VIBRACIONES
DESEQUILIBRANTES
De Luz Universal
En el sentido cósmico de la palabra, la música no es un arte entendido
como actividad estética en relación con los sonidos: es uno de los aspectos
más trascendentes de la vida del Universo. Es, probablemente una expresión
de la armonía en el Cosmos, representativa de ciertos estados de vibración
superior que logran una conjunción armónica. En algún momento
Albert Einstein, autor de la Teoría de la Relatividad, al referirse a la “música
de las esferas”, posiblemente hacía mención a una desconocida gama de
sonidos que se escuchan en el ámbito de lo infinito, cuando alguien se acerca
a él en condiciones especiales de receptividad. La música en sus niveles
más elevados de expresión es, en realidad una impulsión sonora que suscita
vibraciones espirituales, y por esta razón desde la más remota antigüedad,
como lo atestiguan los mitos, se la ha juzgado como una manifestación
del poder divino, y al igual que otras artes, produce acercamiento a la esfera
superior del Ser.
Desde el punto de vista oculto la evolución es un cántico continuo de
Dios. Este sonido cósmico, que modela o arregla el Universo en diversas
estructuras, de manera parecida a como las vibraciones musicales forman
figuras cuando una lámina metálica con arena es hecha vibrar con un arco
de violín, suena a través de todo el Cosmos con el Cántico del Absoluto, el
cual posee tres aspectos: Poder o Melodía; Verbo o Armonía; y Movimiento
o Ritmo, los cuales están relacionados a su vez con las estructuras humanas
internas.
ELEMENTO --------- ATRIBUTO ---------- CPO. HUMANO
1. Melodía ---------- Padre, ------------- ---- Voluntad Mente
2. Armonía----- ---------- Hijo, Amor ----------- De Deseos
3. Ritmo -------- Esp. Santo, Movimiento -------- Vital y Denso
En la mitología Griega se habla de la “Lira de Siete Cuerdas de Apolo”,
simbolizando los siete Planos del Universo, los siete mundos dirigidos por el
Arquitecto del Sistema Solar, los siete sonidos fundamentales y los siete
caminos de Iniciación. Los discípulos de Orfeo llamado el patriarca de la Poesía
y de la Música, decían: “Escuchad como vibra la Lira de siete cuerdas, la
Lira de Dios. Ella hace mover los Mundos. Escuchad bien que el sonido os
atraviese, y las profundidades de los cielos se abrirán”. Pitágoras un maestro
esotérico, afirmaba que el mundo había surgido del Caos a través de los
sonidos y se había construido de acuerdo con los principios de la proporción
musical y los siete planetas que rigen el destino de los mortales, tienen un
movimiento armónico, a intervalos que corresponden a los intervalos de la
música, produciendo sonidos tan perfectamente armonizados que producen
las dulces melodías. Max Heindel, un Iniciado Rosacruz con razón decía: “Si
la armonía Celestial fallara por un solo momento, si hubiera la más mínima
discordancia en la Orquesta Celestial todo el Universo se desmoronaría”.
La teoría oculta de la música, que no tiene nada que ver con los estudios
formales de este arte, nos presenta dos planos generales de manifestación
de la armonía de fuerzas superiores en el Universo, y cuya dimensión
tonal todavía no está al alcance del hombre común; y el que corresponde a
los sonidos creados por el hombre con su voz, o por medio de instrumentos,
o recursos técnicos, cuyas vibraciones van en orden ascendente en cuanto
a su frecuencia, y cuya altura tímbrica o “color”, tiende a coincidir con estados
vibratorios elevados a la sensibilidad humana. Los ecos de la Música
Celestial son más bellos y de mayor permanencia en la medida que ascienden
al Mundo de Dios. En épocas anteriores a la actual, la humanidad estuvo
en contacto con esos tonos celestiales, los cuales tienen su mayor expresión
en la Región Concreta del Mundo del Pensamiento. Estos tonos empapan
y construyen todos los arquetipos, los cuales resuenan con una nota
característica poniendo en orden los átomos que forman todos los cuerpos
de los seres que existen en los mundos inferiores. En aquella época la humanidad
sabía que era también un instrumento musical viviente cuyos tonos
eran escuchados por ellos mismos, a través de una especie de percepción
interna. La supraconciencia (la que tiene el recuerdo de toda la evolución
pasada del hombre) sabe todo esto, y habiendo perdido el control de
conectarse internamente con la música celestial, ha dado origen a la segunda
manifestación musical, buscando reproducir y manifestar los tonos oscuramente
sentidos en su memoria supraconciente.
