miércoles, 26 de febrero de 2014

COOPERANDO CON LA CURACION



COOPERANDO  CON  LA CURACION

         Es innegable que muchos de nosotros hemos adquirido malos hábitos y que tal vez, ya se encuentren fuera del control de nuestra voluntad el poder desterrarlos. En ese estado es de gran eficiencia el auxilio de una curación espiritual.
        
         La curación espiritual consiste en aumentar las vibraciones de los varios vehículos de una persona a tal punto de que pueda ser interrumpida la cristalización, de tal manera que los vehículos sutiles vuelvan a ser capaces de desempeñar sus funciones de manera apropiada.

         Hay varios métodos para conseguirlo. Por ejemplo, el contacto con una persona altamente espiritualizada, es uno de ellos, siempre que esa persona pueda actuar como un canal de las fuerzas espirituales superiores que son introducidas en el organismo del paciente.

         Pero la eficacia de una curación espiritual es directamente proporcional a la impersonalidad con que es realizada. El método Rosacruz es ejercido por medio de los Auxiliares Invisibles, que trabajan en los planos internos y manipulan los vehículos más sutiles del paciente, dirigiendo hacia ellos la Fuerza de Curación.

         Esos Auxiliares trabajan con el enfermo en forma mental, emocional y espiritualmente para de esa manera restablecer la armonía interna, suavizando los dolores, estando siempre dispuestos para ayudar amorosamente a liberarse de los males por intermedio de la auto-regeneración, obteniendo así resultados nunca antes previstos.

         De esa manera, esos Compasivos Seres nos dan el ejemplo exacto de aquello que necesitamos poner en práctica en cualquier proceso de Curación: COOPERACION.-



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MISTICOS MAX HEINDEL
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Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este artículo.

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sábado, 22 de febrero de 2014

ACUARIO



T E M A S    DE   A S T R O L O G I A

ACUARIO

            Si pudiésemos comprender, plenamente, todos los Signos del Zodíaco y actuar de acuerdo con este entendimiento, no habría desarmonía. La única limitación en nuestro esquema de evolución es hecha por el propio hombre.
            La Divina Jerarquía Zodiacal de Acuario, posee una influencia especial sobre el éter. El símbolo del hombre vertiendo un cántaro de agua, nos demuestra el control absoluto sobre las emociones, lo que permite que cualquier tema sea analizado sin ningún tipo de prejuicios. Por otra parte, el símbolo gráfico de este Signo representa la “resonancia”, la que puede ser entendida por analogía, con el fenómeno de la física que lleva el mismo nombre, con la capacidad que tiene un ser de captar las vibraciones de un semejante.
            Una interpretación oculta sobre un líquido que es derramado sobre la tierra es de que este líquido es el éter de Crísto, permitiendo que el éter de nuestro planeta  sea cada vez más potente en sus efectos. Esto hace que sea más fácil para el hombre despertar dentro de si sus poderes, para luego  ser utilizados en beneficio de los demás, acelerando así el retorno del Señor.
            Acuario está relacionado con la décima primera Casa, que es la de la amistad, del compañerismo y de la fraternidad. La familiar declaración de Cristo: “…Donde dos o más personas estuvieren reunidos en mi nombre, allí estaré Yo en medio de ellas…”, asume un significado más profundo a la luz del desenvolvimiento acuariano.
            Para comprender el verdadero amor de Acuario, tenemos que entender el amor de Venus, que nos enseña el amor físico,  el enamoramiento, el noviazgo, el casamiento. Es el amor de la forma para la forma. El amor Uraniano es una octava superior de Venus, esto es demostrado por medio del altruismo. Este amor está por encima de la razón, sin la restricción de la forma, color, tacto, raza, etc., es un amor impersonal, un amor hacia toda la humanidad. El amor de Urano se inicia donde termina el amor de Venus.
            Urano y Acuario nos envuelven con un sentido de la verdad que disipa todo miedo y temor, de esa manera contribuyen para que desarrollemos una intuición muy aguzada.
            Acuario posee como regente a Urano y como co-regente a Saturno, este planeta gobierna todo lo que es viejo y del pasado. Urano gobierna todo lo que es nuevo y con futuro. En el presente estado de nuestra evolución, toda la humanidad, individual y colectivamente, está atravesando por un período de transición, moviéndose gradualmente de un viejo orden hacia el establecimiento de una nueva civilización emergente. Lo viejo está sucumbiendo; lo nuevo está en un proceso de formación.
            La función de Saturno, regente del lado material de Acuario, confina, limita y provee formas fijas y dependientes por medio de las cuales las fuerzas de la vida del individuo y de la sociedad pasan a ser efectivamente canalizadas hacia el plano material 
            Entretanto, como la vida en evolución está expandiendo en forma constante sus poderes, las formas que Saturno provee deben ser periódicamente substituidas por otras de mayor elasticidad y de dimensiones más amplias. De ese modo, la función de Urano es la de desmembrar las formas cristalizadas e inadecuadas, eliminando todo lo que es inútil para la evolución. La naturaleza de Urano es la de transformarlo todo.
            La Divina Jerarquía Zodiacal de Acuario nos transmite preciosas lecciones, tales como la del altruismo, amistad, cooperación y también nos impulsa a buscar en el pasado (Saturno) las valiosas experiencias acumuladas para cimentar con ellas las bases del futuro (Urano).
            Muchos de estos preceptos ya están siendo sembrados en nuestra actual civilización; ecología, vegetarianismo, desarme bélico y de manera principal el servicio amoroso y desinteresado hacia nuestros hermanos del mundo.
            La Fraternidad Rosacruz fue encargada por los Hermanos Mayores de ser el heraldo de la Edad Acuaria. Para diseminar el evangelio acuariano es fundamental estar en plena sintonía con las ideas, hábitos y métodos que prevalecerán durante esa Edad.
           
