L U Z M I S T I C A
MARIA, LA MADRE DE JESUS
Por Edha P. Walling
María, la madre de Jesús, fue un ejemplo de compasión y comprensión. ¿Cuántos de nosotros hemos prestado suficiente atención a la vida y al trabajo de María? Ella vino a cumplir una misión muy especial, así como Jesús y José. La misión de ella no fue solamente el dar a luz al hombre Jesús, que más tarde cedió sus vehículos al Arcángel Cristo, mas vino también para elevar las condiciones de la humanidad en virtud del hecho de que fue la madre de Jesús, el individuo más importante que nació en toda la historia de la humanidad.
Cuando estudiamos las vidas de Jesús y de María, nos sorprendemos un tanto con la respuesta que ella recibió de Jesús Cristo, según el Evangelio de San Juan 2:4 en relación a la conversión el agua en vino. El le respondió de un modo amonestador: ¿Que tienes conmigo, mujer? “Aún no ha venido mi hora”.
Mas prestemos atención a la respuesta de ella, dirigida a los ciervos: “hagan todo lo que El les dice”. Notemos cuan cuidadosamente ella allanaba el camino para que se consumase su primer milagro.
María y José fueron a Jerusalén para la fiesta de Pascua, tal como era la costumbre en aquellos días. Cuando regresaron a casa percibieron que Jesús no estaba con ellos, por lo que volvieron a Jerusalén en su búsqueda durante tres días hasta que lo encontraron en el Templo entre los sabios y doctores. Todas las madres saben lo que se siente cuando se busca a un niño perdido. María, conociendo la misión que Jesús tenía, estaba desconcertada con su desaparición. Cuando lo encontró le preguntó porque se había comportado de aquella manera para con sus padres, por lo que El le respondió, como se indica en el Evangelio de San Lucas, 2:49 ¿Por qué me buscabais? ¿No sabiais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?
Esto nos indica que Jesús, aún siendo un niño, pues tenía entonces 12 años, estaba plenamente interesado en la parte que le correspondía representar y que tenía que permitir que el Arcángel Cristo utilizase su cuerpo durante los tres años de Su Ministerio.
El nombre de María nos trae a la mente muchas cosas que nos son queridas. Veamos cuantas palabras comienzan con la letra “M”. Madre, multitud, mamá, materia, metafísica, mar y tantas otras. También tenemos otras Marías relacionadas con la vida de Jesús y cada una de ellas cumplió con su misión.
De acuerdo con Max Heindel, fueron grandes Iniciados en los Misterios. Estaban plenamente conscientes de la misión que tenían, así como también Jesús.
Igualmente sabemos que a través de muchas vidas María, José y Jesús habían renacido juntos, principalmente María y Jesús. Así como es el caso de grandes músicos, como es de notar en la célebre familia del gran Juan Sebastian Bach. Cuando Jesús Cristo hablaba con María y le daba aquella respuesta, era el Cristo y no el hombre Jesús el que hablaba.
Podemos entender mejor cuando Jesús Cristo con su último aliento puso a Su madre al cuidado de Juan, Su discípulo amado, según lo leemos en el Evangelio de San Juan 19: 26-27, “Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien el amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”. Queda demostrado así el lazo profundo que existía entre la madre y el hijo y que Su último pensamiento fuera para ella.
En los tiempos presentes, vemos a la mujer tomando los lugares de los hombres en algunos casos. Mas es en el hogar donde se halla el verdadero trabajo de la mujer. También sabemos que renacemos unas veces como hombre y otras como mujer, siendo necesario que aprendamos todo lo que nos sea posible en cada vehículo físico.
María cumplió su trabajo familiar muy bien. Ella trabajó junto a José, más no encontramos ningún indicio de que él tuviera o ejerciera dominio sobre ella. Si, encontramos muchos relatos acerca del trabajo de María en el hogar. Sabemos que el vestido de una pieza que El usaba cuando fue crucificado fue tejido por María.
