EL PODER QUE YO QUIERO
¡Escúchame, oh Maestro¡ Yo no quiero el poder que oprime al de abajo y ensoberbece al de arriba. Yo no deseo, ¡Oh Señor¡ El poder que me haga dueño de grandezas materiales que irá en detrimento de otros hombres y me quitará la paz del alma, ávido y anhelante de tranquilidad. ¡Señor¡ Yo se que Tu me escuchas; tampoco quiero el poder que envanezca mi mente, que se que es traidora cuando toma el camino que agrada a la personalidad efímera y pasajera. ¡Maestro¡ Protégeme de esa posibilidad tan peligrosa para mi paz en la senda que transito.
Tú sabes Señor, que estoy en el Camino Elegido y las pruebas son cada vez más sutiles y abrumadoras; protégeme porque yo quiero ser bueno y servirte en lo hondo del Valle de mi Vida. No quiero perderme y tampoco perder a los que me acompañan en el Sendero y confían en mí.
Quiero en cambio, si, mi Señor, el poder que tienen las aves canoras que con sus melodiosos trinos despiertan alegremente con los primeros rayos de la aurora, si, quiero ser como ellas que no saben de egoísmo, de tristeza, de dudas, y con el canto que es un sacerdocio a la Divinidad , brindarme a los demás en la gran orquesta mística de la Creación.
Quiero el poder de dar dicha a los demás y alegrarme; el dominio de mi mente, que no admita más que lo bello, lo puro, lo inmensamente sublime. Quiero el poder, ¡Señor¡ para ser un canal perfecto de la corriente Divina de Tu Bondad y Tu Sabiduría, para poder Servir a mis hermanos.
De la Revista Joyas Espirituales del Paraguay
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Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte.
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