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viernes, 21 de febrero de 2014

EL PODER DE LA MUSICA





EL  PODER  DE  LA  MUSICA

            A mediados de 1813, un hombre caminaba por una calle y observó, a través de una ventana abierta, que una persona estaba siendo velada. Los gritos y lamentos de una mujer eran realmente estridentes, llamando la atención de las personas que se encontraban en las proximidades de la casa.
            Este hombre, percibiendo lo que estaba ocurriendo, abrió la puerta de la casa y entró. Al aproximarse más, pudo ver, además de la joven que había fallecido, a la madre que se lamentaba histéricamente, así como a las personas que intentaban calmarla y consolarla por su gran pesar.
            Ese hombre, que aparentaba tener unos 40 años de edad, percibiendo toda aquella escena, no se desanimó ni se conmovió por esos acontecimientos, pero sentía el sufrimiento de los que allí estaban, sobre todo de la madre que perdiera a su joven y encantadora hija adolescente. Contempló el cuerpo sin vida y luego miró a la madre de la joven sintiendo su inmenso dolor.
            Después, observó en silencio toda la sala y no lejos de donde él estaba, constató que había un piano, acercándose al mismo se sentó en la banqueta y miró nuevamente hacia aquella escena, tal como si contemplara algo que estaba en el aire y que solamente el percibía. Acto seguido comenzó a tocar una música totalmente desconocida para las personas que estaban en aquel lugar.
            De pronto, la música comenzó a substituir a los lamentos histéricos de la madre. Las personas se miraban y sonreían debido a la reconfortante música que oían; la madre de la joven dejó de llorar y de lamentarse al sentirse confortada y auxiliada por la música. Sus súplicas fueron oídas, el semblante de la joven que yacía inerte se modificó, pareciendo que estaba también reconfortada por medio de la música que había alterado todo el ambiente.
            La luz del Sol entró con más fuerza por la ventana y por la puerta. El dolor que la joven madre había sentido desapareció completamente; el escenario se alteró mediante la presencia de la música y el músico y cuando terminó de tocar, miró nuevamente a las personas que estaban alrededor de la joven, percibiendo claramente los cambios que en ellos se habían operado.
            Se levantó sin decir palabra, pasó cerca de la madre, quien le agradeció  por todo lo que había hecho, tanto por ella como por su hija que parecía estar sonriendo, pese a estar sin vida. El músico abrió la puerta y se retiró del local y cuando ya estaba en la calle, un transeúnte que lo conocía le preguntó a su esposa:
            “¿Qué habrá estado haciendo Beethoven dentro de aquella casa, si no era de sus parientes?”

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domingo, 16 de febrero de 2014

