sábado, 25 de octubre de 2014

Los auxiliares invisibles y su trabajo


LOS AUXILIARES INVISIBLES
Y SU TRABAJO

Probablemente la función más importante de los Probacionistas de la escuela preparatoria de la Fraternidad Rosacruz es la de Auxiliar Invisible. El Auxiliar Invisible, quien trabaja en los mundos superiores por la noche mientras que su cuerpo esta dormido, es el sostén mismo del sistema rosacruz de curación. Sin los innumerables Auxiliares Invisibles trabajando por tandas según la hora, los Hermanos Mayores y las Potestades Superiores carecerían de una fuente de asistencia particularmente efectiva en sus esfuerzos por canalizar la Divina fuerza de curación “dondequiera que es más necesitada.” 

El programa de “Auxiliar Invisible” como lo conocemos ahora, comenzó durante la I Guerra Mundial. Los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz, después de organización y duro trabajo, lograron reunir alrededor de si mismos un grupo de Egos que habían pasado a los Mundos Superiores como resultado del Holocausto. Estos Egos habiendo experimentado el sufrimiento incidental a la muerte en combate y a un fallecimiento prematuro en general, estaban llenos de compasión por los demás que estaban pasando por la misma agonía. Calificándose para asistir, estos Auxiliares Invisibles cooperaron para ayudar a los recién llegados a adaptarse a la vida post-mortem. Convencieron 
a los recién llegados de que la desfiguración a consecuencia de las heridas es solo imaginación en el Mundo del Deseo y de que esto no tiene que ser sufrido allí. Ayudaron a los recién llegados a vencer sus por entonces todavía vivos sentimientos de “odio patriótico” hacia antiguos enemigos que también habían muerto y que encontraron en el Mundo del Deseo. 

Actualmente, los Auxiliares Invisibles, que continúan sirviendo en medio de las condiciones del campo de batalla cuando es necesario, dedican sus mayores esfuerzos a canalizar la Fuerza de Curación hacia aquellos que están enfermos en la Tierra. Trabajan en bandas de doce, cada grupo con un instructor bien versado tanto en el aspecto físico como en el espiritual de la curación. Los miembros de cada grupo separado son tomados de la misma localidad general de residencia en la Tierra, de modo que el factor tiempo 
que gobierna el sueño y la vigilia sea el mismo para todos. Son agrupados de acuerdo con los signos salientes, de modo que el Zodiaco completo esta representado en cada banda. Estos grupos funcionan de manera muy parecida a una clase en el plano físico: los miembros deben estar presentes a la hora convenida cada noche. 

Por medio de ciertos ejercicios dados en la Escuela de Misterios de la Sabiduría Occidental, se hace posible con el tiempo separar conscientemente los dos éteres superiores del cuerpo vital, los cuales en conjunto, son conocidos como el cuerpo alma. El individuo, así vestido con su cuerpo alma, puede alejarse de su vehículo físico, dejándolo por un tiempo cubierto y vitalizado solamente con los dos éteres inferiores. Así ataviada, la persona es un Auxiliar Invisible consciente. Para calificarse para estos ejercicios, primeramente debe mostrarse digno, es decir, ser puro, compasivo e inegoista. 

Los Auxiliares Invisibles que trabajan con la Escuela Rosacruz han hecho un voto a sus Egos Superiores de dedicar sus vidas al Servicio de la humanidad. Si permanecen fieles a su obligación, llevan vidas útiles durante el día y también por la noche, reconociendo la necesidad de ponerse a trabajar cuándo quiera que su ayuda sea necesaria; sino, son ineptos como Auxiliares Invisibles. Funcionan desde el punto de vista de “¿Por qué no yo?” en lugar desde el punto de vista de que “otro lo haga”. 

Un requisito primordial del Auxiliar Invisible es el de que pacientemente persista en la ejecución de sus deberes terrenales. Esto incluye no solo hacer el trabajo que es necesario, sino también mantener y fortalecer el autocontrol que les faculta a hacer ese trabajo con el mayor éxito. El refrenamiento de la impaciencia y de los sentimientos de antipatía y disgusto, transmutando el desaliento y la desesperación, y mas que todo, controlar el mal genio, son esenciales en este particular. El efecto de tales emociones, particularmente del mal carácter, en el cuerpo físico es muy malo, pero seria mucho más poderoso y peligroso cuando estas se desatan solo en el Mundo del Deseo, donde el efecto amortiguador de lo físico falta. 

Los Auxiliares Invisibles también deben estar muy versados en ciertos aspectos de la Filosofía Rosacruz, así como en anatomía y fisiología. La intención de ayudar con sinceridad por si sola no es suficiente, porque sin una amplia idea de la constitución del hombre y de sus necesidades espirituales y emocionales, así como de sus responsabilidades, necesitarían dirección y estrecha supervisión en aun las más elementales facetas de su trabajo. El conocimiento de las lenguas extranjeras también es útil para aquellos auxiliares invisibles que trabajan con Egos que acaban de morir y son incapaces de adaptarse inmediatamente a la nueva condición. 

