turbar ese sueño? ¿No caería el pecado de la mujer maldita sobre el insensato que procuraba redimirla? Despertar el misterio es una locura criminal, tal vez una tentación del infierno. Sosistrato, lleno de congoja, se arrodilló a orar en la sombra de un bosquecillo...

Cómo se verificó el acto, no os lo voy a decir. Sabed únicamente que cuando el agua sacramental cayó sobre la estatua, la sal se disolvió lentamente, y a los ojos del solitario apareció una mujer, vieja como la eternidad, envuelta en andrajos terribles, de una lividez de ceniza, flaca y temblorosa, llena de siglos. El monje que había visto al demonio sin miedo, sintió el pavor de aquella aparición. Era el pueblo réprobo lo que se levantaba en ella. ¡Esos ojos vieron la combustión de los azufres llovidos por la cólera divina sobre la ignominia de las ciudades; esos andrajos estaban tejidos con el pelo de los camellos de Lot; esos pies hollaron las cenizas del incendio del Eterno! Y la espantosa mujer le habló con su voz antigua. Ya no recordaba nada. Sólo una vaga visión del incendio, una sensación tenebrosa despertada a la vista de aquel mar. Su alma estaba vestida de confusión. Había dormido mucho, un sueño negro como el sepulcro. Sufría sin saber por qué, en aquella sumersión de pesadilla. Ese monje acababa de salvarla. Lo sentía. Era lo único claro en su visión reciente. Y el mar... el incendio... la catástrofe... las ciudades ardidas... todo aquello se desvanecía en una clarividente visión de muerte. Iba a morir. Estaba salvada, pues. ¡Y era el monje quien la había salvado! Sosistrato temblaba, formidable. Una llama roja incendiaba sus pupilas. El pasado acababa de desvanecerse en él, como si el viento de fuego hubiera barrido su alma. Y sólo este convencimiento ocupaba su conciencia: ¡la mujer de Lot estaba allí! El sol descendía hacia las montañas. Púrpuras de incendio manchaban el horizonte. Los días trágicos revivían en aquel aparato de llamaradas. Era como una resurrección del castigo, reflejándose por segunda vez sobre las aguas del lago amargo. Sosistrato acababa de retroceder en los siglos. Recordaba. Había sido actor en la catástrofe. Y esa mujer... ¡esa mujer le era conocida!

Entonces un ansia espantosa le quemó las carnes. Su lengua habló, dirigiéndose a la espectral resucitada:

-Mujer, respóndeme una sola palabra.

-Habla... pregunta...

-¿Responderás?

-Sí, habla; ¡me has salvado!

Los ojos del anacoreta brillaron, como si en ellos se concentrase el resplandor que incendiaba las montañas.

-Mujer, dime qué viste cuando tu rostro se volvió para mirar.

Una voz anudada de angustia, le respondió:

-Oh, no... ¡Por Elohim, no quieras saberlo!

-¡Dime qué viste!

-No... no... ¡Sería el abismo!

-Yo quiero el abismo.

-Es la muerte...

-¡Dime qué viste!

-¡No puedo... no quiero!

-Yo te he salvado.

-No... no...

El sol acababa de ponerse.

-¡Habla!

La mujer se aproximó. Su voz parecía cubierta de polvo; se apagaba, se crepusculizaba, agonizando.

-¡Por las cenizas de tus padres!...

-¡Habla!

Entonces aquel espectro aproximó su boca al oído del cenobita, y dijo una palabra. Y Sosistrato, fulminado, anonadado, sin arrojar un grito, cayó muerto. Roguemos a Dios por su alma.

http://notandistintos-raquel.blogspot.com.ar/2010/01/la-estatua-de-sal-leopondo-lugones.html

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jueves, 20 de septiembre de 2012

Emilio Carrillo, Ponencia en Barcelona




Emilio Carrillo, Ponencia en Barcelona
Fecha Artículo: 20.9.12 Publicado por: Jorge1270



Extraordinaria conferencia de Emilio Carrillo, esta vez en Barcelona, ofrecida el día 30 de Junio de 2012. Para los que aún no conozcan sus charlas, recomiendo encarecidamente que lo hagáis a través de ésta que hoy comparto con tod@s ustedes.

Como mera curiosidad os digo que la charla al completo dura nada más y mada menos que cuatro horas, tiempo que a mi parecer se queda corto escuchándolo hablar.

Espero que la disfrutéis, en ella encontraréis muchísima información que os ayudará a comprender los cambios por venir.



Emilio Carrillo, ponencia en Barcelona 30.06.2012 (2ª parte - 1/2) from La Caja de Pandora on Vimeo.


Emilio Carrillo, ponencia en Barcelona 30.06.2012 - (2ª parte - 2/2) from La Caja de Pandora on Vimeo.
eo.



Ángel Luis Fernandez

Ángel Luis Fernandez






Al prohibir las conductas perjudiciales basadas en lo que la gente rechaza, los códigos penales no tienen por qué ser amenazantes para el orden para ser efectivos, si van en armonía con su naturaleza, todo el mundo obedecerá, pero si actúan contra la naturaleza del pueblo, las leyes y las disposiciones pueden ser promulgadas pero no serán observadas. De ese modo, se puede ganar porque no se busca, y se puede llegar más fácilmente, casi sin enterarse, porque no se dirigen a ninguna parte. Sois ricos cuando no os ensalzáis a vosotros mismos, estáis iluminados cuando no os miráis a vosotros mismos, y podéis durar mucho tiempo cuando no estáis orgullosos de vosotros mismos. Romper con lastres y con todo lo que signifique posesión es lo que puede sublimaros y permitir que el mundo entero sea vuestro; porque si no lucháis, nadie podrá luchar con vosotros, y si no actuáis como si fueseis grandes, en grandes os convertiréis, porque podéis ser fuertes y
firmes, sin ser violentos ni agresivos hacia los demás. Cuando logréis desapegaros de las cosas materiales y de las palabras, comenzaréis a vivir el ahora intensamente, sin planificación alguna del futuro y sin vinculación con el pasado. Hacedlo con la máxima atención comprensiva y empática, sin ser dominantes sobre nadie. 