DIETA VEGETARIANA




DIETA     VEGETARIANA

OPCION HACIA UNA VIDA MAS SALUDABLE
        
Desde la tierna infancia es infundida en las personas la creencia de que la carne es esencial para tener una buena salud. ¿Será esto verdadero? Hoy en día esto debería ser pensado muy seriamente. 
Nuestro organismo, estando en plena actividad, necesita de combustible, el que se obtiene por medio de los alimentos, que son mejores al ser más saludables.
           Naturaleza de la carne
        La carne es un alimento sin vida, en general, luego de haber pasado muchos días antes de llegar a los supermercados. En la mayoría de los casos le son agregados conservantes (productos químicos que matan los microorganismos, ya que de lo contrario aparecerían en la superficie de la carne) y colorantes (para disfrazar el color marrón que la carne asume cuando comienza a descomponerse)
          Al dejar las granjas o haciendas los animales son transportados hacia los mataderos para ser sacrificados. El animal que en forma súbita es arrancado de su medio ambiente familiar y empujados hacia diversos tipos de compartimientos, generalmente superpoblados, donde permanecen por horas, expuestos a vibraciones irritantes, súbitos cambios de movimientos y de temperatura, siendo también maltratados.
         Ya en su destino, son conducidos por hombres armados que los empujan hacia rampas donde son sometidos a rociaduras y baños químicos. Después llegan al matadero que está impregnado con olor a sangre y  los gritos de centenares de animales aterrorizados, que si les fuera posible, con toda certeza, escaparían de ese lugar horrible.
         Los animales tienen emociones, habiendo experimentado el miedo y el pánico al ser transportados y luego sacrificados. Esas emociones llegan a todas las células y fibras de sus organismos.
         Los animales pasan por un estado de gran excitabilidad, por lo que todas las substancias químicas que llegan a sus células, pasarán al organismo de quien ingiera posteriormente la carne.
      Es mejor elegir el vegetarianismo.
        El ser humano puede vivir bien y hasta mejor sin comer carne, ya que al ingerirla se participa indirectamente de la muerte de un ser vivo. Debemos recordar siempre que todos los animales, aves y peces, son nuestros hermanos menores, pertenecientes a otra escala evolutiva.
        La dieta vegetariana es muy eficaz para el organismo humano. Muchos vegetales y frutas contienen altos valores de vitaminas y proteínas.
        Actualmente, hay muchas maneras de enriquecer una comida. En los mercados hay muchos alimentos que sustituyen a la carne, solo hay que saber combinarlos en forma adecuada.
       El consumo de alimentos naturales nos posibilita tenar una vida armoniosa, libre de toxinas que causan ansiedades y tensiones. Si comemos para vivir ¿Por qué no elegimos alimentos más puros? Frutas y vegetales frescos contienen energía viva, la que es proveniente del Sol.
       En fin, ser vegetariano, significa tener compasión por los animales así como voluntad de disfrutar de una vida saludable, con mucha energía y disposición para vivir bien los años que Dios, nuestro Padre, nos ha concedido.

                                                                                                              Por Sueli Guitti              

Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte.

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SOBRE LOS ESENIOS



SOBRE   LOS   ESENIOS

            En el Concepto Rosacruz del Cosmos leemos que Jesús fue educado por los Esenios, quienes constituían una tercera secta en Palestina, además de las dos mencionadas en el Nuevo Testamento, los faricesos y los saduceos. Los Esenios formaban una orden extremadamente devota, muy diferente a los saduceos materialistas y completamente opuesta a los hipócritas y vanidosos fariseos.
            Evitaban toda mención de si mismos, de sus métodos de estudio y de su culto. A esta última particularidad se debe el hecho de que  poco se sabe de ellos, ya que no son mencionados en el Nuevo testamento. (Concepto, Capítulo XV – subtítulo Jesús y Cristo Jesús)
            En el año 1923 el húngaro Edmon Szekely obtuvo permiso para revisar los archivos de la Biblioteca del vaticano y cual no fue su sorpresa al poder traducir una obra antiquísima (primer siglo D.C.) llamada El Evangelio Esenio de Paz que hablaba sobre los Esenios y sus características. Este libro se halla traducido en varios idiomas.
            Anteriormente (año 1880) el inglés Gideon Ouseley, traducía del arameo, la lengua que hablaba Jesús, un manuscrito sobre los Esenios llamado el Evangelio de los Doce Santos.
            En ambas obras, se mencionan varios detalles que hacen referencia a la comunidad de los Esencios, siendo los siguientes:
            Ellos eran vegetarianos y afirmaban que la matanza de animales para la alimentación era condenable.
            Usaban un calendario solar de 364 días (los judíos utilizaban el calendario lunar, alusivo a Jehová, el Dios de Raza)
            Tenían un enorme respeto por la naturaleza y cuidaban de las huertas y pomares que eran irrigadas por las aguas de lluvias  recogidas en cisternas.
            Se vestían de blanco, practicaban la oración en forma constante y creían y respetaban las Leyes del Renacimiento, Causa y Efecto y Consecuencia.
            Sus tareas eran distribuídas con gran criterio: plantar, irrigar, recoger las cosechas, visitar a personas enfermas.
            Sus comidas eran realizadas en completo silencio, precedidas y seguidas del agradecimiento a Dios por el alimento emanado de la tierra, la que consideraban como algo vivo.
            Practicaban una vida humilde e invocaban a Dios como a un Padre Celestial.
            Afirmaban que los vicios traen siempre muchos perjuicos a la salud.
            Pregonaban la paz, la tolerancia y la caridad para con todos.
            Max Heindel – un Iniciado de cuarto grado – poseía la facultad de poder investigar en la Memoria de la Naturaleza y las afirmaciones que nos dejó en el Concepto Rosacruz del Cosmos, están perfectamente de acuerdo con los descubrimientos acerca de los Esenios.-

Artículo traducido de la Revista ECOS del Centro Rosacruz de San Pablo, Brasil.
           
