sábado, 25 de octubre de 2014

Aspiración espiritual - los primeros pasos


ASPIRACIÓN ESPIRITUAL
LOS PRIMEROS PASOS

La definición del verbo “aspirar” incorpora las ideas de ansia y anhelo. Por lo tanto podemos decir que el aspirante espiritual es una persona que anhela y desea ansiosamente alcanzar las metas espirituales. Por definición el verdadero aspirante espiritual no puede ser indiferente o tibio en cuanto al  deseo o el esfuerzo. A menos de que persiga sus objetivos espirituales 
entusiásticamente, a despecho de los reveses y obstáculos, no esta aspirando en el verdadero sentido de la palabra. 

(Continuando, el término “aspirante” se referirá exclusivamente al 
aspirante espiritual y el pronombre “el” es usado por conveniencia, 
denotando aspirantes tanto masculinos como femeninos.) 
La humanidad, de un modo general, evoluciona esencialmente por medio de un lento y automático método de ensayo. El aspirante, por contraste, trabaja conscientemente para alcanzar sus fines por medio de métodos bien definidos y de acuerdo con su constitución individual. Las notas claves del aspirante son persistencia y esfuerzo. A menos que trabaje, continua e ininterrumpidamente, para llevar a cabo sus deberes y sus ejercicios, no
puede alcanzar su destino espiritual. 

El principal deber del aspirante espiritual es desarrollar su cuerpo anímico, y a menos que haga primero esto, cualquier tentativa de entrar en los mundos invisibles producirá solo desastre. Ningún ser o fuente externa puede darle entrada segura o permanente a los reinos espirituales. Sólo el aspirante mismo puede hacer esto y únicamente si persiste pacientemente en el bien obrar. 

Se espera que el aspirante purifique todos sus vehículos, comenzando con el físico. Es instado a elegir alimentos fácilmente digeribles, porque mientras mas fácilmente sea extraiga la energía presente en el alimento, más tiempo tendrá el organismo de recuperarse antes de que sea necesario suministrar alimento de nuevo. Por supuesto el alimento de carnes es prohibido 
enteramente ya que nadie que mate, u obligue a otros a matar por él, puede llegar muy lejos en el sendero de santidad. 

El cuerpo es el Templo de Dios y profanarlo, destruirlo, o mutilarlo, sea por comisión o por omisión, es indigno del aspirante. Así, pues, si bien el exceso de los apetitos es reprensible, también lo es ayunar con la errónea creencia de que el crecimiento anímico puede ser obtenido en esta forma. 
Pueden ser benéficos ayunos adecuados y supervisados por razones de salud, pero el enflaquecimiento para propósitos ascéticos es improductivo y peligroso. No deben alentarse ni la comida en exceso ni el ayuno exagerado; en lugar de eso, el aspirante debe concentrarse en dar al cuerpo aquellos elementos que son necesarios para mantenerlo saludable, fuerte y eficaz como instrumento del Espíritu. 

El aspirante debe conquistar su cuerpo de Deseos, transmutando los deseos pasionales, malos u otros deseos indignos, con la intención de darse a si mismo enteramente en servicio a la humanidad. Las Religiones de Raza, al promulgar leyes que moderen los deseos más groseros del hombre, comenzaron a preparar al hombre para la unión con El Espíritu Santo, Jehová, el Dios de la Raza, es el Espíritu Santo, de Quien todas las lenguas son una expresión. Así es que el aspirante una vez ha conquistado completamente su 
naturaleza de deseos en sus aspectos más sutilmente provocativos (y esto no sucederá en los primeros grados de su esfuerzo), podrá conscientemente hablar todas las lenguas con un fin positivo y benéfico. (Esto sin embargo, es muy diferente del involuntario “hablar en lenguas” ahora practicado en algunas formas de adoración). 

El aspirante es instado a practicar la continencia en el más alto grado posible, usando en cambio su energía creadora para propósitos de servicio, epigénesis para beneficio de los demás, y desarrollo espiritual. De esta manera transmuta la pasión en la sangre y la limpia. Al mismo tiempo, por supuesto, no está justificado si abandona las responsabilidades de familia en 
nombre del “Avance espiritual”. 

La purificación del cuerpo vital, obligación impuesta a la humanidad con la Nueva Dispensación, tiene lugar aun a medida que continuamos conquistando la naturaleza de deseos. La purificación del cuerpo vital y el fortalecimiento de sus dos éteres superiores ocurren cuando se hace todo esfuerzo posible por 
vivir una vida pura, limpia e inegoísta. La victoria final del cuerpo vital sobre el cuerpo de deseos estará indicada por el cultivo de firme equilibrio en presencia de todas las provocaciones. Un temperamento apacible, una conducta infaliblemente calmada, la capacidad de llevar a cabo todos las deberes mundanos y los ejercicios espirituales, sin parar mientes en la conmoción externa circundante y con emoción interna aquietada --- todas 
estas virtudes indican que el aspirante está en control de vehículos 
purificados. 

En el proceso de purificar su cuerpo vital, el aspirante hallará que su cuerpo físico es probable que se haga cada vez mas excitable, nervioso y delicado --- una sensibilidad que promueve grandemente los objetivos espirituales, pero que es un inconveniente desde el punto de vista físico. 
Finalmente, cuando la ecuanimidad se hace mas pronunciada, aprende a vivir la vida material serenamente, a pesar de su creciente sensibilidad, aunque un proceso de adaptación usualmente es necesario. 

 La repetición y la plegaria incesante son indispensables para la 
purificación del cuerpo vital. Los rituales devocionales y los ejercicios espirituales que el aspirante lleva a cabo son particularmente importantes. 
Las oraciones de gratitud y adoración ofrecidas verbalmente en los momentos adecuados y continuamente, haciendo todo su trabajo “a la mayor gloria de Dios”, le mantendrá armonizado con los reinos espirituales superiores, y en esta forma sensibilizará y fortalecerá más aún su naturaleza. 

Los cinco ejercicios espirituales descritos en el Cosmos: retrospección, concentración, meditación, contemplación y adoración también ayudan al aspirante a llegar a su meta. En los primeros pasos sobre el Sendero, la retrospección y la concentración son probablemente los mas importantes: la 
retrospección porque enseña al aspirante acerca de si mismo en aun sus mas sutiles complejidades de pensamiento y carácter, y el conocimiento de si mismo es esencial para el adelanto; y la concentración, porque inaugura la difícil tarea de desarrollar esa intensa disciplina mental que es básica también para el progreso espiritual. 

La paciencia y la persistencia firme en el bien obrar son virtudes que el aspirante debe adaptar a todas sus actividades, tanto con el fin de asegurar el crecimiento anímico, como con el fin de impedir ser distraído por los frívolos o indignos “placeres del mundo”, que es probable que todavía tengan algún atractivo, especialmente para el aspirante novicio. Una tras otra, primero las flagrantes y luego las más sutiles digresiones deben ser eliminadas, hasta que 
finalmente, y usualmente después de existencias de dedicación, el aspirante estará en la sección más “estrecha y angosta” del Sendero espiritual. 

El aspirante también debe aprender discernimiento en todas las cosas, incluyendo las pasos que de en el proceso de “ganar la delantera”. Debe ser bien y suficientemente sabido que los métodos orientales, por ejemplo, son peligrosos para el aspirante occidental, pero además, cualquier método que prometa rápida y fácil “despertar espiritual”, o “poderes psíquicos”, es sospechoso. No puede ser subrayado demasiado a menudo que el único y 
seguro avance espiritual es obtenido por el aspirante como resultado de sus propios esfuerzos continuos, algunas veces fastidiosos, en un programa de punto por punto, nivel a nivel, de auto purificación y servicio a Dios y al hombre. 

Además, se exige el sacrificio al aspirante: el sacrificio del yo y no el de las cosas. El aspirante debe aprender a poner su amor, su conocimiento, su energía, su tiempo, su consideración, y todos los intangibles similares, a disposición de la humanidad. En el proceso de auto sacrificio, el sacrificio de los antiguos intereses se vuelve automático. La consagración a la vida regenerada y la intensidad de propósito en la misma, a su tiempo evita asuntos mundanos que antes parecían importantes. Algunas veces el aspirante 
también debe hacer un sacrificio temporal de ciertas relaciones personales: 
miembros de la familia y amigos que fallan en comprender sus nuevas preferencias y actitud. La fricción y la oposición se desarrollan y las antiguas relaciones no son lo que una vez fueron, o se desintegran para siempre. Al final, por supuesto, todas las relaciones humanas se resolverán en amor, pero por un tiempo, tal vez una o mas vidas, el aspirante debe aprender a enfrentarse con la situación mediante compasión, paciencia, comprensión y 
tacto. Todo esto es parte de su pulimento, depuración y prueba. 

Las pruebas son dadas al aspirante adrede para que liquide deudas de su destino y más rápidamente sea liberado de los autos forjados vínculos de la conducta pasada inaceptable. Si ahora considera sus penas como oportunidades y las confronta debidamente, en lugar de protestar y lamentarse por ellas, puede hacer mucho progreso. 

El aspirante debe en todas las cosas dar prueba de inegoismo, antes de que se le confíe mayor poder espiritual o trabajo espiritual más significativo. 
El peligro del uso indiscriminado y egoísta del poder espiritual es evidente; así pues, primero debe demostrar su merito. Una vez haya purificado de tal manera sus vehículos mediante la vida recta como para que pueda brillar en los mundos internos, el Maestro no dejará de notarlo y vendrá a él. Entonces los siguientes pasos en su evolución espiritual comenzarán


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