La sutileza superior no tiene forma ni objeto, puede estar universalmente sumergida en la energía del amor y al ser tan inmensa no queda nada fuera de ella, por ello es como un manto para todos los seres; porque es tan sutil que no existe nada dentro de ella. Vuestra primera ley es la de preservar la vida, y vuestra primera virtud la de salvaguardar el cuerpo, apartándoos de las preferencias y de las aversiones, tranquilizando y armonizando vuestra mente y dejándoos fluir para que el cielo y la tierra se muestren en vosotros.

Angel Luis Fernández



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miércoles, 12 de septiembre de 2012

La Lengua Perdida CAPÍTULO V de “El Peregrino de la Rosacruz” Phileas del Montesexto




La Lengua Perdida
CAPÍTULO V de “El Peregrino de la Rosacruz”
Phileas del Montesexto

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La propuesta revolucionaria de los rosacruces del siglo XVII destinada a crear una “nueva sociedad” con una nueva Ciencia, una nueva Política, un nuevo Arte y una nueva Religión, implicaba además la adopción de una “nueva lengua”, un lenguaje perfecto y universal basado en la “lengua perdida de Adán” (“lingua adamica”).
A esto se refiere la “Fama” cuando dice que los cuatro fundadores de la Hermandad compusieron una lengua y una escritura mágicas para uso interno, un dato importante que se confirma en la “Confessio”: “Nosotros hemos tomado nuestra escritura mágica de estos signos y letras, y descubrimos e hicimos un nuevo lenguaje para nosotros mismos, en el cual además está expresada y declarada la naturaleza de todas las cosas. De manera que no es nada raro que no seamos tan elocuentes en otros idiomas, los cuales, según sabemos, son completamente diferentes a la lengua de nuestros antepasados Adán y Henoch, y se perdieron completamente por medio de la confusión babilónica”. (1)
La recuperación de un lenguaje perdido y perfecto anterior a la “confusión de las lenguas” (“confusio linguarum”) relacionado con la caída de la Torre de Babel, a fin de convertirlo en una lengua de uso universal será el tema que abordaremos en el presenta capítulo, atendiendo especialmente a la relación de la Fraternidad Rosacruz con la “Palabra Perdida”.
La lengua de los rosacruces
En los dos manifiestos anteriormente estudiados se hace referencia a la necesidad de un nuevo idioma, un lenguaje iniciático propio de la Hermandad Rosacruz, como un intento de sustitución de la lengua adámica, perdida para siempre en la “confusión babilónica”.
Esta confusión está vinculada con el episodio del Génesis donde es destruída la Torre de Babel: “En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un día se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego.» Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra.» Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.» De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel [confusión], porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo”. (Génesis 11:1-9)
La lengua original, es decir aquel lenguaje divino y primigenio es llamado habitualmente “lengua adámica” (“lingua adamica”) mientras que otra lengua primordial y prototípica se vincula generalmente con la figura de Henoch. Etimológicamente, Henoch (o Enoch) significa en hebreo “iniciador”, “instructor”, “dedicado”, “maestro” y fue considerado el inventor de la escritura, es decir el constructor de una lengua escrita basada en el idioma primordial, después de la simbólica caída o expulsión del Paraíso.
De acuerdo a la leyenda, Henoch encontró una plancha triangular de oro en lo alto de una montaña, con ciertos caracteres sagrados que estaban grabados en ella, estableciéndosele la prohibición absoluta de pronunciarlos. Para proteger esta plancha divina, Henoch planificó la construcción de un Templo sostenido por nueve arcos en las entrañas de la tierra, también conocido como el “Templo primordial”.
La monumental obra arquitectónica fue llevada a cabo por el hijo de Henoch (Matusalén), “que no estaba enterado de los motivos que tenía su padre para tal acción. Ese templo consistía en nueve bóvedas de ladrillo, situadas perpendicularmente debajo de cada una, y comunicadas por aperturas puestas en el arco de cada bóveda. (...) Henoch hizo fabricar una placa triangular de oro, de un codo por cada lado; la adornó con las más preciosas piedras e incrustó la placa en una piedra de ágata de igual forma. Sobre la placa grabó en caracteres inefables el verdadero nombre de la divinidad, y, colocándola sobre un pedestal cúbico de mármol blanco, depositó todo dentro del arco más profundo.
Cuando este edificio subterráneo fue completado, hizo una puerta de piedra y atándole una anilla de hierro, por medio de la cual pudiera ocasionalmente ser izada, la colocó sobre la abertura del más elevado de los arcos y lo cubrió de manera que la abertura no pudiera ser descubierta”. (2)
En esta historia la palabra inefable (esto es, la Palabra Perdida) se puede vincular con la tradición griálica porque, si prestamos atención a las claves del simbolismo arcaico, la Palabra Perdida y el Santo Grial son exactamente la misma cosa, y los llamados “custodios del Santo Grial” son también los “guardianes de la Palabra Perdida”. Esto lo comprende muy bien René Guénon cuando equipara “búsqueda de la Palabra Perdida” con la “búsqueda del Santo Grial”. (3)
Basados entonces en las lenguas de Adán y Henoch, los rosacruces se propusieron restituir el lenguaje primordial perdido mediante una lengua nueva, universal e iniciática. De acuerdo con Umberto Eco, “la doctrina rosacruciana de la lengua mágica es deudora de la teoría de las señales que aparece en Jakob Böehme, un místico que tuvo una gran influencia en la cultura europea posterior, que era sin duda conocido en el ambiente rosacruciano alemán. (…) Webster, en el “Academiarum examen” de 1654 recuerda que las ideas de Böehme eran «reconocidas y adoptadas por la iluminadísima confraternidad de los rosacruces»”. (4)
Böehme hablaba de un “lenguaje de la naturaleza” y creía que “no hay nada creado en la naturaleza que no manifieste externamente su forma interior porque esta fuerza, por así decir, trabaja en el interior para manifestarse en el exterior. Así el hombre podrá llegar a conocer la Esencia de las Esencias”. (5) La lengua “esencial” era la que había adoptado el propio Adán al nombrar las cosas, según leemos en el Génesis: “Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce.
Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo”. (Génesis 2:19-20)
Este lenguaje original con el que Adán dio nombre y habló con los pájaros es conocido también como “lengua de los pájaros” (“lingua passerum”) pues nos muestra a un hombre integrado a la naturaleza tal como lo indicara Eliade al decir: “Aprender el lenguaje de los animales, y en primer lugar el de las aves, equivale, en cualquier parte del mundo, a conocer los secretos de la naturaleza”. (6)
Esta tradición fue tomada por el Islam y en el Sagrado Corán se puede leer que “Salomón fue verdaderamente heredero de David; y decía: “¡Oh gentes! Nos ha sido enseñado el lenguaje de los pájaros, y se nos ha dado en abundancia de todo lo bueno: ¡ciertamente, esto es en verdad un claro favor de Dios!” (Corán XXVII:16), atendiendo a la idea que la lengua de los pájaros fue revelada tras la caída “a Salomón, quien se lo comunicó a la reina de Saba y a Apolonio de Tyana”. (7) En otras versiones, esta “lingua passerum” no es revelada a Salomón sino a Henoch, quien –a su vez– se la habría transmitido a su hijo Matusalén, pasando posteriormente a Melquisedec, en una cadena iniciática que repite el linaje del Santo Grial.
Como bien dice Guénon, “los pájaros se toman con frecuencia como símbolo de los ángeles, es decir, precisamente, de los estados superiores” (8) y por lo tanto esta lengua primigenia tiene un origen metafísico, una idea que tuvieron en mente tanto Heinrich Cornelius Agrippa como John Dee al dar a conocer diversos idiomas angélicos, con sus respectivas grafías, como el malachim o el Henochiano, según veremos más adelante.
El lenguaje de los pájaros es, por su propia definición, una lengua musical y rimada, fundamentada en la “ciencia del ritmo”, y por esta razón las enseñanzas islámicas auguran que Adán hablaba en verso. El sufismo destacó este punto, en uno de los escritos más famosos de la espiritualidad musulmana: “La Conferencia de los pájaros” (mantiq at-tair), escrito en el siglo XII por Farid ud-Din Attar. En esta obra, una abubilla (que había servido de guía al rey Salomón, de acuerdo con el Corán XXVII:20-28) se convierte en el líder de los pájaros guiándolos por siete valles llenos de peligros y desafíos a fin de encontrar a un pájaro maravilloso llamado Simorg. (*)
En la tradición hermética, especialmente en la Alquimia, este lenguaje está vinculado al círculo interno de los Iniciados, y se lo conoce como “lenguaje verde”. En esta línea de pensamiento, Fulcanelli relaciona el lenguaje de los pájaros con el “argot”, explicando que: “el argot es una de las formas derivadas de la lengua de los pájaros, madre y decana de todas las demás, la lengua de los filósofos y de los diplomáticos. Es aquella cuyo conocimiento revela Jesús a sus apóstoles, al enviarles su espíritu, el Espíritu Santo. Es ella la que enseña el misterio de las cosas y descorre el velo de las verdades más ocultas. (…) Ahora bien, los diccionarios definen el argot como «una lengua particular de todos los individuos que tienen interés en comunicar sus pensamientos sin ser comprendidos por los que les rodean». Es, pues, una cábala hablada. Los argotiers, o sea, los que utilizan este lenguaje, son descendientes herméticos de los argo-nautas, los cuales mandaban la nave Argos, y hablaban la lengua argótica mientras bogaban hacia las riberas afortunadas de Cólquida en busca del famoso Vellocino de Oro. Todavía hoy, decimos
(*) El Simorg es un ave mitológica de los antiguos persas que poseía alas, aletas de pez, arrojaba fuego como el dragón y tenía patas para desplazarse por la tierra, es decir que representaba una síntesis de los cuatro elementos)
del hombre muy inteligente, pero también muy astuto: lo sabe todo, entiende el argot. Todos los Iniciados se expresaban en argot, lo mismo que los truhanes de la Corte de los milagros –con el poeta Villon a la cabeza– y que los Freemasons, o Francmasones de la Edad Media, «posaderos del buen Dios», que edificaron las obras maestras argóticas que admiramos en la actualidad. También ellos, estos nautas constructores, conocían el camino que conducía al Jardín de las Hespérides...”. (9)
La Palabra Perdida
Los rosacruces han sido considerados tradicionalmente los “custodios de la Palabra Perdida”. Según dijimos anteriormente, esta Palabra Perdida puede ser identificada plenamente con el Santo Grial, al que hemos definido no como un objeto (ni una copa ni una piedra) sino como una fuerza, un poder intangible que transforma al profano en iniciado, del mismo modo que la piedra filosofal convierte al plomo en oro.
En ambos casos, tanto el Grial como la Palabra son símbolos del centro primordial, del árbol de la vida que hemos de alcanzar para comer de su fruto y alcanzar la reintegración. Dicho de otro modo, el reencuentro con esta Palabra Perdida (“Verbum Dimissum”) supone el regreso al estado adámico o primordial, el retorno al centro, o sea la meta suprema del sendero iniciático.
Mientras que los francmasones auténticos (esto es, aquellos que trabajan a la gloria del Gran Arquitecto del Universo) se afanan en la búsqueda de esta Palabra Perdida, la cual se cita recurrentemente en todos los rituales y todos los grados, los rosacruces (esto es, aquellos que han logrado hacer florecer la rosa en su cruz) no necesitan buscarla porque ya son poseedores de la misma.
Un poema editado en Edimburgo en 1638, dice en una de sus estrofas: “Porque somos Hermanos de la Rosacruz / Tenemos la palabra del masón y una segunda vista / Podemos predecir correctamente las cosas que vendrán…”. (10)
En el ritual masónico del grado 18º (Caballero Rosacruz) se hace referencia a esta Palabra y el Maestro solicita a los Hermanos: “Empleemos todos nuestros esfuerzos y nuevos trabajos en recobrar la Palabra Perdida”, hasta que finalmente, en los trabajos son clausurados “la hora en que la Palabra fue hallada y la Piedra Cúbica se transformó en Rosa Mística, en que la estrella refulgente ha vuelto a aparecer en todo su esplendor y nuestros instrumentos han tomado su forma primitiva”. (11)