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viernes, 14 de febrero de 2014

NUESTRA MISION PERSONAL




NUESTRA  MISION  PERSONAL

            Max Heindel nos cuenta aquel episodio del monje que, diariamente, al mediodía, interrumpía sus oraciones para atender las necesidades de decenas de mendigos que concurrían a las puertas del monasterio. Movido por un sincero sentimiento de compasión, el religioso hacía lo posible para saciar el hambre física y espiritual de aquellos infelices.
            Cierto día el monje estaba orando cuando una luz fulgurante brilló en el pequeño altar que estaba frente suyo. En medio de aquella luminosidad, apareció, radiante, la figura del Cristo. El monje contemplaba extasiado aquella aparición, cuando las campanas comenzaron a repicar anunciando el mediodía.
            El dilema era terrible: permanecería en la capilla deslumbrado ante aquella visión, tal vez hasta intercambiando palabras con el Cristo o ¿atendería a aquella multitud careciente que lo aguardaba allá afuera? Se trataba de una decisión muy difícil de tomar. Presionado por su conciencia más con el corazón contrito, el monje finalmente optó por su misión tan piadosa de todos los días. Lo hizo como siempre, con mucho amor. Terminada la acción altruista, regresó, desolado, a la capilla, imaginando no encontrar a aquella visión. Y cual no fue su sorpresa al encontrarse nuevamente con el Cristo que con una sonrisa le dijo: si usted hubiese permanecido aquí yo ya me habría ido.
            Esa narración no solo reafirma que el servicio amoroso y desinteresado debe sobreponerse a nuestros intereses y deseos personales, sino que también debemos ser fieles a la misión que nos hemos impuesto.
            Es bueno también recordar el pasaje de Jonás en el Antiguo Testamento. Jonás insistía en no acatar la misión de predicar en Nínive, tarea que le fue confiada por el Señor. Para huir de lo que le fue designado se embarcó en un navío hacia Tarsia. Sobrevino una terrible tempestad amenazando con hundir la nave. Los marineros desconfiando de que Jonás tenía algo que ver con todo aquello lo arrojaron al mar, donde fue tragado por un gran pez. En su vientre el permaneció vivo durante tres días y tres noches, orando sin cesar. Arrepentido de su rechazo decidió aceptar su misión por lo que fue expelido dirigiéndose a Nínive.
            Se trata en verdad de una alegoría. Jonás en el vientre del gran pez representa al hombre en lo más profundo de su ser interno, frente a frente con su conciencia. Y así es como nos sentimos cuando alimentamos dudas en cuanto a nuestra misión en el mundo. Ella debe ser bien clara y abrazada sin titubeos. La mejor actitud que podemos tomar es concentrarnos en lo que queremos hacer en el presente y en el futuro, en lo que hemos elegido como nuestra misión personal.
            Víktor Frankl, el gran psicólogo austriaco afirmó que: “cuando el ser humano define para si una meta mayor que su propia vida, tiene acceso a una cantidad ilimitada de energía trascendente que lo hace interiormente superior a cualquier obstáculo externo”
                                                                                              Gilberto Silos

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lunes, 10 de febrero de 2014

La Naturaleza está regida por leyes


La Naturaleza está regida por leyes

El estudio de la Naturaleza nos demuestra que existe un orden natural regido por leyes, que el hombre va descubriendo por el examen y comparación de los hechos. Este orden natural se realiza por la armonía, que es la adecuada relación entre las partes y el todo. Por esto a la Naturaleza en su conjunto se la llama uni-verso, o sea la realización de lo uno en lo vario.
Echemos un vistazo sobre las principales leyes de la Naturaleza.

I. Ley del Movimiento. El movimiento es el modo de manifestación
universal.
La vida es movimiento, la inercia es muerte. Todo en último
término son vibraciones, porque este movimiento alterna con
momentos de reposo. El movimiento continuo no existe. Así el día y la noche, el sueño y la vigilia, la vida y la muerte, la inspiración y la expiración, el sístole y el diástole, etc., son grandes vibraciones de la Naturaleza, análogas en un todo a las del sonido, la luz, la electricidad, etc., en el mundo de lo pequeño.

