lunes, 19 de mayo de 2014

Cuarto relato - ¡Ave María!






Cuarto relato
¡Ave María!


En mi blog llevo una vida virtual que llamo Gabrieladas, rodeado de amigos y amigas, sentimentales y sabias, amantes de las web favoritas y de los blogs populares, alejado de los formalismos y de la etiqueta literaria. En Viena Schubert llevó una vida bohemia rodeado de intelectuales, amante de las tabernas y de los ambientes populares, donde se reunían artistas de todos los ámbitos que formaban un círculo de amigos (como en +google), brillante y animado, dedicado a la música y a la lectura, que fue conocido por el famoso término de "schubertiadas".




Esto viene a cuento por la conferencia a la que asiste en el CICCA de Pedro Stchlueter sobre Franz Schubert, dentro del excelente programa Música y Palabras, en donde escuché por primera vez Gretchen am Spinnrade (en español, Margarita en la rueca). Fue compuesto por Franz Schubert cuando tan solo tenía 17 años, es un lied y está escrita para soprano y piano. El texto es una poesía de la obra Fausto de Goethe, uno de mis poetas favoritos.
La historia cuenta que Fausto, quien es un doctor o mago, invoca al Diablo. Mefistófeles se le hace presente y Fausto le vende su alma a cambio de algunos años de sabiduría o a cambio de una juventud eterna. Rejuvenecido, y con ayudas de Mefistófeles, Fausto logra seducir y enamorar a la bella y dulce Gretchen. El texto utilizado en el lied, nos muestra a Margarita (en alemán Gretchen) tejiendo en su rueca, pensado en Fausto. No puedo contenerme por la emoción que me produjo y obtengo la traducción al español de Wikipedia:






Desapareció mi sosiego
y me pesa el corazón,
nunca conseguiré
hallar la paz.

Soy como una muerta
si él no está junto a mí.
El mundo entero
carece de atractivo.

Enajenada tengo
mi pobre cabeza,
y todos mis sentidos
deliran incoherentes.

Si miro por la ventana,
sólo a él mis ojos buscan.
Únicamente por encontrarlo
salgo fuera de casa.

Su caminar altivo,
su noble figura,
la sonrisa de su boca
y el fuego de su mirada.

El fluir encantador
de sus palabras,
la caricia de sus manos,
¡Oh! ¡Y sus besos ardientes!

Mi pecho hacia él se enarca
en poderoso impulso.
¡Si pudiera tomarlo,
retenerlo junto a mí,

y besarlo,
hasta saciar mis ansias,
hasta quedarme muerta
bajo sus labios!


¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? Cuando salí del CICCA me seguía retumbando en mi cabeza estos versos, como si alguien te estuviera diciendo te veo, venme a buscar, a lo que respondía mi mente: ¡Ave María! No voy encharcar los sentimientos con los tecnicismos de los movimientos, de la melodía o la estructura del texto, pero te ofrezco el enlace de la obra completa, música y voz. Escucharás girar la rueca que evoca la inquietud que no descansa en Margarita, por sus pensamientos amorosos hacia Fausto.

La grabación que te ofrezco es la de Barbara Bonney y Geoffrey Parsons.
http://www.youtube.com/watch?v=w90jpyjsaLs

El propio Franz Schubert se agenció la voz de Pedro Schlueter en su conferencia para contarnos los casi 32 años de vida, llena de emociones y vicisitudes, que le condujeron a la muerte, a consecuencia de una sífilis complicada con una fiebre tifoidea, no sin dejarnos antes un abundante repertorio musical de más de seiscientos lieder, entre los que destacaré para esta ocasión religiosa la “Tercera canción de Ellen”, probablemente el lied más deseado por cualquiera novia y novio para casarse con su amado.
La pieza es conocida popularmente como el Ave María de Schubert, pero fue compuesta originalmente como un arreglo de una canción popular del poema épico “The lady of the lake” de Walter Scott, el mismo que escribiera “Ivanhoe” el sajón que lleva su particular cruzada contra Juan Sin Tierra, con la ayuda de Robin Hood para devolverle el trono a Ricardo Corazón de León. En el poema de Scott, la «dama del lago» canta una oración dirigida a la Virgen María, invocando su ayuda, cuando huye con su padre para esconderse en «Cueva del duende» para evitar la venganza del rey contra el anfitrión que le dio cobijado en su exilió.
Las palabras de apertura y el estribillo de la canción de Ellen, a saber, «Ave María», pudo conducir a la idea de adaptar la melodía de Schubert como un arreglo para el texto completo de la oración tradicional católica del Ave María. La versión latina del Ave María tiene ahora un uso tan frecuente con la melodía de Schubert que ha dado lugar a la idea errónea de que originalmente escribió la melodía como un arreglo para el Ave María.




Dios te salve María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Somos pecadores, pero no volveré a perderme la gracia de otra conferencia de Música y Palabras. Pedro Schlueter terminó su conferencia con una vieja pero quizás mejor versión del "Ave María", la cual desgraciadamente no encontré en youtube por lo que no siendo capaz de decidirme por la versión que prefiero y te recomendaría, te doy el enlaces de tres de las grabaciones más destacadas para mí:

Por Andrea Bocelli
http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=pwp1CH5R-w4

Por Sarah Brightman

https://www.youtube.com/watch?v=UrddmHvUJ0U

Por Luciano Pavarotti
http://www.youtube.com/watch?v=bPvAQxZsgpQ

Hay dos personajes que comparto profunda admiración con Schubert, un poeta: Goethe y un músico: Beethoven; si bien es cierto que antes de la muerte, quién más me ha acercado a Dios ha sido la música religiosa de Maestro Valle y de Franz Schubert.




Te indico a continuación la traducción del poema de sir Walter Scott, como siempre gracias a wikipedia, una preciosa oración:


¡Ave María! ¡mansa doncella!
¡Escucha la oración de una doncella!
Tú puedes oír aunque sea de lo salvaje,
Tú puedes salvar en medio de la desesperación.
Seguros podemos dormir bajo tu cuidado,
aunque exiliados, marginados e injuriados –
¡Doncella! Oye la oración de una doncella;
¡Madre, oye a una hija suplicante!
¡Ave María!


¡Ave María! ¡Intacta!
El lecho de piedra que ahora tenemos que compartir
Parecerá este edredón de plumas apiladas.
Si tu protección se cierne allí.
El aire pesado de la tenebrosa caverna
Se respirará como bálsamo si tu has sonreído;
Entonces, ¡doncella! Oye la oración de una doncella;
¡Madre, ten en cuenta a una hija suplicante!
¡Ave María!


¡Ave María! ¡Formada sin mancha!
Demonios apestosos de la tierra y el aire,
De esta su acostumbrada guarida exiliados,
Huirán ante tu hermosa presencia.
Nos inclinamos a nuestra suerte de cuidado,
Bajo tu guía reconciliados;
Oye por una doncella la oración de una doncella,
¡Y por un padre oye a una hija!
¡Ave María!


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