sábado, 23 de octubre de 2010

EL AUTOCONOCIMIENTO ( II )

EL AUTOCONOCIMIENTO ( II )

El título de estas modestas publicaciones indica claramente la finalidad de llegar a conocer el mundo interior mediante nuestra particular y personal acción ya que el prefijo “auto” indica lo que se hace por cuenta propia. El autoconocimiento es la tarea fundamental que debe llevar a cabo, inexorablemente cualquier ser humano pues le abre las puertas a su evolución en lo que respecta al despertar de su sensibilidad e inteligencia. Una persona puede saturar su memoria con muchos conocimientos teóricos, cualquiera sea su origen, sin embargo eso no condice con algo primordial de la existencia humana, cual es la expansión de la conciencia y el autoconocimiento puede conducirnos a superar los límites del egoísmo personal para alcanzar el mencionado objetivo.

Pero debe aclararse con total claridad que “conocer” significa tomar conciencia de las cosas, hechos o ideas tal como son y no como desearíamos que fueran. Es el primer paso que se da en pos de la transformación personal pero no se puede hablar de cambios de lo que no se conoce.

Cuando se está en vías de reparar el motor de un automóvil que no anda bien lo primero es encontrar la pieza o el mecanismo que no funciona. La colocación del repuesto viene con posterioridad.


Análisis y observación

Al tratarse este tema algunos pueden expresar con cierta satisfacción “yo tengo el hábito de autoanalizarme” pero al respecto debemos efectuar algunas aclaraciones. Cuando uno se analiza tiene que partir de alguna premisa o pauta de medición. Brindemos un imaginario ejemplo que puede resultarnos oportuno. Tal podría ser el de un extremista que suele colocar bombas para exterminar a algunos que según él contrarían ciertos preceptos contenidos en algún llamado libro sagrado. Sí recibe la sugerencia de autoconocerse, y simplemente se autoanaliza puede llegar a la conclusión de que en el último atentado cometió algunos errores que no le permitieron obtener el éxito perseguido, por lo cual intentará que eso no vuelva a ocurrir. Sin embargo si efectúa el autoconocimiento mediando la silenciosa observación que significa simplemente contemplar con total atención alguna cosa o hecho, es posible que vea con total claridad el daño que está causando al inmolar víctimas inocentes y que ese no es el camino para lograr que se terminen las injusticias. La observación nos permite ver la realidad tal cual es, sin deformaciones, prejuicios o preconceptos.


Mente concreta y mente abstracta

Todas las doctrinas esotéricas aceptan casi por unanimidad que el hombre se maneja con la mente a través de las dos vías enunciadas en el título. Con la mente concreta resuelve los problemas vinculados con la materia física pudiendo citarse al bioquímico que lleva a cabo un análisis de sangre usando pautas de medición. Con la mente abstracta se puede llegar a lo que no tiene forma, valiéndose de la observación silenciosa sin intervención de la mente concreta que debe quedar fuera del campo de la conciencia y en calma, cosa que nos cuesta tanto a los seres humanos porque es mayoritaria costumbre vivir permanentemente hablando, mirando TV u ocupando la mente con lo que fuere. Nos perturba el silencio y sería muy provechoso investigar porque lo consideramos nuestro enemigo sin reparar que el silencio nos permite escuchar una acogedora música clásica u observar la naturaleza y sobre todo darnos cuenta plenamente de lo que ocurre en nuestro mundo interior lo cual es altamente provechoso y creativo.


Verdad absoluta y relativa

En la Carta de los Maestros Rosacruces Nº III puede leerse: “Toda la ciencia del mundo se funda en la hipótesis de que las cosas son efectivamente como parecen ser y sin embargo poco se necesita pensar para comprender lo erróneo de esa suposición puesto que la apariencia de las cosas no depende meramente de lo que son en si mismas sino también de nuestra organización interna y de la índole de nuestras facultades perceptivas. Si miramos un árbol se forma en nuestra mente una imagen, lo cual equivale a decir que entramos en un estado de conciencia que nos relaciona con un fenómeno de cuya verdadera índole nada sabemos, pero al que llamamos árbol. Para un ser diferente del hombre podrá ser lo que no nosotros llamamos árbol algo enteramente diferente, quizás transparente y sin solidez material y a millares de seres, cuya constitución difieran unas de otras, les parecerán mil aspectos distintos”.- Continuando con nuestra exposición diremos que un factor limitativo que tampoco nos permite evaluar la realidad es el condicionamiento que arrastramos desde nuestros primeros años, y que obra en nuestro inconsciente, el que a pesar de las modificaciones que va sufriendo perdura a través del tiempo. Lo expuesto debe despertar nuestra humildad y prudencia con relación a los juicios que hemos formulado sobre distintas cuestiones, a los cuales debemos observar libres de temor porque hemos venido a la existencia a aprender y por sobre todas las cosas a despertar las potencialidades con las cuales hemos sido favorecidos. Esto puede conseguirse en parte, generando el hábito de entrar en contacto con la naturaleza que nos rodea, con el cielo azul pleno de estrellas titilantes, con los árboles de hojas bailarinas movidas por la brisa que las acaricia o con la mirada de los niños que llenos de amor recién acaban de llegar del mundo misterioso donde están los que esperan venir a reunirse con nosotros, en fin, con todo lo que nos rodea. La sensibilidad y la inteligencia son tesoros que podemos ir descubriendo pacientemente en nuestro mundo interior mediante la labor que se sugiere y que intentaremos bosquejar.


Pedro S. Tavacca

(tavacca.pedro@gmail.com

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