II. Ley del Amor. El Amor -que es atracción de dos o más seres para unificarse- es la ley de armonía y por tanto de creación y conservación de la Vida.
El Amor, pues, supone la renuncia de sí mismo en bien de todo lo que no es uno mismo, y para manifestarse requiere la conciencia de que todos los seres son hermanos, como salidos del mismo Origen.
Amor es tanto como decir reconocimiento de la Unidad de todo. En los astros se manifiesta en forma de fuerza centrípeta: Todos los planetas se subordinan a la unidad de su sistema planetario. En los minerales y cuerpos químicos se manifiesta como afinidad; en los animales como instintos, atracción sexual; en el hombre como cariño, simpatía y en grados más elevados como verdadero amor espiritual, ya en forma de idealismo o de sacrificio.
La existencia de la repulsión, la destrucción y el odio, no implica la no existencia del Amor, como veremos al hablar de la ley de los contrarios, sino que la confirma y justifica. Téngase en cuenta que el Universo se manifiesta por medio de fuerzas creadoras, conservadoras y destructoras, en lo que se refiere al orden físico. El mismo sol que crea una planta, la conserva erguida
un tiempo sobre la tierra, y acaba por secarla con los propios rayos que la
dieron vida. Es decir, que estas tres categorías de fuerzas son una en esencia.

III. Ley de Evolución. Todo lo existente lleva inmanente la tendencia y fuerza para convertirse en algo superior.
Filosóficamente, esta ley es una consecuencia de la ley del Amor que atrae a todos los seres hacia la unidad de su Origen. La evolución emplea como medio el mecanismo misterioso de la Vida y de la Muerte. La inteligencia y la voluntad evolucionan en formas materiales (cuerpos), que también evolucionan por su parte; mas cuando la forma ha dado su máximo rendimiento en favor de la evolución espiritual, se destruye (muerte), pasando
el espíritu (que es mentalidad y finalidad), a formas de más elevada
categoría.

IV. Ley de los Ciclos. Todo lo existente evoluciona por ciclos.
Llamándose ciclo a una trayectoria (movimiento), en el tiempo y en el espacio, al final de la cual, los seres, aunque en forma semejante a la del comienzo, han avanzado un grado en su evolución.
Las enfermedades tienen su ciclo que termina en salud o muerte.
Las semillas germinan, nacen, dan una planta que a su vez da finalmente semillas que contienen en potencia las nuevas experiencias vitales de la planta; el día y la noche forman un ciclo terrestre que renace en otro día; el año es otro ciclo que, comenzando en la primavera y tras las madureces
del verano, las tristezas del otoño y el sueño del invierno, renace en
una nueva primavera; el ciclo de la vida humana, comenzando en esa dulce primavera de la niñez y siguiéndola el épico período de la madurez y el lírico de la vejez, termina en la muerte (comienzo del ciclo puramente espiritual), para cerrarse en nuevas manifestaciones.

V. Ley de Finalidad. La evolución tiene un sentido finalista, es decir, la consecución de un objetivo de índole trascendental y metafísica.
Efectivamente, la evolución tiende a conseguir estados de conciencia más elevados, afinando y perfeccionando la materia y la inteligencia. La negación de la finalidad en todo lo creado, equivale a tanto como afirmar que, en la Naturaleza, con todos sus dolores y alegrías, todo se mueve, gira y vive por capricho, y sin otro motivo que pasar el rato que a cada cual le toca en el mundo. Afirmación ésta absurda hasta para el menos exigente filósofo.

VI. Ley de Jerarquía. Todo ser o cosa está subordinado a todo aquello que es superior en grado evolutivo y tiene poder o mando sobre todo aquello que le es inferior en la escala de la evolución.
En efecto, el espíritu rige a la materia, la inteligencia al cuerpo, el cerebro a los miembros; los animales más inteligentes vencen a los menos inteligentes, el hombre vence a todos los animales y se sobrepone a sus semejantes menos dotados de facultades, etc. Existe pues una jerarquía evolutiva de orden natural que garantiza el triunfo de lo mejor y más perfecto, y por tanto del progreso biológico.
En el plano puramente humano de la biología social, se falta
frecuentemente a esta ley, dándose el caso de que en las sociedades
humanas, no rige el superior en la escala evolutiva (el más virtuoso, más sabio y más sano), sino el que tiene más medios materiales, más astucia, más influencia o más fuerza. Esto desarmoniza la colectividad y degrada a los hombres verdaderamente dignos.
Los hombres son iguales en esencia, no tanto en potencia, y desiguales en presencia.

VII. Ley de Armonía. La existencia de todos los seres, exige una
adecuada relación entre las partes y el todo, que se manifiesta por el máximum de libertad y rendimiento en la función de cada parte, juntamente con el máximum de ayuda mutua en favor del todo.
Vemos pues que nada ni nadie aislado tiene valor por sí mismo, sino por sus relaciones con las demás partes. Todo, según esta ley, coopera ordenadamente al plan natural, cumpliendo el papel correspondiente a su grado evolutivo. El egoísmo desmedido, como el sacrificio extremado, no pueden conducir a buenos resultados: el segundo porque destruye al individuo; el primero porque destruye la colectividad.
Aplíquese esta ley al cuerpo humano, y se verá que el secreto de su
salud o armonía estriba en la justa cooperación de cada órgano en el conjunto y en la justeza de su propia función. Aplíquese a la vida social, y se verá como es imposible la vida normal y aun la existencia de una nación, cuando los individuos laboran por el bien propio exclusivamente, y no por el del conjunto.
Las personas que sepan las leyes de armonía en música,
comprenderán fácilmente que no son otras sino las que rigen la
armonía universal. La armonía en una partitura estriba en el orden, proporción, combinación y medida, según tiempo y ritmo de las partes (notas) en el todo. Si una orquesta es capaz de efectuar un concierto, es por el orden, proporción, combinación y medida, según la ley de tiempo y compás, de la actuación de cada instrumento en el conjunto, rígidamente subordinados a la
batuta del director; y esta batuta directora, nos da el ejemplo de la necesidad de un principio de orden superior que sea capaz de abarcar las leyes del conjunto.

