Un hombre sabio dijo una vez que detrás de cada gran hombre hay una mujer. Esto suele ser cierto, pues cuando un hombre y una mujer se unen en armonía se convierten en un gran poder. Se complementan un a otro, y juntos, en equilibrio de igualdad, forman una unidad. Pueden ser una gran fuerza para el bien en este mundo. Pero para que se establezca ese equilibrio hace falta que cada uno respete al otro como la chispa individual de la creación que cada uno es, y que cada uno reconozca en el otro las facetas de la creación de las que es responsable.
Los hombres y las mujeres son necesarios para iniciar la concepción, pero es la mujer la que pare al niño después de llevarlo en su vientre, quien lo alimenta y nutre, quien lo enseña y forma. El desarrollo y educación de un niño es también primordialmente responsabilidad del aspecto sabio. Una de las razones de que la sociedad de hoy se esté desmoronando estriba en que las mujeres no cumplen con el papel de educar a los hijos que les estaba destinado. Es ante todo la madre, con su sabiduría innata, la responsable de la educación de su hijo. Esto no quiere decir que la presencia del padre no sea importante y necesaria, pues debe haber un equilibrio entre los dos, pero el hijo que ha elegido venir a través de una madre lo ha hecho porque es precisamente la sabiduría de ella la que busca conforme se forma y madura su cuerpo físico.
Las sociedades antiguas que hoy el hombre desconoce tenían métodos más avanzados de educar a los hijos. Ha habido sociedades en las que una vez concebido un hijo, los padres sólo se preocupaban de la preparación, el nacimiento, la enseñanza y educación de ese hijo. Se consideraba como una tarea que ocupaba todo el tiempo, y ni el hombre ni la mujer trabajaban fuera de casa hasta que el niño tenía doce años. Es un concepto que os convendría considerar en el mundo de hoy, en donde una mujer tiene un hijo pero luego, a una edad temprana, se lo entrega a otras gentes para poder trabajar. Cuando una mujer entrega a su hijo a un extraño lo esta privando de la posesión más inapreciable que tendría que darle. Una madre debería entregarse completamente a su hijo hasta que éste tuviera doce años. Ningún profesor debería darle a un niño lo que podría darle su madre, y una madre que entrega la responsabilidad de su hijo corre el riesgo de incurrir en gran karma.
La mayor parte de las mujeres se unen al hombre en el acto del matrimonio, pues el matrimonio es un estado necesario en el punto actual de la evolución del hombre; pero el hecho de que se hayan casado no significa que automáticamente deban tener hijos. Me gustaría resaltar que el hecho de que el papel del matrimonio no es sólo concebir hijos. Muchos de los matrimonios no deberían tener niños, y si no podéis cumplir el papel de una madre con total responsabilidad ante vuestros hijos, no deberíais tenerlos. Si todas las madres fueran conscientes de este hecho antes de concebir a sus hijos habría menos hijos desequilibrados en el mundo de hoy. El incorrecto papel matrimonio y el incorrecto papel de la mujer es la causa es la causa de la destrucción y violencia que predominan en el mundo de hoy. El hombre y la mujer se unen en matrimonio, y con la armonización de sus poderes y talentos individuales pueden conseguir grandes cosas, no sólo produciendo hijos, sino también en las esferas del arte, la música, la ciencia, la política y la religión. El hombre y la mujer cuando están en armonía son una fuerza poderosa, no solo para aprender el uno del otro, sino también porque con la combinación de sus talentos individuales pueden lograr una gran cosa: convertirse en los verdaderos faraones.
Cuando el hombre y la mujer procreen hijos deberían recordar su responsabilidad por ese acto de procreación. El hombre debe recordar que es tan responsable de los hijos como la mujer, y que los papeles de madre y padre definidos por la sociedad moderna no son necesariamente correctos. Es difícil salirse de las normas sociales establecidas, pero el hombre no tiene que ser siempre el que trabaje y la mujer quien cuide de la casa y los hijos. La mujer no debería ser considerada siempre como la que prepara la comida y limpia la casa. Esto puede hacerlo cualquiera de los dos. La mujer no debería estar atada siempre a la casa, al fuego de la cocina, pues tiene dentro de sí, igual que el varón, su propia chispa individual de expresión. ¿Por qué ha de ser la mujer y no el hombre quien se ve limitada por ese papel? Por la naturaleza de su ser, la mujer que tiene un hijo se sacrifica voluntariamente y permanece en casa, pero cuando el hijo haya cumplido doce años su sacrificio ha terminado y es libre. Ciertamente es esencial que reafirme su individualidad y establezca una vez más el equilibrio del matrimonio.
Resulta obvio que en la sociedad actual es difícil que la mujer cumpla su verdadero papel. Necesita un gran esfuerzo para lograrlo, pero debe hacerlo. Las almas antiguas que están encarnando ahora en cuerpos femeninos en este principio de la Era de Acuario están comenzando a revolverse contra las cadenas del servilismo que han sido creadas por el hombre. Ya no aceptarán el concepto de desigualdad de los sexos, pues en realidad esa desigualdad sólo existe en la mente del hombre. Están comenzando a exigir lo que es su derecho, una vida igual a la del hombre, y conforme pidan esa igualdad y se mantengan firmes en sus creencias, que conocen por su intuición interior, mejorarán la faz de esta Tierra.
Finalmente, he de decir a todas las mujeres, con independencia de su edad, que recuerden la responsabilidad de la mujer. Es una responsabilidad que va más allá de tener hijos, de ser una madre y una esposa. Es la responsabilidad de una mitad de la creación y si esa mitad no está en equilibrio, también la Creación estará en desarmonía. Recordad lo que dije al principio de esta charla: las dos mitades en equilibrio de igualdad se unirán finalmente en una forma para convertirse en el ser evolucionado de esta Tierra. Así serán los seres de la Nueva Era, quienes caminarán por esta Tierra cumpliendo y ejemplificando la vida tal como verdaderamente debería ser vivida sin la división que existe ahora en todo el mundo.
Las mujeres deben tratar de ejemplificar lo que es su derecho de nacimiento: la femineidad, lo receptivo, la sabiduría, el amor, la fuerza de Dios en movimiento. Sí todas las mujeres comenzaran a hacerlo transformarían ésta Tierra. Recordad que cada vez que fracasáis en esta tarea, cada vez que os inclináis a la voluntad del varón porque es el varón, sólo porque esa es la costumbre en esta sociedad, porque así se ha hecho durante cientos de años, no sólo os estáis traicionando a vosotras mismas, no sólo a las mujeres en el mundo de hoy, no sólo a las mujeres de las Eras que han pasado, sino que estáis traicionando a la misma Creación, pues estáis negando el propósito mismo de vuestra existencia.
Gracias Juan Marín !!
*
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario