HE GANADO
LA BATALLA DE LA VIDA ...
CUANDO: En las largas horas de quebrantos y desazones, la pobreza
artera entró por mi puerta, la deslealtad se alojó a mi lado, las
nubes negras del miedo y del terror merodeaban a mi alrededor; una
voz interior me decía : Sigue adelante ;
CUANDO: Supe reír mientras que el corazón sólo tenía deseos de
llorar y vencí la adversidad, cuando llegué al borde resbaladizo de la
torturante desesperación que deseaba dominarme, y que me impuse y
dije : NO;
CUANDO: El dolor, la mentira, la calumnia, y las tenebrosas imágenes
del mal morodeaban mi existir como peligrosos reptiles que trataban
de atraparme, los separaba de mi lado con la vara mágica de mi
poderoso poder interno que Dios nos dio para vencer cuantas dificultades
se presentara en mi vida;
CUANDO: El engaño, la traición o la inquietud probaban mi fidelidad
a la convicción de que Dios está siempre conmigo para ayudarme
en los momentos más agobiantes y era cuando sentía su potente voz
que me decía: Sigue adelante. No desmayes. Yo te acompaño y te
acompañareésiempre. Soy tu Dios que te está vigilando de cerca para
ayudarte en todo momento;
CUANDO: A la pobreza ponía mi dignidad; al sufrir la esperanza, al
martirio de la incomprensión humana, a la imaginación de sombras que
me perseguían para atormentarme y para poner en duda mi devoción a
Dios;
CUANDO: Trataron de hacerme perder mi paz interior a través de
tormentosas persecuciones imaginarias, aprovechando de mi debilidad
momentánea, pero pese a mi desesperación, he comprendido que dentro
de mí existe un poder muy superior que me decía: Hay que salir de
este estado de COMA espiritual, porque la fuerza del bien, siempre triunfará
sobre la fuerza del mal y no habrá figuras ficticias creadas por los
ejércitos del mal que me puedan vencer porque poseo el símbolo del
gran amor que es Dios, que siempre me defenderá de los satánicos
poderes del mal;
CUANDO: La guerra interior que se ha desatado dentro de mí con
diversos reflejos y expresiones de fuerzas del exterior, se está librando
dentro de mí sin tregua alguna para poner en prueba mi fidelidad a Dios.
Esta guerra interna servirá para demostrar mis grandes poderes que
Dios me ha dado para utilizarlos en los momentos difíciles, me hará salir
triunfante siempre porque el poder de Dios nunca será vencido por ningún
mal y aunque fuerzas o figuras imaginarias me atormenten, me
persigan, jamás me doblegaré, porque no habrá negativa alguna que
pueda vencerme porque Dios es mi amparo, mi vigía, mi protector;
CUANDO: Se han apagado todas las luces para aparecer la negra
oscuridad del terror, de la duda, de la incomprensión, del desatino; y
gracias a mi lealtad a nuestro Señor, pude recobrar la serenidad, pude
recobrar la calma y sentí la presencia de Dios dentro de mí como diciéndome:
NO TEMAS YO ESTARÉ A TU LADO PARA SALVARTE EN LOS
MOMENTOS DE MAYOR PELIGRO.
CUANDO: Ya mis fuerzas se agotaban, mi espíritu ya no
reaccionaba,en mi fe languidecía; sentí un poder inmenso dentro de mí
que me hizo sentir en actitud para seguir adelante y hacerme comprender
que la vida está llena de difíciles pruebas, amargas pruebas,
desilusionantes instantes capaces de hacernos renunciar a toda fe, pero
cuando nos damos cuenta que las pruebas de Dios son para luego
llenarnos de gran alegría y gran felicidad; debemos seguir adelante y
estar dispuestos a enfrentar a los más grandes obstáculos. Hay que
aceptar que el precio de la felicidad y la alegría es muy grande.
CUANDO: Comprendí la importancia de seguir adelante y no caer
en la trampa que con frecuencia nos tienden los poderes del mal para
destruirnos. Esos poderes del mal son muy peligrosos y si uno es débil,
lo pueden destruir en forma total. De ahí la necesidad de nuestra
vocación de fe, de nuestra disposición anímica, de nuestra fortaleza
moral para sofocar estas tormentas; para eso, contamos también con
poderes muy poderosos que Dios nos ha dado para salir siempre airosos;
esos poderes son: La oración y la fe. Oremos siempre, con fervor,
con el corazón y no solo de labios para fuera. Oremos con toda la
fuerza de modo que en cada palabra que pronunciamos en homenaje
a Dios sea para demostrarle nuestra confianza absoluta, nuestra disposición
de lealtad y de que con su ayuda, no habrá mal, no habrá
imaginación negativa ni sombras por más destructivas que sean, que
puedan apagar la luz que Dios ha puesto en nuestro corazón para
transitar por la senda del bien, del triunfo y que nos hará gritar siempre:
HE GANADO LA BATALLA DE LA VIDA.
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470 - JOYAS ESPIRITUALES - 08/01 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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