VIII. Ley de Adaptación. Todos los seres adaptan su vida al medio que los rodea para defenderse contra él y para aprovecharlo en su beneficio. El sujeto desnudo al sol se pigmenta, no sólo para defenderse contra las radiaciones luminosas, sino para aprovecharlas en beneficio de su salud y vigor. Las plantas muy soleadas se ponen más verdes con el mismo objeto.
El hierro expuesto a la intemperie se cubre de una capa de óxido (orín) que le protege más contra la acción de la atmósfera. El individuo que vive en sociedad se adapta a los convenios colectivos para no ser eliminado y para realizar sus fines particulares. El microbio dentro del organismo, cambia de forma, se cubre de una cápsula, segrega antifermentos..., para defenderse de
la falta de sustancias nutricias y contra las defensas orgánicas del cuerpo que le sustenta, etcétera.
La ley de adaptación es recíproca (subley de reciprocidad causal) por cuanto el medio ambiente es modificado por los seres vivos, que es a quienes corresponde la iniciativa del cambio. Es, pues, el ser, quien modifica el medio en un principio, por su actividad voluntaria intrínseca, aunque sin dejar de adaptarse al medio para no perecer. Concepto éste que no deben dejar de meditar los perezosos y escépticos, que siempre están esperando
circunstancias propicias para actuar, sin pensar que las circunstancias deben crearlas ellos mismos.
La ley de adaptación se halla condicionada por la de los contrarios y la de los ciclos, porque todos los seres vivos evolucionan por la acción alterna de agentes contrarios (trabajo-reposo, frío-calor, sueño-vigilia, vida-muerte...) cíclicamente, como hemos visto.

IX. Ley de Selección. En la lucha que para adaptarse al medio
mantienen los seres, prevalecen los más sanos, más fuertes, más
inteligentes y más buenos, garantizando de este modo el progreso evolutivo de la Naturaleza toda. Los estudios de Darwin y Lamarck son el mejor testimonio de esta ley.
Las epidemias mismas, barriendo toda la escoria humana en
determinados momentos, y dejando persistir a los organismos más defendidos y más puros, cumple -a veces tristemente- la ley de selección. Y personas al parecer vigorosas, y positivamente cultas y virtuosas, son arrastradas en aras de esta ley, porque a la Naturaleza no le importan las ideas y los espíritus (que éstos no mueren), sino los cuerpos, pues en cuerpos sanos y vigorosos siempre puede operarse la evolución y selección de la mente y el espíritu, pero en cuerpos degenerados no pueden encontrarse más que dificultades para la plena manifestación de elevados estados de conciencia. La selección física es pues, a la postre, la garantía de la selección ética e intelectual.

Esto no quiere decir que no pueda darse un alma grande en un cuerpo miserable o degenerado, pues no hay que olvidar que en los designios de la naturaleza entra el dolor como importante factor de sensibilización de espíritu y de evolución de conciencia. Y a veces como revelador del genio. Mas, estos recovecos por los que a veces actúa la selección, no quitan verdad a la ley.

X. Ley de Herencia. Todos los seres adquieren o heredan los caracteres físicos y psíquicos de sus progenitores. Esta ley se cumple mediante determinadas subleyes, las que referentes a los animales y plantas fueron genialmente descubiertas por Juan Gregorio Mendel. (Véase "La Herencia Mendeliana", de J. F. Nonidez). Gracias a la ley de Herencia, lo adquirido por
ley de adaptación y depurado por la selección, se mantiene y eleva a través de la vida.
Los caracteres psíquicos (pasiones, instintos, pensamientos,
capacidades emotivas) se heredan también según leyes concretas menos conocidas. Todos tenemos el ejemplo de la continuación en nuestros hijos, de ciertas tendencias psicológicas nuestras.
Lo bueno se hereda para el progreso de las especies, pero no menos
cierto es que también se hereda lo malo, conduciendo a la degeneración de los seres. Piensen pues bien en esta ley los que han de dar descendencia al mundo. (Véase el artículo sobre "Herencia", en nuestra obrita La Salud de los Niños por la Higiene Natural.)

