jueves, 29 de mayo de 2014

INTRODUCCIÓN A LA MUERTE FÍSICA

LA ESENCIA DIVINA SIEMPRE ILUMINA LA OSCURIDAD

Conferencia en tres partes sobre la Muerte y la Agonía  

PRIMERA PARTE: INTRODUCCIÓN A LA MUERTE FÍSICA

 
La razón por la que he elegido este tema es la de que he recibido abundante información y deseo compartirla con vosotros. Hay momentos en nuestras vidas en los que Dios se da cuenta de que lo que vamos a experimentar está por encima  de lo que podemos soportar, y nos echa una mano. En esos momentos de profundo dolor, Su divina presencia siempre ilumina la oscuridad, porque Él derrama luz en nuestras vidas, que nos da claridad y comprensión. Para la mayor parte de nosotros, la muerte y la agonía de un ser querido puede convertirse en uno de esos momentos. Una de las más obvias razones para ello puede ser la de que, a lo largo de nuestras vidas, nos vemos muy afectados por lo “desconocido.” Las personas que no han estudiado ninguna, filosofía similar a la nuestra y que, frecuentemente, son religiosos, hay miedo al considerar la muerte y la agonía que la acompaña. A la mayor parte, lo desconocido les da miedo y por ello es comprensible que esos asuntos relativos a la muerte física y a la agonía les causen temor.

Levantad la mano quienes hayan experimentado la muerte de alguien. Y ¿qué pregunta o preguntas creasteis en vuestras mentes sobre este asunto?


En mi línea de trabajo físico, como profesional del cuidado de la salud, he descubierto que la gente tiende a hacerme siempre las mismas preguntas con relación a la muerte. Las seis preguntas más corrientes sobre la muerte física y que la rodean de incertidumbre y temor son las siguientes:

             1. - ¿Sufrirá el sujeto?

             2. - ¿Adónde irá cuando muera?
             3. - ¿Recibirá la retribución prometida?
             4. - ¿Seguirá pudiendo conducir a los niños por el sendero correcto?
             5. - ¿Se romperá todo contacto con el fallecido?
             6. - Y, en todo caso, ¿a qué se parece la muerte?

Espero que, tras estas tres conferencias, quienes entre los presentes se hacen estas preguntas, puedan ver respondidas algunas de ellas. Así que, empecemos.

Cada hombre, si responde a la manera de pensar normal en nuestra sociedad, tiene su idea sobre lo que sean la muerte y la agonía, Quizás no hay, en términos generales, asunto más rodeado de supersticiones y de incomprensión que éste de la muerte. Si hay algo que este mundo debería conocer, que no conoce pero que desearía conocer es el proceso en el cual y por el cual un habitante de este plano de conciencia abandona el cuerpo físico para convertirse en habitante del siguiente plano, el plano etérico. Hago esta afirmación porque la mayor parte de nuestra raza humana aún no se ha desarrollado lo suficiente para comprender qué es la vida, ni la fuente de donde procede este átomo que se desarrolla a sí mismo.

¿Cuántos de vosotros habéis leído “El Concepto rosacruz del Cosmos” de Max Heindel? Bien. Muchos. Eso me dice que podré saltarme algunas partes y que podréis seguirme fácilmente.
    
Según ese libro, desde el punto de vista rosacruz, la muerte no es sino el paso del espíritu a una esfera mayor y, si queréis, un nacimiento. Al final de esta vida, el Ego ha de asimilar lo que ha experimentado y, con el fin de extraer lo mejor de sus experiencias, empieza el proceso de su muerte física. Así que la muerte, tal como la define Max Heindel, es la salida del Espíritu, de la carne que lo cubre. Ese Espíritu lleva a cabo su salida durante los tres días y medio siguientes a la muerte física y clínica. Y la muerte no es completa hasta que ese proceso se completa.

Creo que esta definición de la muerte es simplista por naturaleza, pues yo también sé que es completamente imposible para el ser humano comprender el cambio en el que se produce la muerte, si no sabe que cada individuo posee una forma espiritual, compuesta de átomos etéricos, y que es tan material como el vestido de carne visible y tangible. Tratemos, pues, de estos puntos.
    