Esta Palabra Perdida es “inefable”, es decir inexpresable y va más allá de las palabras. Por esta razón se la comprende íntimamente en el silencio. Sin embargo, en su afán por descubrir y utilizar esta palabra poderosa, los hombres han intentado reducirla a una palabra conocida y pronunciable (INRI, Mathra, Mathrem, Aum, YHWH, etc.)
Desde una óptica mística, la Palabra Perdida representa el nombre del Ser, el Absoluto, el Uno sin Segundo y, de este modo, al pronunciarla estaríamos entrando en comunión con esta divinidad, haciéndonos uno con él. Esto significa que la pronunciación de esta Palabra sería accesible solamente a los puros, a aquellos Iniciados dignos de abrir la Puerta del Templo. En otras palabras, el descubrimiento de la Palabra no sería otra cosa que el recuerdo de esa Palabra (que ya conocemos pero que hemos olvidado) a través de una ascesis espiritual.
En el judaísmo, la Palabra Sagrada es el nombre de la divinidad o Tetragrammaton (YHWH),
el cual estaba prohibido pronunciar, excepto en la fiesta de la expiación del mes hebreo de Tirsi. No obstante, en la tradición rosacruz –retomada por la Masonería– la Palabra Sagrada se resume en la sigla neotestamentaria “I.N.R.I.” que en su versión exotérica significa “IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM” (Jesús de Nazareth, Rey de los Judíos).
La placa “I.N.R.I.” clavada sobre la cruz está íntimamente vinculada con la cuarta iniciación y con el sacrificio del Cristo, simbolizado con un pelícano que se perfora el pecho con el pico para alimentar a sus pichones con su propia sangre. Sobre este punto, Antenor dal Monte revela que “el gran secreto de los Rosacruces es la Palabra, la palabra creadora, religante: muerta y perdida para el mundo, pero que los Rosacruces han recuperado haciéndola carne y sangre en sí mismos para darla (dar-se) en alimento. (…) Su misticismo y religión es EMMANUEL –que significa “Dios en nosotros”. Su amor, la Humanidad”. (12)
I.N.R.I. ha sido interpretado de diversas maneras, desde la citada acepción profana “IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM” hasta la iniciática y alquímica “IGNE NATVRA RENOVATVR INTEGRA” (”Por el fuego se renueva completamente la naturaleza”).
Otra interpretación (que no excluye la anterior) señala que I.N.R.I. es una palabra formada por las iniciales de los cuatro elementos en hebreo: lan (agua), Nur (fuego), Ruaj (soplo), e labejad (tierra).
En un ritual arcaico de la Rosacruz, aparecía un sugestivo diálogo donde se hacía referencia al I.N.R.I.:
“¿De dónde venís?” de I-udea
¿Hacia dónde vais? a N-azaret.
¿Quién es vuestro guía? R-afael
¿De qué tribu sois? de I-udá”. (13)
Otras interpretaciones de la sigla crística son las siguientes:
Intra Nobis Regnum Iehova: Dentro de nosotros está el Reino de Jehová.
Igne Nitrum Roris Invenitur: Por medio del fuego se descubre el nitro del rocío.
In Nobis Regnat Ille: Él triunfa en nosotros.
In Nobis Regnat lesus: Jesús reina en nosotros.
Ineffabile Nomen Rerum Initium: El Nombre inefable es el inicio de todas las cosas.
Iustum Necare Reges Impios: Es justo matar a un rey impío.
In Nobis Rosa Invenitur: Descubrir la Rosa en nosotros.
Ignem Natura Regenerando Integrat: Mediante la regeneración, la naturaleza mantiene la integridad del fuego.
Inter Nos Regnat Indulgentia: Entre nosotros reina la bondad.
In Neci Renascor Integer: En la muerte, uno renace intacto y puro.
Mientras que las interpretaciones clásicas cristianas relacionan el I.N.R.I. al Cristo histórico, las hermético-alquímicas suelen aludir al fuego renovador, pero en ambos casos se hace referencia a un elemento que quema y purifica.
En tiempos modernos, algunos ocultistas creyeron encontrar la Palabra Perdida en el vocablo persa “Mathra” (también mencionado como “Matra”, “Manthra” o “Mathrem”).
La palabra “Mathra” tiene un origen zoroastriano, por lo cual puede rastrearse en las escrituras sagradas de Persia, en especial el Zend-Avesta. Dicho vocablo denominaba a aquellas palabras sagradas que eran proferidas en himnos, fórmulas y plegarias, las cuales debían ser memorizadas e interiorizadas. La práctica de vocalización de estas poderosas palabras de poder fue heredada principalmente por el brahmanismo, siendo el origen de los “mantras” o “mantrams” védicos.
El más conocido y poderoso mantra de la tradición inda es el Om (Aum). Todos los filósofos espiritualistas han destacado el valor de la sílaba sagrada “Om”. Mientras que Blavatsky señala que “Om es el misterio de los misterios, fuente de todo poder y verdadera esencia de toda enseñanza” (14), Devananda confirma que “todos los mantras encierran el Om, que es el mantra abstracto y supremo del Cosmos. Om es el símbolo manifestado de la vibración Sabda-Brahman o Dios”. (15)
Siendo el Om un símbolo tanto visual como sonoro, se convierte en la quintaesencia de la espiritualidad oriental. Ramiro Calle lo considera “la vibración cósmica, el sonido de la energía universal que todo lo penetra, la sílaba mística con la que se designa al sustratum cósmico, la Totalidad, y que se halla desde lo más sutil a lo más burdo, desde lo más inmenso a lo más infinitesimal, incluso en los elementos subatómicos más minúsculos. Es el mantra de lo Inefable, de lo Incondicionado. Evoca el Cosmos, la energía toda, y para los creyentes el Divino, la Mente Única, el Tao” (16), recordando además que “mediante el mantra, el meditador concentra la mente y se identifica emocional y mentalmente con aquello que el mantra designa. (…) Aunque hay innumerables mantras, el meditador suele servirse de mantras que desarrollen su sentimiento oceánico, el acrecentamiento y expansión de su conciencia, el retorno a su fuente o el establecimiento en su propia naturaleza real, aquella que es a la vez personal y transpersonal. (…) El mantra se utiliza como puente hacia la supraconciencia, hacia una percepción de orden superior, más allá de la mente dual. Concentrando la mente en el mantra, se estimulan determinadas energías latentes, se liberan nudos energéticos, se unifican las potencias de la mente, se