XI. Ley de Analogía. Lo que es en el mundo físico y tangible, es como lo que existe en el mundo metafísico e invisible; y lo que se realiza en lo grande, se realiza también en lo pequeño, para efectuarse el hecho de lo uno en lo vario. Es decir, que en todos los aspectos de la vida, rigen las mismas leyes naturales. Así, los sistemas planetarios son de análoga constitución a los átomos químicos. La misma ley de ramificación rige el curso de los ríos en la tierra, de la corriente sanguínea y nerviosa en el cuerpo, de las ramas de los árboles, de los sistemas de numeración en matemáticas, etc. Análogamente existen siete sonidos, siete colores... y todas las vibraciones de las energías
cósmicas, se resuelven en grupos septesimales, etcétera.
La trascendencia del estudio y aplicación de esta ley, es de un orden muy elevado. Por ella descubrió la ciencia matemática de Adams y Leverrier la existencia del planeta Neptuno, antes de haber sido visto por el telescopio.
Por ella ha descubierto la ciencia química multitud de alcoholes,
hidrocarburos y otros cuerpos orgánicos seriados, antes de haber parado mientes en su existencia tangible. Por ella reveló Mendelejeff, con su famosa
tabla de las analogías químicas, fundamentales hechos de la evolución material. Por ella también han sido solucionados muchos problemas biológicos, a la vista de los procesos maravillosamente semejantes del desarrollo embriogénico de los individuos (ontogenia) y de las especies (filogenia), en la escala magna de la evolución.
Aun en las creaciones industriales del hombre, se ve la fatalidad
con que actúa esta ley. No tenemos más que pensar que, v. g., la
cámara fotográfica es una reproducción del ojo de los vertebrados; el piano y el arpa son el fiel retrato del órgano de Corti en el oído interno; cualquier máquina de vapor o gasolina, no puede por menos que responder al mismo plan constructivo de los organismos naturales. Nada ha inventado el hombre cuyo mecanismo no preexista en algún ser de la Naturaleza.

XII. Ley de los Contrarios. Para que todo ser o cosa sea perceptible se necesita un contraste, una diferencia o una variación. Si no hubiese luz no habría sombras, si no hubiese verdad no existiría la mentira, si no hubiese vicio no existiría la virtud. La electricidad se nos manifiesta como positiva o como negativa, dejando de existir actualizada cuando ambas se neutralizan, y quedando entonces potencialmente. Toda vibración (y el movimiento vibratorio
ya hemos visto que es el único medio de manifestación) es fruto de las fuerzas centrífuga y centrípeta. En cuanto una cesa el movimiento se anula. El trabajo y el reposo, la noche y el día, el sueño y la vigilia, la vida y la muerte, son factores contrarios que no pueden existir separados. Forman pares de opuestos, como los sexos, que se neutralizan en el común origen de ambos. Y
así, por ejemplo, suprimamos hipotéticamente el sol del sistema planetario, y habrá desaparecido la luz, pero con ella la sombra; y el día, pero con él la noche; y la vida, pero con ella la muerte... Al desaparecer la vida, habrá desaparecido la salud, pero también su contraria, la enfermedad. Al neutralizar el sexo masculino con el femenino vuelven los dos a resolver sus energías en la forma original de ambos: la niñez inocente y neutra del hijo.
Podrían ponerse infinitos ejemplos, pero concluyamos, que la percepción de cualquier cosa exige la existencia de su contrario, que la complementa y constituye con ella una unidad. Es la Ley de los Opuestos Complementarios, que nos da el clarooscuro de la vida, digna de ser meditada por los que creen que de la vida puede ser suprimido el mal sin que en el instante dejemos de
saber lo que es el bien.

