¿SOMOS REALMENTE
INOFENSIVOS?
por José H. Basetti
Me sorprendió la pregunta hecha por un amigo mío: “¿Somos
realmente inofensivos?”.
Es que hay algo en nuestra naturaleza que nos obliga a ser distintos
de lo que somos.
La inofensividad es algo propio de seres altamente
espiritualizados.
Somos incapaces de hacerle mal a nadie, porque entendemos
que la justa ley de Dios no da lugar a que manifestaciones opuestas, a
partir de las causas que las producen, se identifiquen y armonicen
entre sí : el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el amor y el odio, la
libertad y el despotismo, el orgullo y la humildad.
Los opuestos se repelen entre sí.
Lo semejante atrae lo semejante.
Y siempre habrá algo que separa a los unos de los otros, no
habiendo dos seres exactamente iguales.
Es muy comprensible que existan diferencias en el pensar, en el
sentir, en cuanto a gustos y costumbres.
Sin embargo, no es ese un motivo para que estemos agrediéndonos,
peleándonos, luchando unos contra otros.
Cabe siempre ser respetuosos y tolerantes.
El que vive rectamente, sin hacerle mal a nadie sin causar a los
demás molestia o malestar alguno, ¿Qué problema ha de tener? Ninguno.
Pero el que vive mal, haciendo el mal. aunque sólo sea de intención,
¿hallará paz para su alma? ¿Qué clase de bienestar puede tener?
Lo vemos en muchísimas personas, llenándose de malos pensamientos,
a veces mal disimulados, que crean el conflicto en su interior
y que no pueden ser felices.
La felicidad para ellas es algo inalcanzable. No sólo eso sino que
además quieren impedir a otros que sean felices. Y esa actitud, soberbia,
deleznable, los va sumergiendo más y más.
A cada paso, en el camino, encuentran oportunidades que bien
podrían aprovechar para ser mejores, para disfrutar sanamente de la
vida; para sentir que el bien de Dios es derramado abundantemente
en todas partes. Pero adolecen de una ceguera espiritual muy grande,
que les impide ver cuan grande es la riqueza que cada uno podría
cultivar dentro de sí con sólo liberarse de malos pensamientos.
No tendría lugar la frustración, la amargura, la desesperanza, el
remordimiento, la “sensación de vacío”, como que la vida no vale nada;
el fracaso y mucho menos la agresividad.
Seríamos totalmente inofensivos. Seríamos los reyes de la creación,
cooperando con las fuerzas del Bien, del Amor y de la Luz.
Tendríamos de todo lo bueno en abundancia, sin envidiarle nada
a nadie; sin despojar a nadie de sus bienes.
Cada minuto de existencia en este mundo, sería un minuto vivido
con total intensidad y transparencia, no teniendo nada que ocultar.
Podríamos ver que en el no ser inofensivos estamos perdiendo
siempre la mejor oportunidad que nos da Dios para ser Sus fieles servidores,
nacidos para crear y vivir dentro del perfecto Orden Divino
donde todas las buenas cosas y experiencias son posibles.
* * *
461 - JOYAS ESPIRITUALES -- 11/00 -- FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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