Se me ha asegurado por versados en física que toda la vida se basa en el átomo y que, más allá, adquiere la forma etérica. Sabemos, por ejemplo, que cada átomo de cada grano de arena que forma las orillas del océano, cada semilla y cada planta y cada árbol y cada molécula de tierra que cubre las áridas piedras formando la masa rocosa, y cada gota de agua que fluye en los ríos tienen forma etérica. Y, además, creemos que en y a través del éter, circulan la luz y la electricidad y toda clase de radiaciones.

Los científicos nos dicen también que lo etérico, para crecer, necesita una cubierta de materia de inferior vibración, lo mismo que la semilla plantada en la tierra y que, en esa cubierta exterior crece y alcanza un mayor desarrollo. Así que, basados en esos descubrimientos científicos, sabemos que no puede existir vida en el plano físico si no posee un vestido apto para ese propósito.
    
Cuando, mediante el calor, rompemos la cubierta exterior de un trozo de carbón, y lo físico ya no puede contener la energía, la vida o forma etérica, ambas se disocian. En otras palabras, la energía o forma de la vida escapa, para pasar a otro estado. La cubierta exterior, la carbonilla o la ceniza, por su parte, vuelve a su origen para ser reutilizada finalmente por otra forma de vida, hasta que alcanza tal grado de refinamiento que puede contenerla (la vida) permanentemente, porque se ha convertido en etérica. Así que es cierto que, cuando cualquier forma de vida disocia su forma etérica de su cubierta externa, esa forma de vida no puede seguir habitando el plano físico y se produce lo que llamamos la muerte física.

El hombre es también una parte del inmenso todo, desarrollado de la vida etérica en la masa. Por eso, con la muerte física, nuestro Espíritu, liberado de su cubierta exterior que es nuestro cuerpo físico, se convierte en habitante de un plano donde todo es etérico. En otras palabras, en el cambio que llamamos muerte, el individuo se ha refinado hasta tal punto que puede contener la individualidad. Recordemos que, para el sentido etérico y el tacto, todas las cosas son tangibles, reales y naturales, como cuando estaban en la vida de la tierra... Con eso in mente, vayamos al progreso de nuestro Espíritu.

Mi experiencia, en mi vocación personal y profesional, es que la gente se hacen conscientes de su inminente muerte por etapas y esa consciencia nos lleva a la de la agonía. La agonía consciente es un proceso mental activo de concienciación y preparación para la propia muerte física. La palabra “agonía” la empleo para significar el proceso dinámico e individualizado de la actual transición física. En el caso de una enfermedad terminal, la agonía es un proceso que, frecuentemente, tiene lugar a lo largo del tiempo y el enfermo, aunque en pleno proceso de agonía, está aún vivo. La finalidad de que seamos conscientes de la muerte inminente, o conciencia de la agonía, es la de vivir completamente hasta que llegue la muerte, y dirigir y participar en el proceso de la muerte, hasta que uno acepte fácilmente el servicio de otros.