reacondiciona positivamente el subconsciente, se estimula la emoción positiva y se dispone la mente hacia una apertura en lo inmenso. El mantra es un instrumento liberatorio, un soporte del cultivo de la atención. Mediante la recitación mántrica lúcida y consciente, la mente se va desprendiendo de los objetos externos y se retrotrae sobre sí misma, conectando con la realidad más íntima, saturando la conciencia con su significado, combatiendo la dispersión mental y enfocando al meditador sobre su espacio interior. En todas las tradiciones se ha utilizado el mantra, que debe ser recitado correctamente y, sobre todo, acompañado de genuina motivación. No cabe duda de que la eficacia de la recitación mántrica será tanto mayor cuanto mayor sea la purificación de la mente, la intencionalidad mística, la genuina aspiración, la firme resolución y la constancia en dicha recitación. El mantra también tiene una función de higienización mental y, atentamente recitado, penetra hasta las más profundas esferas del órgano psicomental, reorientando las energías emocionales hacia lo incondicionado. Así el mantra ayuda a drenar el subconsciente y a que el meditador se desplace de la mente caótica y superficial a la mente silente y profunda”. (17)
En busca de la lengua primordial
“Federico II quiso comprobar qué lengua e idioma tendrían los niños al llegar a la adolescencia si no habían podido hablar jamás con nadie. Y para ello dio órdenes a las nodrizas y ayas que dieran leche a los niños ... pero con la prohibición de hablarles. Quería en realidad saber si hablarían la lengua hebrea, que fue la primera, o bien la griega, o la latina, o la lengua árabe; o si acabarían hablando la lengua de sus propios padres, de quienes habían nacido. Pero se afanó en vano, porque los niños o infantes morían todos”. (Umberto Eco)
Si nos atenemos al relato bíblico, el Dios del Génesis es una divinidad suprema que crea a través del verbo y toda la creación es producida por un acto de habla. Por eso el Evangelio de Juan señala que “al principio era el Verbo” (Juan 1:1), lo cual puede comprobarse al repasar el Antiguo Testamento:
“Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!». Y la luz llegó a existir”.
“Y dijo Dios: «¡Que exista el firmamento en medio de las aguas, y que las separe!» Y así sucedió: Dios hizo el firmamento”.
“Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, y que aparezca lo seco!» Y así sucedió”.
Posteriormente, este Dios hizo al hombre “a su imagen y semejanza” y le dio esta instrucción: “Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás”. (Génesis 2:16-17), es decir que en este primer mandato Dios habló al hombre en un lenguaje primigenio, que –como vimos antes– la tradición designa como “lengua adámica”. Esta lengua ha sido relacionada muchas veces con el hebreo, y numerosos escritores cristianos, entre ellos Orígenes y San Agustín, aseguraron que –antes de la confusión de Babel– la lengua común (esto es, la misma hablada por Adán) era el hebreo.
Guillaume Postel, por su parte, creía que “la lengua hebrea procede de la descendencia de Noé, y que de ella han derivado el árabe, el caldeo, el indio y, sólo de forma mediata, el griego” (18) y en sus obras no solo “afirma que todas las lenguas derivan del hebreo, sino que destaca
también la importancia de la lengua como instrumento de fusión entre los pueblos. Su idea del hebreo como protolengua se basa en un criterio de Divina Economía. Según lo que escribe en De Foenicum litteris (1550), así como hay un único género humano, un único mundo, un solo Dios, también debe haber habido una única lengua, una «lengua santa, divinamente inspirada al primer hombre”. (19)
Athanasius Kircher, el sabio jesuita se afanó en el desciframiento de las claves de los jeroglíficos antes del descubrimiento de la piedra Rosetta, también se dedicó a desentrañar los misterios de la lengua madre, sosteniendo que “si Dios fue el inspirador de las palabras pronunciadas por Adán, después la humanidad desarrolló el lenguaje de una manera autónoma, y el hebreo no es más que una de las lenguas madre posdiluvianas”. (20)
Sea como sea, la tradición kabalística ha profundizado el estudio de las 22 letras del alfabeto hebreo por considerarlas un reflejo fiel del alfabeto primordial y cósmico, es decir un “alfabeto celeste” grabado en el firmamento (etimológicamente “aquello que está firme”) por la pluma de Dios.
Para los kabalistas todo lo que procede del espíritu debe tener necesariamente una manifestación visible (tal como postulaba Jakob Böehme, al que citamos anteriormente) y desde este punto de vista se justifica la existencia de un “alfabeto del cielo”.
En el Zohar se lee: “En toda la extensión del cielo, cuya circunferencia rodea el mundo, hay unas figuras, unos signos por medio de los cuales podríamos descubrir los secretos y los misterios más profundos. Estas figuras están formadas por las constelaciones y por las estrellas, que son para el sabio motivo de contemplación y manantial de misterioso gozo. Aquel que tenga que salir de viaje no tiene más que levantarse al despuntar el día y mirar atentamente hacia Oriente; así podrá ver cómo caminan por el cielo unas letras, unas ascendiendo y otras descendiendo. Estas formas brillantes son las dos letras con las cuales Dios creó el cielo y la tierra [Alef y Bet], constituyendo su nombre misterioso y sagrado”. (21)
Otro libro sagrado de la tradición kabalística, el “Sepher Yetzirah”, confirma: “Veintidós letras fundacionales. Él [Dios] las grabó, las talló, las pesó, las permutó y las combinó y formó con ellas todo lo que fue formado y todo que se formaría en el futuro. (…) Las grabó con la voz, las talló con el aliento, las fijó en los cinco sitios de la boca. (…) Él las pesó y las permutó: Alef con todas ellas y todas ellas con el Alef; Bet con todas ellas y todas ellas con Bet. Continúan en ciclos y existen en doscientas treinta y una puertas. Así, todo lo que es formado y todo lo que es hablado deriva de un Nombre”. (Sefer Yetsirah 2:2-5)
“Los verdaderos judíos reconocen que el origen alfabético de su Lengua viene de la parte celeste y no de la convención de los hombres. Ellos encuentran todos los caracteres de esa lengua claramente escritos en el recorrido de las estrellas de donde han salido”.
(Martínez de Pasqually)
J.H. Broome sostiene que “algunos de los rabinos judíos conectan el origen de los caracteres cuadrados del lenguaje hebreo escrito con configuraciones astronómicas” (22), lo cual se deja en evidencia al comparar las 22 letras del alfabeto hebreo con 22 constelaciones, como apreciaremos en las próximas páginas.
A lo largo de la historia, varios escritores de la tradición hermética intentaron reconstruir el