Además, los Auxiliares invisibles deben tener un abarcador amor por la humanidad. No pueden ser insensibles al sufrimiento de sus semejantes aquí sobre la Tierra, y al mismo tiempo esperar tener el amor que sostiene la actividad altruista en los mundos superiores, así como no puede una persona que no es músico en el Mundo Físico esperar convertirse en un músico en los mundos superiores simplemente por el hecho de morir. Los horrores de la guerra, los accidentes y la enfermedad, pesan demasiado sobre los corazones de los Auxiliares Invisibles, quienes no solamente oyen y ven las agonías a su alrededor, sino que también las sienten con particular intensidad, como Parsifal sintió los sufrimientos de Amfortas. 

Cuando abandona su cuerpo físico para asumir sus deberes nocturnos, el Auxiliar Invisible sale por la vía de la cabeza física, que es su natural puerta de salida. También vuelve a entrar en el cuerpo denso a través de la cabeza. 
De esta manera el pentagrama con una punta hacia arriba es el símbolo de la magia blanca utilizada en el trabajo del Auxiliar Invisible. Cuando llega el tiempo de volver a entrar en el cuerpo físico, al Auxiliar Invisible a menudo es extremadamente renuente a hacerlo. Únicamente su superlativo sentido del deber le obliga a volver a ese “frió y viscoso” vehículo, del cual se había sentido tan libre en los planos superiores. Tan pronto como vuelve a entrar, sin embargo, el sentimiento de repugnancia le abandona, porque su punto de vista se ha alterado y de nuevo considera sus alrededores desde el punto de vista de un ser físico. 

Si un Auxiliar Invisible se halla enfermo él mismo, es aconsejado que se quede cerca de su cuerpo físico por la noche, en lugar de tratar de asumir sus deberes en el plano superior. Durante la enfermedad, el éter del cuerpo vital esta excepcionalmente atenuado y el cordón plateado podría fácilmente romperse. La muerte bajo tales condiciones causaría los mismos sufrimientos post-mortem sentidos por un suicida. 

Un Auxiliar Invisible puede trabajar mas eficientemente con un paciente si tiene acceso a los efluvios de la mano que impregnan el papel cuando el individuo hace la solicitud de ayuda y curación. Con este núcleo del cuerpo vital del paciente, puede muy efectivamente evaluar la condición del paciente y atraer materia virgen para lo que sea necesario para restaurar la salud. 

Aunque un Auxiliar Invisible funcione fuera del cuerpo físico, el cordón plateado que le conecta a este vehículo permanece intacto y esto le da una conexión consciente con el átomo simiente físico. Su magnetismo es ejercido por lo tanto, y un esfuerzo subconsciente por parte del Auxiliar Invisible se necesita para impedir que las partículas físicas fluyan hacia el vehículo eterizo. Por otra parte, cuando se hace necesario que él materialice una mano o un brazo con el fin de manipular los órganos del paciente, puede 
fácilmente hacerlo. Cuando desea materializarse, puede atraer materiales de la atmósfera circundante hacia si mismo, tal como las limaduras de hierro son atraídas por un imán. Cuando trabaja dentro del cuerpo del paciente para manipular un órgano enfermo o restañar la sangre en una arteria, por ejemplo, se hacen temporalmente visibles los dedos con la carne del paciente sin causarle la menor molestia y luego estos son fácilmente disueltos. Cuando el Auxiliar Invisible ha terminado su trabajo, otro esfuerzo de pensamiento hace que los átomos se dispersen, y el brazo o la mano se desmaterialicen. 

Los Auxiliares Invisibles, quienes beben del cáliz de la abnegación con el objeto de que puedan usar su fuerza en servicio a los demás, están aprendiendo a usar el nuevo órgano que aun ahora esta siendo formado en la cabeza y en la garganta por medio de la fuerza creadora no gastada. Este órgano a su tiempo será capaz de pronunciar la palabra de vida y poder y los Auxiliares Invisibles están ahora aprendiendo a pronunciar las palabras de 
poder que eliminan la enfermedad y forman tejidos sanos. 

Si bien es concedida considerable libertad al Auxiliar Invisible en el desempeño de su trabajo, y aunque él es un canal a través del cual la salud y la curación pueden ser devueltos a aquellos que sufren, nunca debe perder de vista el hecho de que la Fuerza de Curación, sin la cual nada puede hacer, viene de Dios. El Auxiliar Invisible es un instrumento evolucionado y cognoscible; el Dios Padre es el Divino Médico en Quien se origina toda curación. 

Br12

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