Toda composición musical, debe tener un equilibrio de los tres elementos
musicales, pues de lo contrario producirá efectos nefastos en los
seres vivos cuando está cargada de uno o de otro elemento. La melodía se
compone de una sucesión de sonidos armónicos percibidos por los nervios
auditivos que están conectados con el cerebro, el órgano físico que eslabona
al hombre con la mente. Es por tanto a través del Cuerpo Mental que el
Espíritu puede percibir la melodía producida en el Mundo Físico. Los instrumentos
de viento están relacionados con este elemento musical, el cual se
expresa como Voluntad Poder Pensamiento e Intelecto. La armonía consiste
en una mezcla agradable de tonos; se relaciona con los instrumentos de
cuerda y con la emoción e imaginación, las cuales se expresan a través del
corazón como felicidad, alegría, placer, dolor, resentimiento, vehemencia y
pena. Por lo tanto, esta ligada al Cuerpo Emocional de los seres humanos.
El ritmo es movimiento melódico y balanceado y los instrumentos de percusión,
representantes de este elemento melódico, conectan con la fuerza de
vida que produce los gestos, los movimientos que accionan miembros inferiores
y superiores, generando excitación en quienes los escuchan, deseo
por la acción de bailar, de marchar, batir palmas, marcar el ritmo con los
pies, etc. Su campo de acción está dirigido hacia el Cuerpo Físico y el Vital.
Si las composiciones musicales son creadas por músicos verdaderos,
que entran en comunicación consciente o inconsciente con la armonía característica
del Mundo Mental Concreto, tienen en equilibrio perfecto los tres
atributos. Son de tipo constructivo, armonizador y muchas composiciones
de esta clase son utilizadas para procesos de iniciación en los Misterios de
la Magia Blanca, como es el caso de la Tetralogía de Wagner, (Las operas:
“El Anillo de los Nibelungos”, “Las Walkirias”, “Sigfrido” y “El Crepúsculo de
los Dioses”), consideradas como un sumo compendio de verdades ocultas.
Igualmente, obras en violín del Maestro Niccollo Pagganini producen efectos
maravillosos, ya que en sus composiciones hay “llaves tonales”, que
propician el uso de poderes insospechados. La devoción religiosa, en sus
aspectos ceremoniales utiliza composiciones en donde se guarda la relación
de los tres atributos de Dios. La música así creada tiene virtudes mágicas,
siendo utilizada por las religiones como un incentivo devocional. Las
formas más antiguas de expresión vocal cantada, como el canto gregoriano,
los oratorios, las laudas, las misas cantadas y los himnos, fueron incorporados
a la práctica del culto divino por el Cristianismo. Muchas formas orales
venían de los salmos hebreos y árabes, y de antiquísimas formas sagradas
orientales, especialmente hindúes. Igual relieve histórico puede reconocerse
a los “Motetes”, los “Alabados”, los “himnos a la Santísima Trinidad”, que
florecieron en perfección inusitada en la obra musical de Bach, de Haendel
y de varios de los clásicos, cuyas composiciones musicales se deben a la
gran sensibilidad de estos compositores a influencias espirituales, y que
son en realidad un reflejo en el Mundo Físico de la Música de las Esferas.
Pero cuando no está presente uno de los tres elementos o predomina
uno de ellos, las creaciones musicales pueden influir negativamente en los
cuerpos del hombre y lo pueden llevar al contacto con entidades del bajo
astral. Si las composiciones musicales están cargadas de ritmo, tal como las
de origen neo-africano, (porros, cumbias, merengues, salsa, vallenato,
mapalé, son, cha-cha-cha, mambo, y otras similares, que se escuchan especialmente
en Cuba, Haití, Santo Domingo, Brasil, República Dominicana,
Venezuela y Colombia), la cual utiliza además cantos mágicos, sonidos
instrumentales de baja frecuencia y golpes rítmicos, como los toques de
percusión en tambores, tienen un poder de inmersión anímica generalmente
reconocida como éxtasis, que induce al desdoblamiento del Cuerpo Emocional
y ocasiona el dominio ciego de una entidad astral sobre el individuo,
como sucede en el vudú, la santería o el candomble. Las fórmulas rítmicas
de los toques del tambor, constituyen un puente que tiende la línea de dominio
emocional para que un espíritu del inframundo astral ocupe el cuerpo del
oyente, tomándolo como instrumento para comunicarse y manifestarse.
La música es maestra del perfecto orden, es la voz de la
obediencia de los Ángeles, la compañera del rodar de las
esferas del cielo; pero en su depravación también es maestra
del más inarmonioso desorden y desobediencia. Ruski
Por otro lado, esta clase de ritmo sin la presencia del elemento melódico,
el cual canaliza la fuerza rectora del pensamiento, produce un descontrol
de las actividades de los Cuerpos de Deseo y Físico; los deseos se alborotan
y se hacen cargo de la situación; los chakras inferiores del Cuerpo Vital
son hiperestimulados e invitan a movimientos, a menudo convulsivos, de
ciertas partes del organismo, todo ello como consecuencia de la capacidad
envolvente del sonido rítmico reiterado. Símbólicamente el golpe rítmico en
cualquier instrumento que lo produzca (tambor, maraca, metalófono o triángulo,
o idiófono) representa lo material y por eso suscita el movimiento, la
reacción física instintiva, en contraposición a la melodía y a la armonía, que
representan lo espiritual, lo cual tiene relación con las esferas superiores en
el ser humano.