            Un excelente ejemplo de este hecho lo tenemos en las “Memorias de Mount Ecclesia” sobre Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz , escritas por Augusta Foss Heindel. Voy a leer, de la segunda parte de esta obra, una sección titulada “Transición de Max Heindel.” La Sra. Heindel escribe:
            “La pregunta ha sido formulada por amigos:
-         ¿No es posible que Max Heindel fuera consciente de su próxima muerte?
Desde varias semanas antes estuvimos calculando las Efemérides para 1920 y, para ello, nos habíamos dividido el trabajo, calculando él las longitudes y la autora las declinaciones. Pero entonces Max Heindel urgió a la autora a hacer todo el trabajo. Una noche le pregunté:
-         Querido, ¿por qué quieres que haga este trabajo sola? ¿Piensas que me vas a dejar? Él replicó:
-         “No, querida, simplemente quiero poder decir a la gente que tú hiciste sola estas Efemérides. Quiero que estén orgullosos de ti.
Tal solicitud y la cuidadosa preparación continuaron durante varias semanas antes de que fuera llamado y todos sus papeles estuvieran cuidadosamente relacionados y archivados.
            Dos meses antes de morir fue a San Diego a consultar a su abogado sobre ciertos papeles y estando allí, y sin haber mencionado que quería hacerlo, transfirió todos los copyrights y las planchas, que estaban a su nombre, a favor de la autora, en concepto de regalo. De esto resultó, en los años siguientes, la salvación de Mount Ecclesia y de la obra de la Fraternidad Rosacruz... Cuando se leyó su última voluntad se comprobó que los terrenos habían sido comprados por él antes de que la Fraternidad fuera constituida. En el escrito hacía figurar que adquiría esas tierras, como administrador, para la Fraternidad. Pero , cuando se discutió el hecho y se demostró su voluntad, el juez dijo que, como no existía Corporación en el momento de los hechos, los terrenos de la Fraternidad deberían ir a la Sra. Heindel como heredera... la voluntad se demostró en 1919. Y, en 1920, la autora traspasó notarialmente los terrenos a la Fraternidad Rosacruz y hoy ésta es la poseedora legal de los cincuenta acres que constituyen la Sede Central (Mount Ecclesia).”
            Esto me lleva a una de las seis preguntas más frecuentes que la gente me hace sobre la muerte: “En todo caso, ¿a qué se parece la muerte?” Para responderla permitidme deciros que, en el plano físico, los signos y síntomas de la proximidad de la muerte física son los siguientes:
1.         Los brazos y piernas se enfrían al tacto y el color de la parte inferior del cuerpo se oscurece. Estos síntomas son debidos a la ralentización de la circulación sanguínea. Para determinar cuanto ha transcurrido desde la muerte;
A.       La pierna se divide en tres partes desde la cadera hasta la rodilla.
B.       Empezando por la rodilla como una cuarta parte, el miembro, hasta los dedos, se divide en seis partes, en total, toda la pierna en diez partes.
C.       Si la primera sección está más fría que la segunda, se puede pensar que la muerte ocurrió una hora antes.
D.       Si la segunda sección está más fría que la tercera, el cuerpo está muerto desde hace dos horas aproximadamente. Y así sucesivamente.
E.        e.- Experimentos realizados con temperaturas entre 40º y 80ºF, se demostraron exactos en más de cien casos examinados.
2.         El enfermo pasará cada vez más tiempo durmiendo durante el día y, a veces, le resultará difícil despertarse. Ello se debe a la mayor lentitud del metabolismo corporal.
3.         El enfermo puede perder el control de la vejiga y los intestinos, produciendo incontinencia. Es el goteo involuntario y continuado de orina y materia fecal.
4.         El enfermo tiene una necesidad reducida de alimento y bebida.
5.         Las secreciones orales se hacen más profusas y se acumulan en la parte posterior de la garganta, produciendo lo que en términos médicos se denomina “estertores”. Son el resultado de la reducción de la asimilación de fluidos y de la incapacidad para expectorar la saliva.
6.         El enfermo pierde lentamente la vista y el oído, siendo éste el último sentido que se pierde.
7.         El enfermo se inquieta, estirando las sábanas y teniendo visiones de personas o cosas. Es la consecuencia del poco oxígeno en el cerebro y del escaso metabolismo. Max Heindel, en sus escritos, lo expone así, y cito textualmente: “Así que... se ha comprobado por las personas que asisten a la muerte de una madre, cuyos hijos murieron, quizás varios años antes, que, en el momento de la muerte, ella los ve alrededor de su lecho y exclama: “Ahí está Juanito, y qué mayor se ha hecho” y cosas por el estilo. Las personas alrededor de la cama pueden pensar que se trata de una alucinación, pero no lo es. Y hay que notar que cierto fenómeno se produce siempre con las visiones: cuando una persona muere, hay una oscuridad que siente como descendiendo sobre ella. Muchas personas mueren sin haber visto de nuevo el mundo físico, y esa oscuridad es el cambio desde nuestras vibraciones lumínicas a las vibraciones del Mundo del Deseo, y es similar a la oscuridad que se extendió sobre la tierra en el momento de la crucifixión. Con otras personas ocurre que la oscuridad se disipa tras un momento y la persona es clarividente y ve este mundo y el del Deseo y en éste, por supuesto, aparecen sus seres queridos, que han sido atraídos por la inminente muerte, que es nacimiento en su mundo.”
8.         Los ritmos de la respiración del enfermo pasarán durante el sueño a una arritmia respiratoria. En ella, al principio, la respiración es lenta y poco profunda, luego aumenta su rapidez y profundidad hasta que alcanza un máximo. Luego decrece gradualmente hasta que se para, con períodos de 10 a 20 segundos sin respiración (apnea). Este tipo de respiración se denomina de Cheyne Stokes. Aunque se da en ciertas enfermedades agudas del sistema nervioso central, corazón, pulmones e intoxicaciones, frecuentemente ocurre antes de la muerte.
9.         La muerte física se describe como la cesación de los procesos fisiológicos que sostienen la vida; un pasaje o partida; un dejarse ir de la vida o una pérdida de la misma. También ha sido definida como “un momento en el tiempo” porque se da en un parpadeo. Los síntomas de la muerte clínica incluyen:
A.       Ausencia de signos de respiración, manifiestos o encubiertos.
B.       Ausencia de latidos. En el estado de California, dos electrocardiogramas planos en un período de 24 horas son considerados como señal de muerte definitiva.
C.       Ausencia de respuesta a las sacudidas y a los gritos.
D.       Pérdida del control de la vejiga y los intestinos.
E.        Párpados ligeramente abiertos y ojos fijos en un punto, y
F.        Mandíbulas relajadas y boca ligeramente abierta.

