El Don
Recopilaciones por José Ocampos
Un Don no es otra cosa que un trozo de materia prima a la que
hay que dar forma a martillazos o con suaves caricias durante un largo
periodo experimental de autodisciplina, trabajo y paciencia. Volviendo
a la cuestión del Don: Es posible que no exista más que el arte de
hacer un trabajo determinado un poco mejor que los demás. Puede
ser y probablemente sea la facultad que tiene su origen en el pensamiento
de que nos servimos con mayor soltura y mayor deleite. Pero
incluso, si no es más que eso, usted puede desarrollarlo, perfeccionarlo,
pulirlo hasta llegar a la casi perfección, lo cual le proporcionará
como recompensa mínima la satisfacción del trabajo cumplido, el conocimiento
de que tiene una eficiencia personal de cien por cien en su
clase de trabajo. Además, esto puede granjearle la admiración, el elogio
y el respeto de los demás.
Otra cosa no menos importante que tal vez no se le haya ocurrido
es que al cultivar ese Don o inclinación especial, por modesta que sea,
puede darse el caso en que se descubra en usted otras facultades en
potencia, pues es un hecho demostrado en la psicología elemental
que, cuando nos concentramos en un truco o habilidad que nos consta
poseemos, generamos a menudo ideas enteramente nuevas e inesperadamente
descubrimos energías hasta ese momento latentes en
nuestra propia naturaleza.
Para tener el Don de descubrir un montón de cualidades que tenemos
y que están dormidas, hay que educar los ojos, hay que educar
las piernas, hay que educar las manos, los pensamientos, los gustos,
los oídos, las ideas, las risas, el hablar, etc.
El reino de Dios no viene prefabricado. Tenemos que tener el Don
de conquistarlo poco a poco con gran esfuerzo y sacrificio.
En toda aspiración, en toda ambición, en todo propósito, en todo
ideal es necesario el don de la voluntad que tiene el poder de transformar
el deseo de acciones, que fortalece ideales, que estimula el trabajo,
que reduce defectos, que crea energías, que permite concretar las
más arduas empresas, que franquea obstáculos, que acorta distancia,
que ahorra energías y que, si es preciso, conduce heroicamente al
sacrificio, ayudándonos a soportar un dolor o un desastre para conseguir
una mayor alegría y una más definitiva victoria.
¿De qué le pueden servir al hombre todos sus conocimientos y todas
sus habilidades, y aún teniendo gran salud, si le falta el don de la acción?.
Es pues, ser muy enérgico para con nosotros mismos, llegando si
hace falta hasta la crueldad. Lo importante es metodizarse. Nada es
imposible cuando se tiene el don de la paciencia.
¡Cuántos de los adelantos de hoy parecían imposibles ayer y cuantas
cosas que hoy parecen imposibles, mañana se verán realizadas!
Suponer que existe lo imposible es estar siempre en duda.
Si no tenemos el don de poner orden en nuestra vida, perderemos
los buenos hábitos que hemos adquirido trabajosamente a través
de grandes esfuerzos y grandes sacrificios.
Para ser alguien en la vida, no es suficiente tener grandes cualidades.
Es necesario tener el don de la constancia, de la paciencia, de
la perseverancia, la tenacidad, la decisión.
Los hombres que tienen el don de la acción, que tienen el don de
ser dueños de sí mismos, sienten una mínima complacencia de dominarse.
Emplean todas sus energías en reprimir su impetuosidad
irrefrenada. A esta clase de hombres, si el cielo se derrumbara, sus
ruinas no les perturbarán.
Hay personas que tienen el don de multiplicarse para realizar un
montón de actividades sin descuidar nada. Hombres que tienen que
cuidar a su familia, sus actividades profesionales, sus compromisos
con diferentes instituciones, todo lo hace con un indeclinable amor,
seriedad, entusiasmo inclaudicable, con indomable espíritu y siempre
con una sonrisa en los labios. Digno, muy digno de admirar y deja una
gran enseñanza en el sentido de que cuando una persona se propone
no hay obstáculos que le puedan impedir llevar a cabo sus propósitos.
También hay personas que tienen el don especial del sentir humano,
cuidando con especial devoción a familiares que se encuentran
delicados de salud. Sacan energías no se sabe de dónde. Tienen que
cumplir con sus actividades laborales y otros compromisos y además
no descuidar a sus familiares enfermos. Son increíbles estos dones
especiales de los que sólo son acreedores personas de grandes méritos,
que sin duda alguna, tienen la iluminación del Señor para poder
realizar estas obras de amor, de bien, de ejemplo; que nos muestran
que el ser humano es capaz de grandes conquistas cuando se lo propone
y sobre todo cuando esas toneladas de amor que cada uno tiene
y que muy pocos se proponen descubrir y poner en práctica para ser
verdaderos ejemplos para esta sociedad hoy día tan fría, tan helada,
donde los valores humanos se han empobrecido tanto.
Felizmente, todavía existen seres super especiales, con dones
extraordinarios, que nos dan esperanzas de que todavía hay posibilidades
de mejorar el mundo.
En el ejemplo de estos maravillosos seres se puede recordar lo
que dijo un gran místico pensador:
EL AMOR ES LA MIEL QUE ELABORA
EL ALMA Y SU DULCE SABOR VIVIFICA EL ALMA Y ENNOBLECE
LOS SENTIMIENTOS DEL CORAZON POR INDIFERENTE Y
DURO QUE SEA ÉSTE.
No hay duda de que el amor lo vence todo, rindamos tributo al
amor, evocando a estos seres maravillosos con dones tan especiales,
es el momento propicio para la siembra de la semilla adecuada; ahora
es el momento de desparramar aquellas de la comprensión, del amor
sublime y acelerar los minutos haciendo obras de bien, abriendo surcos
donde puedan ofrecer hermosas flores que con sus perfumes
delicados sensibilicen los más duros corazones y que surjan tronos
firmes, poderosos que nos puedan sostener siempre con vigor para
no desfallecer nunca en nuestro afán de servir a los demás.
***
452 - JOYAS ESPIRITUALES - 02/00 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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