Un servicio prestado con amor, aunque sin discernimiento
no puede en definitiva, hacer mal a la persona
a quien se trata de servir. El poder del amor protegerá
a esa persona del daño que podría causar la imprudencia
del que sirve.
J. S. Arrundale
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454 - JOYAS ESPIRITUALES - 04/00 - FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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