CAUSAS DE LAS ADVERSIDADES
En la carta Nº 72 del Libro “Cartas a los Estudiantes” de Max Heindel discurre sobre “La razón de las pruebas que afligen al aspirante”. El percibió la necesidad de abordar ese asunto debido a que, muy frecuentemente, muchos estudiantes se dirigían a la Fraternidad indagando las causas de los sufrimientos que los atormentaban a partir del tiempo en que dieron los primeros pasos en el sendero espiritual.
Max Heindel consideraba que las adversidades ocurren para bien del alma aspirante y que constituyen una señal de progreso, por lo que debieran ser motivo de regocijo. Ellas posibilitan una rápida liquidación de las deudas contraídas bajo la Ley de Causa y Efecto. Aceleran el proceso de liberación, que, en el caso del hombre común, se prolonga por varias existencias.
Las pruebas nunca deben ser afrontadas como si se tratara de un sufrimiento impuesto por las Jerarquías Espirituales, pero si como si fuera un medicamento con un gran efecto rápido y eficaz, un aprendizaje muy necesario.
Indican los cambios que deben tener lugar en el carácter del estudiante, esto es, si efectivamente él desea recorrer el camino espiritual.
La evolución ocurre básicamente en la conciencia de las personas, elevando la naturaleza de sus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.
No basta con que solo el aspirante amplíe su caudal de conocimientos. Esto por cierto se dice con respecto a la parte intelectual. Es menester vivenciar esos conocimientos, ya que de lo contrario los resultados serán nulos. El conocimiento en si mismo nada produce si no hay una auténtica y efectiva reforma del carácter. Con respecto a este tema, el Cristo proclamó con mucha sabiduría: “No se coloca vino nuevo en odres viejos, ni tampoco remiendo nuevo en vestido viejo”.
Las pruebas generan, también, otros beneficios. Ellas, por ejemplo, fortalecen al individuo, haciendo desarrollar recursos de supervivencia y creatividad. Con el paso del tiempo enseñan autoconfianza, cualidad indispensable para el crecimiento anímico.
La vida enseña que el crecimiento del individuo depende de la suma de pequeñas victorias morales del día a día. Mientras que otros decidan por él, no aprenderá a caminar con sus propios pies ni a volar con sus propias alas.
El aspirante debe asumir la responsabilidad de sus propios actos, actuando siempre por medio de su propia y libre voluntad. La acción es lo que modifica el rumbo de las cosas. El debe aprender las lecciones y armonizarse con las Leyes Divinas, no aceptando el sufrimiento como un castigo, pero si considerarlo como un verdadero estímulo para lograr su crecimiento.
ASOCIACION INTERNACIONAL DE CRISTIANOS
MISTICOS MAX HEINDEL
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Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte.
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