Hasta ahora he hablado de la muerte física. Recordaréis que he dicho que la muerte se da usualmente de un modo gradual. Antes de que se produzca la transición, la conciencia se centra en las dimensiones superiores durante un instante. Puesto que la conciencia no está en el cerebro, no hay sufrimiento. Si el agonizante no está bajo el efecto de sedantes es posible que, en el momento de la transición, regrese la conciencia momentáneamente y el Espíritu, aunque parcialmente separado del cuerpo, podrá dar una descripción de las escenas y gente que está contemplando. O se volverá súbitamente consciente de lo que está sucediendo y se despedirá de los presentes.
     
Cuando la muerte es inminente, es muy importante decir adiós al agonizante. Cuando un conocido se va, lo acompañamos hasta la puerta y le decimos adiós, hasta la vista. Es bueno aprender a hacerlo así con los que están dejando la vida terrena. Durante ese tiempo o inmediatamente después, si es posible, deberíamos pronunciar una oración, encomendando el cuerpo a los cuatro poderosos arcángeles del reino elemental: Rafael, Miguel, Gabriel y Uriel. Este rito, tan sencillo como parece, rodea al muerto o a la forma agonizante con el apropiado campo de fuerza de la desintegración. Cuando se invoca a estos poderosos arcángeles, esa ceremonia rodea a la forma, inmediatamente, de luz. Mi preferencia personal es el Padrenuestro, porque tiende a producir una profunda paz.

Lo que sucede con la muerte en el campo espiritual es que la fuerza del átomo simiente del individuo deja el cuerpo, y todas sus impresiones se transfieren desde el cuerpo vital hasta el cuerpo de deseos, que entonces se convierte en básico para la vida del hombre o mujer en el Purgatorio y en el primer Cielo. La lenta retirada de los átomos, que nosotros llamamos “la grabación de los átomos simiente,” es el proceso normal de la muerte. Con la retirada completada, llega el momento de la transición. El tiempo requerido para esa separación depende mucho de las fuerzas electromagnéticas almacenadas en los campos de fuerza etéricos. Cuando éstas han recorrido su curso y los tres átomos simiente se han separado completamente, el cuerpo etérico suelta su conexión con el Cordón de Plata. Entonces, cuando el Cordón se rompe, el Espíritu queda completamente liberado.

Consecuentemente, en cuanto a las seis preguntas frecuentes sobre la muerte quisiera referirme ahora a la de “¿Sufre el moribundo?” Terminaré parte de esta conferencia diciendo que todo cambio en la naturaleza es hermosa muerte física, sin excepción. El cambio de la muerte es, simplemente, la liberación de la forma del Espíritu, del cuerpo físico, compuesto de una cubierta de carne, y es completamente natural y sin dolor.


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