Recordar
Proviene del latín “recordare” y es una palabra compuesta por el prefijo re (de nuevo, volver) y cordis (corazón), es decir “volver al corazón”.
El verdadero trabajo de las escuelas iniciáticas está focalizado en ayudar al caminante a “re-cordar” el camino de regreso a casa. De esta manera se entiende por qué razón la Filosofía Iniciática no habla de un “progreso” (pro=adelante, gressum=ir hacia) sino de un “regreso” (re=atrás y gressum=ir hacia). Pero ir hacia atrás no quiere decir que debamos perder cosas sino que tenemos recuperar otras. Ante esta idea, los materialistas argumentarán: “¿volver? ¿ir hacia atrás? ¿significa eso regresar a las cavernas?”. No. Volver atrás no tiene nada que ver con la cronología y mucho menos con un tiempo lineal, sino que la vuelta está vinculada al corazón. Por eso, al regresar no debemos mirar hacia atrás sino hacia adentro. Volver al corazón.
“Hazte lo que eres” reza el axioma oriental que resume a la perfección toda la enseñanza espiritual. No dice “Hazte algo distinto” o “Conviértete en algo mejor”. No. “Hazte lo que eres” quiere decir: recupera lo que has perdido. No busques afuera, busca adentro. Recuerda el VITRIOL. Visita el Interior de la Tierra y Rectificándote Encontrarás la Piedra Escondida.
Por lo tanto, la educación iniciática se focaliza en el sentido último de la palabra “educar” o “educir”: “sacar desde adentro nuestras potencialidades”, convertir la potencia en acto a fin de alcanzar la perfección. En esta línea de pensamiento, Platón sostenía que “todo conocimiento es recuerdo”, por lo cual es indispensable que cada peregrino esté dispuesto a “recordar” (anamnesis) lo que ha olvidado (amnesis) pero que sigue estando en su interior.
En algunos países latinoamericanos y en algunas regiones de España el vocablo “recordar” es sinónimo de “despertar” (1), mientras que en idioma portugués la palabra “acordar” significa “fazer sair ou sair do sono” (hacer salir o salir del sueñ0) (2), lo que evidencia la clara relación entre la memoria y el despertar.
Si hablamos de re-cordar y de cordura no podemos dejar de lado al arcano 0 del Tarot, ese joven caminante que está “loco”. Y la locura está en oposición a la cordura (otra vez de “cordis”, corazón). Pero, ¿la locura del loco es locura para quién? Para los profanos, obviamente, que no ven con buenos ojos que el loco desafíe el statu quo y ponga en tela de juicio el leit-motiv de la sociedad materialista: “La única realidad está afuera y existe una barrera insalvable entre lo de afuera y lo de adentro”.
Por eso, cuando empezamos a hollar un camino iniciático entramos en conflicto con esa visión superficial del hombre y del universo y muchas personas se molestarán con nosotros por abandonar la seguridad del redil. Ojalá fuera distinto, pero es así.
Yehuda Berg da en el clavo cuando nos dice: “Si caminas por un sendero sin levantar polvo, entonces no estás caminando por un sendero. Cuando haces un cambio verdadero en tu vida, las cosas se mueven, los amigos cambian y la gente no siempre está contenta con tu crecimiento. Los senderos auténticos nunca son tranquilos. Hoy reconoce que, mientras avanzas en tu vida, no todo el mundo va a apoyarte. No tengas problema con eso. Y dale hacia adelante”.
En la película Matrix la dicotomía cordura-locura se muestra claramente con la decisión que debe tomar Neo cuando Morfeo le presenta dos píldoras, una azul y otra roja: “Esta es tu última oportunidad. Después de esto, no hay vuelta atrás. Toma la píldora azul: el cuento termina, despiertas en tu cama y creerás lo que quieras creer. Toma la píldora roja: permaneces en el país de las maravillas y te mostraré qué tan profundo llega el agujero del conejo. Recuerda, todo lo que estoy ofreciendo es la verdad, nada más”. (3)
Desde una perspectiva iniciática, es la sociedad la que carece de cordura porque se empecina en vivir en la superficie, hipnotizada con las cosas que pasan “afuera” y festejando con algarabía toda novedad tecnológica, televisiva o de entretenimiento que rompa la monotonía y el vacío existencial. Por lo tanto, si te das cuenta que la sociedad está desquiciada e insistes en adaptarte a ella, estás eligiendo la píldora azul.
Pansofía
La palabra “Pansofía” está compuesta por “Pan” (Todo, total) y “Sophia” (Sabiduría), por lo cual al hablar de “Pansofía” estamos hablando de un conocimiento total e integrador. En otras palabras, la Pansofía hace suya la expresión clásica “Homo sum, humani nihil a me alienum puto” (“Hombre soy; nada humano me es ajeno”) para declarar que “nada humano le es ajeno”. (4)
¿Qué significa esto? Que todas las discipilinas humanas son partes interrelacionadas de un todo armónico, coherente y holístico. En nuestros días, todo tiende a la hiperespecialización y las profesiones, oficios y todas las disciplinas terminan convirtiéndose en “islas” con poca o ninguna vinculación con el resto. Siendo así, los empresarios, los militares, los trabajadores, los sacerdotes y los estudiantes, al carecer de una visión de conjunto o un propósito en común terminan defendiendo a capa y espada sus propios intereses, sin tener en cuenta el bien común.