XIII. Ley de Causa y Efecto. Todo acto o fenómeno tiene una causa productora, como a su vez produce también un efecto (el cual no es sino la causa reproducida en otra forma). ¿Cómo podemos imaginarnos que algo exista sin que haya una causa de su existencia? La enfermedad existe, porque hay causas morbosas; los objetos artificiales porque hay causas constructoras;
el Universo, porque hay una Causa creadora... La casualidad no existe, ni el destino ciego tampoco. Es la causalidad. En el determinismo que encierra esta ley hallamos la base más firme de una fe razonada.
Esta ley es la misma de Acción y Reacción. Todo ser, al actuar como agente causal produce una modificación en el medio universal que le rodea, que es un efecto representado por una reacción del medio, proporcionada y condicionada a la acción primitiva, y cuya finalidad es restablecer el equilibrio o armonía, alterado por la acción. La física, en el mundo de la mecánica, estudia esta ley en el llamado postulado de Newton, que dice: la reacción es igual y contraria a la acción. Vemos asimismo en biología que, v. g., la aplicación de agua fría en el
organismo produce una reacción contraria (de calor) destinada a restablecer el equilibrio, que es siempre la finalidad de esta ley. La acción del sol produce una reacción de sudor y pigmentación regulada por la ley de adaptación.
En el plano intelectual y en el moral se cumple con la misma maravillosa exactitud. Lo que se llama suerte o desgracia, no es más que la reacción del mundo a la acción de uno según la ley (por lo que a nadie debemos culpar de nuestras desdichas). Esta equitativa ley de Acción y Reacción o de Causa y Efecto, es la justicia de la Naturaleza. Basta con que esta ley se cumpla con el sabio automatismo con que se cumplen todas las leyes de la Naturaleza,
para que cada cual no reciba sino aquello que sus actos han provocado, en proporción a su cantidad y adaptado a su calidad. El que mete la mano en ácido sulfúrico se quema los tejidos orgánicos en proporción al tiempo que la tenga dentro, y sufre un mal de una calidad que corresponde, ni más ni menos, a su ignorancia. De este efecto no puede echar la culpa al ácido, sino a sí mismo, y debe sacar una lección y una experiencia para el porvenir.
Todo esto en su diáfana simplicidad, es de una justeza admirable. El que dobla violentamente una rama de un árbol, y por la reacción de ésta (elasticidad) se rompe el brazo, no puede culpar al árbol de su desgracia, puesto que él era libre de haber cometido o no el acto ocasional. Los objetos de las acciones vuelven siempre sobre el sujeto que las realiza, como las ondas provocadas en el estanque por la caída de un objeto, vuelven, al chocar con las orillas, al centro de donde partieron, hasta restablecer el equilibrio perturbado de las aguas.
Las causas originan efectos, y estos efectos son causa de otros,
forjándose así el hilo del Destino. La ley de Causa y Efecto es fatal,
matemática, pero no quita a los seres el libre albedrío, por cuanto queda reservado a su voluntad el hacer o no hacer una cosa u otra. Lo que no se puede esquivar es el efecto una vez cometido el acto.

XIV. Ley de Necesidad. (O de Utilidad). Todo ser o acto responde a una necesidad o utilidad dentro del plan universal de la Evolución. La Naturaleza no crea nada inútil. Es económica y justa en sus manifestaciones, aunque pródiga en sus potencialidades, y hace desaparecer lo ya inservible o inútil.
Recuérdese el principio biológico de que "todo órgano que no funciona se atrofia". Vemos, en efecto, que todo aquello que ya para nada sirve, es destruido e incorporado a la circulación de la materia elemental (los cadáveres se descomponen, el cordón umbilical se atrofia, seca y cae una vez cumplida su misión, etc.) y en cambio, vemos que la Naturaleza es espléndida en grado sumo en todo aquello que suponga fuerzas en potencia (como lo demuestra el número inmenso de semillas que da a cada planta, de
espermatozoides en cada gota de licor masculino, de óvulos en el ovario... la mayoría de los cuales se pierden).
La Necesidad es el supremo estímulo de todo acto vital.

XV. Ley de Desigualdad. El movimiento tiene por único origen
una desigualdad (o excitación). La igualdad es estable. Si no hubiese una desigualdad de tensión eléctrica entre dos fuentes unidas por un conductor, no se establecería la corriente; si no hubiese una diferencia química entre los alimentos y el cuerpo, no habría digestión, ni nutrición, ni fenómenos derivados; es decir, no habría vida por no haber excitación; si no hubiera diferencia de ideas, no habría movimiento intelectual ni progreso, etc. Es pues la desigualdad el origen del movimiento y, por tanto, de la vida. El
movimiento tiende a anular la desigualdad, conduciendo al sistema de que se trate al punto de reposo o momento estable, del cual saldrá en cuanto una nueva variación lo solicite. Basta una variación de temperatura en un lugar determinado, para que sea seguida de una variación de presión y de corriente
de aire. Es suficiente que varíe débilmente la concentración salina del suero de la sangre, para que se establezcan corrientes acuosas endosmóticas o exosmóticas -según la variación- a través de los vasos, para restablecer el equilibrio químico de su disolución. Podrían multiplicarse los ejemplos hasta el infinito.
Y como la desigualdad o excitación inicial, está en la actividad de los seres animales y vegetales, y en los cambios químicos de los minerales, como también en las combinaciones de fuerzas magnéticas y eléctricas, vitales, radiantes... de unos y de otros, fácilmente se nos da a la razón, que, cuanto mayor sea la iniciativa y voluntad original de cada ser, mas está en su mano ser dueño y señor de los cambios que originan las desigualdades excitatorias
de la vida, y que, por consiguiente, como ya dijimos, el medio ambiente será, en su mayor parte, el creado por la actividad de los seres de más iniciativa y voluntad intrínseca.


extraído de: Curso de Medicina Natural
Dr. EDUARDO ALFONSO

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