La gran influencia que las mujeres tienen en las vidas de los hombres, está indicado por el muy conocido proverbio que dice: “La mano que mece la cuna, gobierna el mundo”. El éxito del hombre es muchas veces debido a la influencia de su esposa, madre o novia. Tenemos muchos ejemplos de grandes hombres que dieron mucho crédito a los consejos maternos. Abraham Lincoln dijo que todo lo que él era y esperaba ser se lo debía a su madre. En todas las grandes crisis encontramos a una mujer detrás de los bastidores. Pero no todas las mujeres con grandes capacidades han sido buenas, provocando muchos disturbios en el mundo, mas es un hecho de que siempre existe alguna mujer en el fondo de la cuestión.
De acuerdo con la Biblia , José era mucho más viejo de lo que generalmente se supone. Cuando leemos acerca de su participación en el gran plan, notamos de modo muy especial su amoroso cuidado por María y Jesús, así como su devoción y completa obediencia a la voluntad de Dios. Todos sus pensamientos convergen y terminan para con la madre y el Hijo. José dio por cumplida su misión cuando Jesús estaba listo para ceder sus vehículos al Arcángel Cristo. Solamente María estuvo con Jesús Cristo acompañándolo con su gran amor y devoción, hasta que expiró.
Durante los treinta años de la vida del hombre, Jesús obedeció todas las leyes de la tierra. Pero cuando el Cristo tomó posesión de su cuerpo, en el bautismo, comenzó a modificar las leyes y dar nuevos ímpetus al mundo. Tan luego como Cristo comenzó Su Ministerio, los cambios fueron mayores y en tres cortos años llevó a cabo la misión para la cual había venido o sea, ser el Salvador del Mundo.
Pero no nos olvidemos de las otras Marías que tomaron parte en las vidas de María y de Jesús. ¿No es extraño que las tres tuviesen el nombre de María?. Cada una de ellas ilumina alguna de las fases de la vida de la mujer. La historia de María y Marta es una con la que más estamos familiarizados. ¿Por qué María estaba con Jesús mientras que Marta estaba trabajando? ¿Por qué María Magdalena lavo con aceite perfumado los pies del Nazareno? Porque ellas tenían parte en la misión de Jesús. María Magdalena es una de las Marías que más nos intriga. Ella tomó parte en la redención. Ella trabajó su destino por medio de la superación de su mente y de su alma. Todos sabemos que María Magdalena había violado muchas leyes, pero con la ayuda de Jesús se redimió y comenzó una nueva vida.
Se aproximaba la hora en que Jesús Cristo tenía que presentarse ante los judíos como su Rey y Mesías prometido. ¡Cuanta alegría sentiría el corazón de María al observar a su hijo haciendo los primeros milagros de curación¡.
Cuanto habría sufrido al saber que su hijo bien amado tendría que caminar solo en los años restantes de Su vida. Aquí tenemos una gran lección para todas las madres.¿Cuántas hay que cuando llega la hora de que sus hijos tengan que probar sus propias alas y comenzar a vivir sus propias vidas, están dispuestas a darles la libertad que ellos necesitan?.
Se dice en el Nuevo testamento que cuando el Cristo hablaba a las multitudes, María y sus hermanos veían la necesidad de hablarle y su respuesta fue: ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? “Todo aquel que hace la voluntad de mi Padre, que está en los Cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. María comprendió esto porque sabía que ya no tenía el mismo lazo familiar con el Cristo tal como lo tenía con Jesús. Sabemos que durante los últimos días y noches de prueba, María hablaba con Dios, recibiendo muchas bendiciones, porque en forma muy valiente continuó con su misión hasta el final.
Así como María tuvo la gran alegría de tener al niño entre sus brazos, también tuvo el gran dolor de sostener el cuerpo de Jesús Cristo, cuando José de Arimatea procuraba el manto para envolver su cuerpo. Después de que su cuerpo hubiera sido llevado, María fue con Juan, puesto que ya sabemos que él la llevó a su casa para cuidarla. María vivió la suficiente para saber que su misión para la que ella y Jesús habían venido, se había cumplido y que había hecho todo de acuerdo con la voluntad y guía Divina.-
Tema traducido de la revista Rayos de la Rosa Cruz del mes de Marzo de 1945.
ASOCIACION INTERNACIONAL DE CRISTIANOS
MISTICOS MAX HEINDEL
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