La expresión más baja de esta desarmonía musical es lo que se conoce
con el nombre de rock y en sus conciertos y bailes también se producen
fenómenos similares a los que se observan en los ritos del vudú o la santería.
Existe aletargamiento, pérdida de la conciencia o fascinación incontrolable.
El efecto del rock hacia el interior del individuo no es de goce musical de
tipo estético, sino de embriaguez, de culminación de deseos insatisfechos,
que se traducen en ansiedad erótica, inconsciencia y escape hacia el inconsciente.
Algunas tendencias del rock introducen en las letras, mensajes
de contenido negativo, que al resonar en la mente de los espectadores,
inducen a una ideología de tipo demoníaco, de sueño artificial, de la destrucción
de valores, y de la sujeción a patrones de comportamiento instintivo.
Debido a la ausencia del elemento melódico, la voluntad del individuo queda
abatida y las fuerzas astrales obturan cualquier recurso de control consciente;
de tal manera, estos conciertos que no son otra cosa que gigantescas
explosiones de ritmo elemental, terminan en orgías, en agresiones absurdas
y hasta en derramamientos de sangre. El placer colectivo, que se experimenta
en los conciertos de rock, según los amantes de éste, calma todas las
ansiedades y disuelve todas las angustias.
El nacimiento y auge de la música rítmica tiene su origen en la influencia
de los Espíritus Luciferes, Los Ángeles rezagados, los cuales evolucionan
a través de la intensidad del sentimiento humano. Sabiendo que los
cuerpos del hombre están construídos y sustentados por el poder de la
música, tratan de pervertirla, en un grado tal que afecte negativamente la
naturaleza, y el hombre no busque así el crecimiento anímico indispensable
para desarrollar la Fuerza de Voluntad que lo conecte con la energía del
Padre. Por lo tanto, aquellos que aceptan ese tipo de música, dejan entrar
dentro de sí, por así decirlo, la influencia luciferiana, y retardan su desarrollo
espiritual. Bajo tal influencia, bramantes ruidos más o menos demoníacos,
han tomado gradualmente el lugar de la música celestial y han producido
muchos daños a las estructuras nerviosas del ser humano.
La música que presenta un predominio de la melodía, como es el caso
del jazz, atenta contra la fuerza del Hijo (armonía) y la del Espíritu Santo
(Ritmo); mientras que en la de tipo romántico, donde predomina la armonía,
se profana la fuerza del Padre (melodía) y la energía Creadora del Espíritu
Santo (ritmo). Un exceso de la primera clase produce alteraciones de la
voluntad y confusión mental que afecta notoriamente el entendimiento, la
comprensión y el aprendizaje humanos. Por otro lado, el hábito de escuchar
la de tipo romántico afecta el corazón y alimenta las emociones, en especial
aquellas cuyas letras traen mensajes de rencor, apego, posesividad, machismo,
odio, resentimiento, amargura, despecho, traición, infidelidad, abandono
y deseo de venganza.
Pitágoras decía a sus estudiantes que la lira era el símbolo secreto de
la construcción humana, que su estructura representaba la forma física: las
cuerdas, los nervios; y el músico que la tocaba, el Espíritu del hombre, y que
éste ha creado un funcionamiento normal, armonioso, que sin embargo, en
cualquier momento puede ser cambiado en una discordia que corrompe su
naturaleza. De igual manera, Platón desaprobaba la idea de que la música
solamente se relacionara con jubilosos y agradables sentimientos; en cambio
sostenía que ella debía inculcar amor a todo lo que es noble, y aversión
a todo lo que es mediano, degradante y bajo y que nada podría influir tan
fuertemente al ser interno del hombre, como la melodía, la armonía y el ritmo.
Estaba tan firmemente convencido de este hecho, que aseguraba que la introducción
de una nueva y presumiblemente enervante escala musical podría
poner en peligro el futuro de toda una nación; que no era posible alterar
una clave sin sacudir los propios fundamentos del estado. Insistía que era el
principal deber del estado suprimir toda música de carácter lascivo y favorecer
solamente la que era pura y digna.
En un futuro muy lejano, el hombre establecerá nuevamente el contacto
consciente con la música de las Esferas, escuchará sus sonidos internos
y se convertirá en un creador a través del poder de la música. Pero, mientras
continúe buscando la música afuera, seguirá destruyendo su naturaleza divina
e intensificando las emociones y los pensamientos negativos. Sólo cuando
entienda que la meta es la perfección es la unión con Dios, se liberará de
la influencia de su naturaleza inferior, de la esclavitud de los Espíritus Luciferes
y de todos los hombres que buscan el dominio general a través del gusto que
tiene la humanidad por la música.
Tomado de los escritos de Max Heindel y Besteiro.
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455 - JOYAS ESPIRITUALES - 05/00 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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