CARTA DE P. LENTULO A TIBERIO
A Tiberio Cesar salud. He aquí, majestad, la respuesta que deseabais. Ha aparecido por estas tierras un hombre dotado de un poder excepcional; le dicen el Gran Profeta y sus discípulos le llaman Hijo de Dios. Su nombre es Jesús.
En verdad, oh Cesar, no hay día en que no se oiga contar algo prodigioso llevado a cabo por ese Cristo que resucita a los muertos, cura toda clase de enfermedades y asombra a todo Jerusalén con su extraordinaria doctrina.
Tiene una fisonomía admirable, lleno de suavidad así como un aspecto majestuoso, de modo que, cuantos le ven, le aman y al mismo tiempo le temen.
Dicen que su cara rosada con barba partida es una belleza incomparable y tan refulgente que nadie puede fijar en ella la vista; por los ojos azules y los cabellos rubios oscuros, se parece mucho a su madre, cuya figura es la más hermosa y dulce que jamás se haya visto por estos parajes.
En sus discursos concisos, graves, irrefutables, es la expresión de la más pura virtud y de una ciencia que excede en mucho a la de los más grandes sabios.
Cuando reprende y corrige, es formidable; pero cuando exhorta y enseña, es afable, persuasivo, fascinador. Anda siempre descalzo y con la cabeza descubierta.
Al verlo de lejos, muchos se ríen de El; pero cuando están en su presencia, tiemblan y quedan pasmados. Nadie le ha visto reír jamás, pero muchos lo han visto llorar.
Cuantos han acudido a EL, dicen que han recibido beneficios y la salud.
A pesar de todo, estoy rodeado de malos que le acusan de ir contra de Vuestra Majestad, porque afirman públicamente que Rey y súbditos son iguales ante Dios.
Espero vuestras órdenes y sereis prontamente obedecido.
P. LENTULO
* * *
Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este artículo
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario