jueves, 3 de julio de 2014

Acerca de la Valentía - por Orión de Panthoseas


ACERCA DE LA VALENTÍA
por
Orión de Panthoseas


Podría parecer un término de otros tiempos y por tanto periclitado, pero no, pues héteme aquí que desde la intervención militar internacional en Kósovo ha venido a adquirir sello de primer orden y vuelto por sus fueros. Porque ¿ de qué sirven el dolor social y el discernimiento, e incluso la determinación de hacer lo que fuese preciso si no disponemos de valentía para en definitiva acometer cuanto requiera el caso y hasta el final ? Desgraciadamente hoy nadie quiere exponerse a morir por nadie ni por nada, nadie, ni siquiera a sufrir un desmayo o simple rasguño. Antes estábamos dispuestos a todo frente al invasor o al enemigo común, amenazante y declarado. Sin embargo, en el andar del mundo, los supuestos base y circunstancias han cambiado de manera extraordinaria, por lo que ahora nos están exigiendo que nos comprometamos frente a algo aparentemente más lejano y etéreo, más sutil e impreciso en general porque no suele tocarnos personal y físicamente a cada uno en concreto, cual hace y es tocante al terrorismo. Esta nueva exigencia se corresponde sin duda con un más alto y exquisito grado en el uso y concepción de valores que implica una civilidad arduamente lograda. Ser conscientes de esto y su importancia, para no volver atrás, requiere desde luego una conciencia clara, realista y vigilante. Las gentes occidentales, tras la gran depresión y guerras mundiales, con la tecnología y la riqueza propiciada – se preveía ya en los años 70 – nos hemos vuelto hedonistas, egoístas e insolidarios, pero además de ello perezosos y, por ende, ciertamente cobardes, con escaso margen para el esfuerzo, la necesaria disciplina y el sacrificio, a la vez que algunos países del área pretenden optar por el viejo y terrible espectro de la “neutralidad”, como si pudiese haber en la Humanidad “apartes” incontaminados e incontaminantes, si bien es más grave aún que otros, no occidentales en este caso, se opongan expresamente a “congelar activos de personas físicas y jurídicas supuestamente vinculadas al terrorismo”. De aquí que la “VALENTÍA”, su concepto al menos, emerja por sí misma y venga a reivindicar el sentido intrínseco que siempre tuvo y deberá tener, pues se trata de la piedra angular en la que hemos de apoyarnos para racionalizar y discernir lo que en el mundo está ocurriendo, asumir la responsabilidad común en la que desde los cuatro puntos cardinales nos hallamos inmersos, y tomar conciencia y determinación para comprometernos y cooperar de forma activa por muy arriesgado y desagradable que tal empresa pueda resultar. Sería loable que todos los países de la ONU tomasen plena conciencia de este hecho y actuasen consecuentemente, pero, sobre todo, – aparte de EE.UU, naturalmente – Europa, Rusia, India, Japón y China. Está en juego y riesgo el sutil tejido de la democracia y la libertad. La primera al ser permeabilizadas y ajadas sus leyes cívicas por el terrorismo, y, la segunda, como consecuencia, profunda y seriamente amenazada. Son los valores más grandes para la vida individual y colectiva, y ésta es una circunstancia que, si no ilimitada, sí se ha configurado como verdaderamente universal y excepcional.

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Agradecemos al Sr. César Lillo Arelllano, por este aporte.

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