miércoles, 29 de agosto de 2012

Educar en valores

Por: Joan Antoni Melé | 29 de agosto de 2012


Educar en valores

La Educación ProhibidaMe han pedido mi opinión sobre la película La Educación Prohibida, que se ha estrenado recientemente y que trata de uno de los temas que más me interesan: la educación. De hecho, en muchas de mis conferencias no dejo de insistir en la necesidad de cuestionar el sistema educativo en general, y del grave error que supone para la sociedad que sea el sistema político, es decir, los diversos gobiernos, quienes dictaminen los planes de educación y los currículos escolares. El Estado solo debe garantizar el derecho de todos los ciudadanos a una educación, pero los contenidos y la metodología deben poderlos elegir los padres y los maestros. Recomiendo la lectura del artículo     Libertad y Cultura     que encontraréis en el blog amigo Criterio y Conciencia.
Dicho esto voy a comentar la película, que ya conocía porque en los últimos meses algunos amigos ya me habían enviado diversos fragmentos. Y tengo que decir que no todas las alternativas que se ofrecen son igual de válidas para mí, aunque en su presentación pueda parecer que todas tienen similitudes o que son más o menos iguales. En absoluto es así.
Igual que defiendo la libertad, también afirmo con rotundidad que el conocimiento es la base de la libertad, y que solo la verdad nos hace libres. Cuando hablo de libertad no me refiero a que todo el mundo haga lo que le dé la gana, sino a este espíritu permanente de búsqueda de la verdad.
Educar es ayudar al niño a que desarrolle todas sus capacidades, a que corrija sus posibles defectos, para que pueda vivir en armonía en la sociedad aportando creativamente todos sus valores personales.
Y para poder hacer esto hay que conocer cuáles son las leyes del desarrollo humano, tanto físico como emocional y espiritual. Con todo esto quiero decir que considero la tarea del educador como una de las más difíciles y de más responsabilidad que existen, y que deberíamos admirar, ayudar y proteger a todos aquellos que emprenden con vocación esa importante misión. Los que no tienen vocación no deberían hacerlo. Acaban sufriendo y haciendo sufrir. Por tanto, no comparto alguna de las afirmaciones que sugieren que al niño no hace falta educarle, simplemente con dejarlo en un ambiente natural a su libre albedrío ya se formará.
En cualquier caso es un buen documental para debatir en escuelas y entre amigos, para comentar entre padres y profesores, y sobre todo para que la vean los políticos a fin de que puedan descubrir que la sociedad está ya en un gran cambio de conciencia, y que también exige un cambio de conciencia al mundo político y al mundo económico. No podemos seguir manteniendo un sistema educativo basado esencialmente en adquirir conocimientos, y primando y admirando a los supuestamente más inteligentes. En el siglo XX se ha desarrollado mucha inteligencia pero no dejan de aparecer nuevos problemas. No es solo la inteligencia, sino sobre todo la bondad, lo que nos aportará soluciones. Lo importante no es si soy poco o muy inteligente, sino al servicio de quién o de qué ideal pongo mi inteligencia. En este sentido, quizás también tenemos que darnos cuenta que es tanto o más importante saber tocar el piano o el violín, que resolver ecuaciones o raíces cuadradas, porque a través del arte se desarrolla la inteligencia emocional.
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