Uno de los críticos más mordaces de esta hiperespecialización fue Ortega y Gasset quien, en su obra “La rebelión de las masas”, sostuvo lo siguiente: “Generación tras generación, el hombre de ciencia ha ido constriñéndose, recluyéndose, en un campo de ocupación intelectual cada vez más estrecho [y] en cada generación el científico, por tener que reducir su órbita de trabajo, fue progresivamente perdiendo contacto con las demás partes de la ciencia, con una interpretación integral del universo, que es lo único merecedor de los nombres de ciencia, cultura, civilización europea. (…) El especialista «sabe» muy bien su mínimo rincón de universo; pero ignora de raíz todo el resto. (…)
Antes los hombres podían dividirse, sencillamente, en sabios e ignorantes, en más o menos sabios y más o menos ignorantes. Pero el especialista no puede ser subsumido bajo ninguna de esas dos categorías. No es sabio, porque ignora formalmente cuanto no entra en su especialidad; pero tampoco es un ignorante, porque es «un hombre de ciencia» y conoce muy bien su porciúncula de universo. Habremos de decir que es un sabio-ignorante, cosa sobremanera grave, pues significa que es un señor el cual se comportará en todas las cuestiones que ignora no como un ignorante, sino con toda la petulancia de quien en su cuestión especial es un sabio”. (5)
Aunque la hiperespecialización es positiva en muchos aspectos, la mayoría de las veces nos hace perder de vista la visión de conjunto, que es justamente la preocupación de la Pansofía: la contemplación de un saber omniabarcante, es decir un sistema filosófico que pueda integrar y unificar el conocimiento de acuerdo a un propósito último.
¿Y cuál es ese propósito último? La Unidad en la Diversidad, la cual vista desde una perspectiva humana no es otra cosa que Fraternidad, la comprobación que cada uno de nosotros está ligado (hermanado) a los demás seres humanos y que todos somos Uno.
La primera persona en utilizar la palabra “Pansofía” fue el rosacruz moravo Jan Amos Komenský (Comenius) y a lo largo de la historia podemos encontrar a diferentes personalidades que se han acercado a saber integrador, polímatas como Aristóteles, Leonardo Da Vinci, Ramón Llull, Roger Bacon, Galileo, Goethe, entre otros, mientras que en el siglo XX podemos reconocer al incansable Rudolf Steiner, creador de la Antroposofía y que destacó en áreas tan disímiles como la Filosofía, la Danza, la Arquitectura, la Agricultura, la Medicina y la Educación.
La humanidad actual globalizada, al no contar con un eje integrador virtuoso supeditado a un propósito común, encontró un punto de confluencia en el dinero y por esta razón la globalización está enmarcada en principios mercantiles y no espirituales. Se habla de “mercados comunes”, “alianzas comerciales” y la humanidad ha pasado a ser un mercado.
La Pansofía busca la restauración del propósito perdido, tanto a nivel individual como comunitario. En este sentido, es necesario recordar que -desde esta perspectiva- toda disciplina, profesión y oficio humano pueden ser un vehículo de la conciencia y una vía hacia la autorrealización, pues la espiritualidad iniciática no puede confinarse a reductos sagrados sino que debe estar presente e impregnar todos los aspectos de la vida, los 365 días del año, las 24 horas del día.
Entre la Pansofía y la Filosofía Iniciática no hay diferencias sustanciales. La primera busca integrar todo el conocimiento humano en un solo sistema coherente, universalista y omniabarcante, mientras que la segunda se enfoca en el proceso, en ese sendero de perfeccionamiento que lleva a cada uno de nosotros a la autorrealización.
Gracias por sus comentarios y sugerencias.
Si no viste los artículos anteriores sobre etimología de términos iniciáticos, puedes hacerlo desde estos enlaces:
Notas del texto
(1) Según la Real Academia Española: “En algunos países, especialmente en el habla rural, pervive el uso antiguo de recordar(se) con el sentido de ‘despertar(se)’: «A las cuatro y media de la madrugada tuve cólicos y asfixia. Me recordé sudando»”. Véase este enlace.(2) Diccionario de lengua portuguesa. Enlace aquí.(3) “The Matrix” (1999)
(4) Publio Terencio Africano: “Heautontimorumenos” (“El enemigo de sí mismo”)
(5) Ortega y Gasset, José: “La rebelión de las masas”
(4) Publio Terencio Africano: “Heautontimorumenos” (“El enemigo de sí mismo”)
(5) Ortega y Gasset, José: “La rebelión de las masas”
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