jueves, 23 de julio de 2015

Los problemas ¿Son una prueba o una dádiva Divina?



LOS PROBLEMAS ¿SON UNA PRUEBA
0 UNA DÁDIVA DIVINA?

            ¿Será que realmente existen los “problemas”? ¿O será que los “problemas” son una forma didáctica para ayudarnos en nuestra evolución? ¿Cuál es el verdadero papel de los “problemas” en nuestra vida?
            Es interesante advertir como quedamos tensos y descontrolados cuando surge un problema en nuestra vida. ¿Será por la falta de comprensión del mismo o por miedo de enfrentarnos a lo desconocido?
            Todos nosotros por lo menos una vez en la vida tuvimos un problema que nos perturbaba y en el momento en que se manifestaba, quedamos tan desconcertados que perdimos nuestro equilibrio. No importa el tipo de problema que hemos enfrentando, ya sea el de orden sentimental, familiar, económico o profesional, lo cierto es que siempre nos quita la paz, la tranquilidad, el apetito, el ánimo y el buen humor, teniendo la nítida sensación de que el cielo cayó sobre nosotros.
            En realidad ese estado es el que termina causándonos el verdadero problema, ya que influye en nuestro sistema fisiológico, que, desde ese momento en adelante comienza a funcionar mal, nuestro sistema psicológico entra en estado depresivo y a partir de allí, las cosas ya no funcionan tan bien como antes, la tristeza de apodera de nosotros, la preocupación y la inquietud, quedamos tan perplejos que llegamos al punto de creer que Dios nos ha abandonado.
            Buscamos por medio de vanas tentativas algún justificativo para entender que es en realidad lo que está aconteciendo y de una cosa tenemos la certeza, algunas veces no tuvimos una conducta tan cristiana como deberíamos, nuestra conciencia nos llama la atención acerca de ciertas actitudes que no tienen cabida en un buen cristiano, llegando a comprender nuestra debilidad. El Apóstol Pablo nos decía: “Hago todo lo que no deseo y no hago lo que debo”. ¿Y que podemos decir de nosotros que somos criaturas dominadas por las emociones?.
            El problema que tanto tememos puede representar la cosecha de prejuicios que causamos a nuestros hermanos en el curso de nuestras vidas (cosechamos lo que sembramos) o realmente es una oportunidad que nos es dada por nuestro Padre que tanto nos ama y que nos ayuda en nuestro camino evolutivo, preparándonos para la realización de mayores tareas.
            Si reflexionamos bien sobre el asunto, llegaremos a la conclusión de que realmente el problema nunca existió para cualquiera de nosotros y que en este período de nuestra evolución no estamos capacitados para comprender en verdad los reales designios de Dios.
            Si recordamos el pasado, veremos que determinados problemas se transformaron en una verdadera lección de vida y que hoy nos sirven de experiencia y cuando los rememoramos nos hace gracia el pensar en el grado de perturbación que nos causó tan poca cosa, cuantos pensamientos negativos se apoderaron de nosotros y cuantas noches no pudimos dormir.
            Con la experiencia que ya tenemos, (por haber enfrentado tantos problemas) cuando surge nuevamente una situación que en el pasado  nos había causado tantos sinsabores y trastornos, ya poseemos el conocimiento suficiente para resolverlo con habilidad y tranquilidad.
            Llegamos entonces a la conclusión de que cuanto mayor es el número de problemas que nos han sido dados (oportunidades) mayor será la preparación que tendremos para el futuro y que nos sentiremos cada vez más seguros de nosotros mismos y con plena confianza en la vida, dejando de ser menos sufrientes y convertirnos en consejeros de nuestros hermanos que hoy enfrentan la misma situación.
            Si lo miramos bajo ese prisma, un problema es en realidad una dádiva Divina, toda vez que se trata de una oportunidad que nos es dada para descubrir cualidades que muchas veces no sabíamos que poseíamos, conocer mejor nuestro verdadero potencial, modificar nuestro comportamiento ante los problemas y principalmente, que somos capaces de enfrentar y superar cualquier problema, ya que nada de este mundo terrenal nos podrá perturbar.
            Todos somos peregrinos que pasamos por este mundo denso (la tierra) pues nuestro verdadero hogar está en los Planos Superiores y si aquí nos encontramos, es para adquirir experiencias, para llevar adelante el Plan del Creador y así retornar a nuestra casa paterna con la adquisición de gran sabiduría.
            DIOS que mucho nos ama, nos recompensa con muchas oportunidades, auxiliándonos en el sendero de la LUZ.-

ASOCIACION INTERNACIONAL DE CRISTIANOS
MISTICOS MAX HEINDEL
Colombres 2113 – Bº Lomas de San Martín
5.008 – Córdoba – República Argentina


Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte.

*

No hay comentarios:

Publicar un comentario