Comienzo del Salmo XIX en el Alfabeto astral
Fuente de las imágenes: “The astral origin of the emblems, the zodiacal signs, and the astral hebrew alphabet” (J.H. Broome)
Traducción: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”
alfabeto celeste, siempre teniendo como referencia al hebreo. Uno de los intentos más conocidos fue el del filósofo Heinrich Cornelius Agrippa que, en su obra “De Occulta Philosophia libri III” describió tres alfabetos celestiales y angélicos, señalando que: “entre los hebreos hay muchas clases de caracteres, y una [de sus escrituras] es antiquísima: se trata de la Escritura Antigua que emplearon Moisés y los profetas, que no debe ser revelada temerariamente a nadie, pues las letras hoy en día utilizadas fueron instituidas por Esdras. Entre ellos hay una escritura que llaman Celeste, pues explican que fue ubicada y figurada entre los astros, igual que los otros astrólogos obtienen las imágenes de los signos de los lineamientos de las estrellas. Hay también otra escritura que llaman Malachim o Melachini, es decir, escritura de los ángeles, o real. Tienen otra que llaman Pasaje del río”. (23)
Estos son los alfabetos que nos enseña Agrippa en su obra:
Malachim [Siglo XVI]
(del hebreo Mal’ach, que significa “ángeles” o “mensajeros”)
Alfabeto “celeste” [siglo XVI]
Alfabeto “del pasaje del río” [Venecia. 1523]
(Transitus Fluvii o “Transitus fluminis”) Concebido por el rabino Abraham de Balmis en su obra “Peculium Abrae. Grammatica hebraea una cum latino”.
A continuación incluimos un diagrama donde se comparan todos estos alfabetos mágicos:
ALFABETOS SAGRADOS
HEBREO
MALACHIM
CELESTE
PASAJE
DEL RÍO
LETRA
LETRA
LETRA
LETRA
NOMBRE
VALOR
NOMBRE
VALOR
Alfabeto celeste en el hemisferio Norte
ALFABETOS SAGRADOS
HEBREO
MALACHIM
CELESTE
LETRA
LETRA
LETRA
LETRA
NOMBRE
VALOR
NOMBRE
VALOR
Alfabeto celeste en el hemisferio Sur
Estos intentos por descubrir un alfabeto metafísico que nos permita comunicarnos con las entidades del mundo invisible no es patrimonio exclusivo de Occidente, ya que aparece repetidamente en las escrituras sagradas de Oriente. En los “Yogas Sutras” de Patanjali –por ejemplo– podemos leer que “el lenguaje de los hombres de la tierra no puede llegar a los Señores. La Magia consiste en dirigirse a los dioses en su propio lenguaje”. (24)
Los postulados de Agrippa, Paracelso y otros sabios del hermetismo que se afanaron en construir un puente semántico con el mundo angélico, fueron retomados a fines del siglo XVI por John Dee, quien –además de ser un antecedente comprobable del rosacrucismo de los manifiestos– fue el creador de otro alfabeto “metafísico” fundamentado en la sabiduría arcaica y conocido como “Henochiano”, el cual analizaremos en nuestro próximo capítulo.
Abajo: Tabla combinatoria presentada por el jesuita Athanasius Kircher, que postulaba que el origen de la escritura y del lenguaje debía ser buscado en la revelación divina. En esta tabla se pueden apreciar las siguientes columnas (de izquierda a derecha): escritura normal, doble tipo de caracteres gráficos angélicos, el código de “transitus fluminis” de Abraham de Balmis, escritura de los antiguos samaritanos, escritura florida de los samaritanos según Villalpando, los caracteres usados por Moisés al escribir las tablas de la Ley, la escritura siríaca y por último, la verdadera escritura hebrea.

pueden bajarlo desde aquí:

http://initiationis.org/Lengua%20Perdida%20-%20Phileas%20del%20Montesexto.pdf

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Saludos afectuosos, Edgardo

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martes, 11 de septiembre de 2012

UNA INTERPRETACIÓN DEL APOCALIPSIS DE SAN JUAN (LAS SIETE IGLESIAS)


 
UNA INTERPRETACIÓN DEL APOCALIPSIS DE SAN JUAN
(LAS SIETE IGLESIAS)

            Muchos textos de la Biblia fueron escritos en forma simbólica, porque en la época en que fueron hechos, la humanidad en general no estaba preparada para comprender las verdades ocultas en los símbolos. El Apocalipsis es un ejemplo de ello. Sin embargo, para aquellos que pueden leer los símbolos, este libro de San Juan describe el sendero de la Iniciación, así como todo lo que el Iniciado puede investigar en los Mundos Sutiles, las Jerarquías Creadoras, el pasado, presente y futuro desarrollo de la evolución del hombre, la lucha que hubo entre Jehová y los Espíritus Luciferes, etc.
            El capítulo 1º es una introducción que describe las circunstancias en las cuales Jehová recibió el Apocalipsis. Los capítulos 2º y 3º describen el sendero que lleva a la Iniciación. Las siete Iglesias son los siete pasos que conducen a  la Iniciación. Diferentes personas pueden desarrollar las cualidades requeridas para la Iniciación en diferentes órdenes y también algunas de las cualidades necesarias que son desarrolladas simultáneamente. Es así entonces, que los siete pasos descritos no están relatados en el orden en que ellos serán seguidos.
            LA IGLESIA DE EFESO:  Representa la utilización de la energía creadora con fines puramente espirituales y no apasionados. Al aspirante a la Vida Superior se le dice (Apoc. 2:5) que recuerde de donde el procede, que se arrepienta y retorne a las obras que hacía en sus comienzos. En la Epoca Lemúrica, el hombre cambió el hombre cambió el uso natural y desapasionado por la utilización apasionada de la sagrada energía creadora (tal como está descrito en Génesis 2. Al vencedor le será permitido alimentarse del Arbol de la Vida (Apoc. 2:7) El Árbol de la vida es el símbolo del poder que da la habilidad para vivir en este plano físico, tanto cuanto la persona lo desee. También representa el poder para curar y a su vez permite mantener un cuerpo físico en forma indefinida. Así es que quien tiene éxito en el uso regenerador de la sagrada energía creadora, puede lograr eventualmente el poder del curar.
            LA IGLESIA DE ESMIRNA: Representa la resistencia a las tentaciones asociadas con la riqueza material. La persona que tiene pobreza material, pero riqueza espiritual, es muy posible que sea ridiculizada por el mundo (Apoc. 2:9) El aspirante puede ser llevado a prisión durante un tiempo por el diablo para que pueda ser probado (Apoc. 2:10) Esto significa que el aspirante puede necesitar vivir bajo condiciones materiales restrictivas durante un tiempo para mostrar que él tiene consideraciones más importantes que el confort material. El vencedor no pasará por la segunda muerte (Apoc. 2:11) La primera muerte es la supremacía de la conciencia de la persona sobre las cosas materiales, de manera que no las considera como que son de valor intrínseco. La segunda muerte es la del cuerpo físico. La conciencia espiritualizada no da demasiada trascendencia a la muerte física.
            LA IGLESIA DE PERGAMO: Representa el ascenso intenso y continuo de la energía creadora, para que el Cuerpo Pituitario y la Glándula Pineal comiencen a vibrar. Esto otorga la Visión Espiritual. La energía creadora mora en el trono de Satanás (Apoc. 2:13) Satanás representa a los Espíritus Luciferes. El trono de ellos está en la espina dorsal, porque allí trabajan para incitar el egoísmo, las pasiones así como el mal uso de la energía creadora. Los que no se arrepienten serán combatidos por Aquel con la espada en la boca (Apoc. 2:16) La espada simboliza la Justicia Divina de acuerdo con la Ley. Así mismo, los que sucumben a las tentaciones de los Espíritus Luciferes, sufrirán las consecuencias de acuerdo con la Ley de Causa y Efecto. Más al vencedor le será dada una piedra blanca y un nombre nuevo (Apoc. 2:17) La piedra blanca es el vehículo físico de una persona que elevó la fuerza creadora, el que es llamado frecuentemente la Piedra Filosofal. El nombre nuevo significa un estado nuevo de conciencia, esto es que posee la capacidad de la percepción de los Mundos Superiores.
            LA IGLESIA DE TIATIRA: Representa el control de las emociones y sentimientos. Las emociones más sutiles se manifiestan como amor, fe. servicio y perseverancia (Apoc. 2:19) Las más bajas emociones pueden inducir a los siervos a practicar actos inmorales y a ingerir comidas sacrificadas a los ídolos (Apoc. 2:20) Los siervos son las facultades de las personas. Ingerir alimentos sacrificados a los ídolos, quiere decir dar esperando recibir de nuevo lo que la persona dio o da solo cuando la intención es recibir una retribución. Los que no se arrepienten, pueden quedar dolidos y sufrir tribulaciones y sus hijos pueden morir (Apoc. 2: 22-23) Las pasiones y emociones egoístas causan conflictos y en consecuencia dolor, sufrimiento y destrucción. Los hijos representan pensamientos y deseos producidos por una naturaleza apasionada. Los niños muriendo tienen que ver con el hecho de que los pensamientos egoístas y deseos bajos tendrán que ser con el tiempo eliminados. Al vencedor le será dado poder sobre las naciones y él regirá con una vara de hierro (Apoc. 2:26-27) Las naciones son las facultades del hombre. Así, todo aquel que tiene control sobre las emociones, tendrá auto-control. El hierro es el metal regido por Marte, que es el hogar de los Espíritus Luciferes. Esto quiere decir que regir con una vara de hierro, señala el control de las influencias marcianas, así como la habilidad para resistir las tentaciones que provienen de los Espíritus Luciferes.
            LA IGLESIA DE SARDIS:  Representa la creación del Cuerpo-Alma. Hay personas que aparentemente están vivos y sin embargo no lo están (Apoc. 3:1) Son aquellos que tienen un cuerpo con el que funcionan en el Mundo Físico (y en consecuencia están físicamente vivos) pero no tienen un Cuerpo-Alma capaz de funcionar en los Mundos Internos (por ello es que están muertos para esos mundos) Las obras de aquellos sin Cuerpo-Alma, nunca son perfectas a los ojos de Dios (Apoc. 3:2) Nótese que las buenas obras (Servicios) son necesarios para poder construir el Cuerpo-Alma) La segunda venida de Cristo tendrá lugar en un tiempo desconocido para nosotros (solo el Padre lo sabe) (Apoc. 3:3) y El vendrá en las nubes (Apoc. 1:7) lo que quiere decir en un Cuerpo-Alma. Aquellos que no construyeron sus Cuerpos –Almas , no podrán continuar adelante. Los que vencieran serán vestidos con trajes blancos (Apoc. 3:5) Los trajes blancos se refieren al Cuerpo-Alma (también llamado el Dorado Traje Nupcial).
            LA IGLESIA DE FILADELFIA: Representa la separación del Cuerpo-Alma (formado por los dos éteres superiores del cuerpo vital y la parte superior del cuerpo de deseos) del cuerpo denso, los dos éteres inferiores del cuerpo vital y la parte inferior del cuerpo de deseos. Esta separación es lo que permite los vuelos del alma. El Cristo dejó delante del aspirante una puerta abierta que nadie puede cerrar. (Appc. 3:8) Antes de la crucifixión, solamente ciertas personas que reunían las condiciones requeridas, eran escogidas para recibir el entrenamiento necesario como medio de preparación para poder realizar los vuelos del alma. En la crucifixión. El Espíritu de Cristo modificó las condiciones etericas de la Tierra, de modo que a partir de ese momento, todos pueden hacer el aprendizaje necesario que los capaciten para realizar los vuelos anímicos. De esa manera, El abrió la puerta de los Planos Superiores para todos. Los que entran por esa puerta abierta de tales mundos, serán mantenidos en la hora del examen que está viniendo al mundo entero. Cuando la persona entra a los Mundos Internos, debe enfrentarse al Guardian del Umbral, que es la suma de todas las maldades de sus vidas anteriores. Asume entonces la responsabilidad de pagar sus deudas al mundo concientemente, de ese modo el registro es clarificado. El vencedor será convertido en un pilar en el Templo de Dios y de allí no saldrá más y los nombres de Dios y la Nueva Jerusalem serán inscritos en él (Apoc. 3:12) Ser un pilar en el Templo de Dios nos indica el fin de la exigencia de renacer en la Tierra. Tener el nombre de Dios escrito en si, representa haber alcanzado la conciencia Divina. La palabra “Jerusalem” quiere decir “domicilio de paz”. Tener el nombre de la Nueva Jerusalem escrito en si, significa haber alcanzado un estado de paz interna.
            LA IGLESIA DE LA ODISEA: Representa el desarrollo de la Voluntad necesaria que le permita recorrer el sendero espiritual. Cuando alguien no es caliente ni frío, será vomitado de la boca de Cristo (Apoc. 3: 15-16)  Los que no tienen el deseo y no hacen ningún esfuerzo, no serán conducidos por el camino que lleva a la Iniciación, no obstante les será permitido seguir rutas diferentes a las seguidas por la humanidad en general. Los que no sienten ninguna necesidad de oro refinado por el fuego (o cuerpo espiritualizado, la Piedra Filosofal) o los trajes blancos ( Cuerpo-Alma) o los que ungen sus ojos con colirio (lo que da visión espiritual) no trabajaron para conseguirlo y por eso no lo alcanzarán (Apoc. 3:17-18) El Cristo está llamando a la puerta (de la conciencia del hombre) y si el aspirante abre, el Espíritu de Cristo entrará.-



Artículo traducido de la Revista Rayos de la Rosacruz, que publica en el idioma inglés nuestra Sede Central de Oceanside, California, U:S:A, correspondiente al mes de Septiembre del año 1977.-

  

ASOCIACION INTERNACIONAL DE CRISTIANOS
MISTICOS MAX HEINDEL
COLOMBRES nº 2113 – Bº LOMAS DE SAN MARTIN
5008 – CORDOBA – ARGENTINA
e-mail: cristianosmisticos@argentina.com

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Aporte del Sr. Raúl Sasia, que agradecemos enormemente.

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Confesión de Fe de grandes científicos

Confesión de Fe de grandes científicos




Pueden ver este hermoso trabajo desde aquí .......


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http://www.youtube.com/watch?v=dJsfKaSkiU8

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Saludos fraternos, Edgardo

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